Momento de la detención de uno de los secuestradores por parte de la Guardia Civil.OPC Valencia

Comunidad Valenciana  Así fue el infierno que vivieron las dos menores tuteladas captadas por una red de abusos en Valencia

Los secuestradores les suministraban drogas para aturdirlas y poder violarlas

La pericia y la desesperación de una madre por no saber el paradero de su hija durante días llevaron a la Guardia Civil a desarticular un grupo criminal que se dedicaba al secuestro y abuso de niñas menores de edad.

El pasado 23 de junio, dos adolescentes de 14 y 16 años se fugaron de un centro de menores tutelados a cargo de la Generalitat Valenciana cercano a la localidad de Gandía. Inmediatamente, sus responsables avisaron a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad con tal de dar con ellas.

En un primer momento, la madre de una de las chicas sospechaba que habían huido para reencontrarse una de ellas con su novio. Sin embargo, pronto se disipó esa intuición. El motivo fue una llamada que recibió y que no hizo sino constatar el infierno que ambas chicas estaban viviendo.

Esa comunicación fue desde un número oculto y, efectivamente, al otro lado estaba su hija. Sin embargo, no pudo conversar con ella. El motivo: ambas estaban secuestradas y una aprovechó el descuido de uno de los raptores para usar su teléfono móvil.

Fingió ser amiga de su hija

La progenitora inmediatamente puso este hecho en conocimiento de la Guardia Civil y esta comenzó a investigar.

Hubo una segunda llamada. En esta ocasión, fue el secuestrador quien contactó para ver de quién se trataba. Al poder hablar con él directamente, la madre se hizo pasar por una amiga de su hija y le dijo que no tenía dónde ir.

Ante ello, el secuestrador trató de captarla también a ella con la promesa de que, si quedaban, le llevaría donde estaban sus supuestas compañeras. La madre aceptó y concertaron verse en la estación de tren de Gandía.

A pesar del dispositivo en el lugar acordado para verse, el hombre logró huir. No obstante, las averiguaciones realizadas hasta ese momento pudieron llevar a los investigadores hasta el piso donde se encontraban las dos menores.

El escenario que vieron al entrar en el domicilio fue dantesco, toda una pesadilla.

Según los agentes, cuando la Guardia Civil llegó al lugar, las chicas «no sabían ni dónde habían estado». La razón era que los raptores, que eran al menos cuatro y todos de nacionalidad marroquí, les ofrecieron vivienda y drogas para, una vez estuvieran bajo sus efectos, abusar sexualmente de ellas.

A su vez, también les prometían dinero y regalos como patinetes para que así ofrecieran menos resistencia al acto forzado.

El agente de la Guardia Civil responsable de la investigación, en rueda de Prensa sobre el caso.Biel Aliño / Efe

La experiencia sufrida por las adolescentes fue de tal magnitud que cuesta imaginarlo. En ese domicilio, que era una vivienda okupada, no las violaron los cuatro secuestradores. Según el agente encargado de la investigación, una de ellas les llegó a relatar que había sido violada «por diez o quince hombres diferentes» –tal era su nivel de aturdimiento– a los que se les cobraba por el sexo mantenido.

Después de estar diez días secuestradas, tras rescatarlas fueron llevadas con celeridad al hospital de Gandía, donde fueron revisadas con tal de ver el alcance que las lesiones físicas producidas, así como los efectos de tanta droga consumida a la fuerza les pudiera haber provocado.

Tras la exploración médica, ambas volvieron con los responsables de velar por su tutela.

Con tal de dar con los autores de tan atroz crimen, la Benemérita puso en marcha la operación 'Alike'.

Así, a mediados de octubre los investigadores detuvieron a dos hombres, de 50 y 37 años relacionados con el caso mientras que otro consiguió huir.

Estos dos, a su vez, durante los interrogatorios señalaron a un tercer implicado, un preso en la valenciana cárcel de Picassent, pero que se encontraba entre rejas por otros hechos.

Respecto al fugado, las pesquisas realizadas permitieron localizarle en Murcia y es detenido una vez regresó a Gandía.

A los cuatro se les imputan los delitos de abusos sexuales a menores y la causa está siendo instruida en el Juzgado de Primera Instancia número 3 del municipio valenciano.

Aunque han pasado algunos meses desde que se inició la operación 'Alike', esta continua abierta, por lo que no se descartan nuevas actuaciones relacionados con las violaciones a menores.