El presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig (izq.), junto a Héctor Illueca y Aitana Mas en las Cortes regionalesMANUEL BRUQUE/EFE

Comunidad Valenciana  La implosión de la izquierda pone en peligro la reedición del tripartito valenciano

La cascada de dimisiones en Esquerra Unida y los insultos a Juan Roig se unen a la colección de líos internos en el Gobierno regional

Según la mayoría de encuestas, la presidencia de la Comunidad Valenciana va a depender a priori de muy pocos votos debido al escenario de empate técnico entre las formaciones del actual tripartito y el bloque de centro derecha

Ante ese panorama en el que la movilización resulta más capital que nunca si cabe, en las fuerzas de la izquierda se están produciendo una serie de acontecimientos que no hacen sino dejar al aire una colección de líos internos.

Una de las claves a tener en cuenta el 28 de mayo es si Unides Podem alcanza el umbral del cinco por ciento de las papeletas escrutadas. De no lograrlo, no obtendría representación en las Cortes Valencianas y comprometería sobremanera la reedición del tripartito de izquierdas una legislatura más.

El comportamiento electoral tiende a indicar que los ciudadanos suelen huir de otorgar su voto a aquellos partidos que se muestran ante la opinión pública fragmentados y divididos internamente. Este es el contexto en el que se ha instalado la izquierda valenciana en general.

Importantes dimisiones

El último ejemplo de ello lo ha protagonizado Esquerra Unida, que forma parte de la coalición Unides Podem en el parlamento autonómico. Sin que nadie lo esperase y anunciándolo por correo electrónico y no ante los órganos del partido, la ejecutiva de la formación comunista ha saltado por los aires con la dimisión de cinco de sus miembros.

Entre esas renuncias están las de destacados miembros de la organización como Estefanía Blanes, portavoz adjunta del partido morado en las Cortes regionales.

También ha presentado su dimisión Cristian Veses, que fue cesado como subsecretario de Transparencia por la consejera del ramo, Rosa Pérez Garijo, alegando «falta de confianza».

Blanes, Veses y los otros tres miembros de la ejecutiva que han oficializado su salida eran afines a la consejera, por lo que dejan a la líder de la formación en una posición ciertamente difícil e incómoda en un momento en el que se han de confeccionar las listas electorales.

Este es otro de los asuntos en los que la izquierda está dejando que se vean las discrepancias internas. De cara a asegurarse el mencionado umbral del cinco por ciento de los sufragios y de unificar el voto a la izquierda del Partido Socialista, tanto Unides Podem como Esquerra Unida llevan semanas intentando formalizar una lista conjunta con Compromís.

La coalición nacionalista, lejos de mostrarse entusiasmada, ha rechazado de plano la propuesta de los comunistas. Aunque internamente saben que van a sufrir un golpe electoralmente hablando, son reticentes a ir juntos a los comicios porque piensan que pueden capitalizar la fuga de voto que Unides Podem vaya a experimentar.

También lo hacen para evitar los enfrentamientos tanto públicos como de puertas hacia dentro entre los diferentes liderazgos. Serían varios gallos en el mismo corral y Compromís aspira a mantener, aunque menguado en escaños, su grado de influencia en un hipotético nuevo tripartito con su marca propia.

Tampoco la polémica por la aplicación de la ley del 'solo sí es sí' está sirviendo como pegamento en la izquierda valenciana.

Los representantes de Unides Podem siguen defendiendo a ultranza el proyecto fetiche de la ministra de Igualdad, Irene Montero. Independientemente de que los abusadores y violadores beneficiados rocen los cuatrocientos, los 'morados' cierran filas con Montero y repiten los pseudoargumentos de que todo obedece a una Justicia heteropatriarcal y los togados son fascistas.

En cambio, el diputado de Compromís en el Congreso, Joan Baldoví, se ha unido al sorpresivo anuncio de reforma de la ley expresado por el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños. Así, el nacionalista ha asegurado que no pasaría «absolutamente nada» si hubiera que «retocar» algún aspecto del texto legal.

A tenor de la reacción en Twitter del portavoz de Unidas Podemos en la Cámara Baja, Pablo Echenique, al anuncio de Bolaños, su formación utilizará la estrategia de equiparar con PP y PSOE a todo aquél que abogue por modificar la ley del 'solo sí es sí'. De ser así, tras los ataques a Manuela Carmena Baldoví tiene números para convertirse en el próximo facha.

De la negación a la dimisión: el giro de Compromís ante la imputación de Oltra

La situación de Compromís, a su vez, no es idílica. Hace escasos siete meses, la formación nacionalista vio como su líder, Mónica Oltra, se vio obligada a dimitir por, supuestamente, haber encubierto los abusos sexuales de su marido a una niña de catorce años en un centro de menores tutelados bajo su competencia.

Por mucho que intentaron disimular organizando una fiesta en homenaje a la imputada, la situación procesal de Oltra destapó la 'caja de los truenos' en Compromís. Así, las batallas entre las tres formaciones de la coalición –Més, Iniciativa y Els Verds-Equo– saltaron del debate interno a la opinión pública.

Esas tensiones no han terminado, por lo que el hecho de haberlas cerrado en falso puede hacer que las heridas se reabran a la hora de diseñar las listas para el 28 de mayo.

PSPV-PSOE y Compromís, calma tensa

En este panorama de hostilidades, los socialistas también tienen su propia parcela. Aunque su estructura orgánica y su trayectoria les hacen capear mejor circunstancias como estas, no se libran de los choques en la izquierda.

En este sentido, fue la propia vicealcaldesa de Valencia y candidata del PSPV-PSOE a primer edil, Sandra Gómez, quien disparó un dardo a la vicepresidenta de la Generalitat, Aitana Mas.

Le reprochó a la dirigente de Compromís que ni con ella al frente de la Consejería de Igualdad y Políticas Inclusivas ni con su antecesora, Oltra, se haya creado ni una sola plaza en residencias públicas de mayores ni en centros de día.

Estas afirmaciones no sentaron nada bien en las filas de Compromís. Tampoco favoreció para ello que, casi al mismo tiempo, Gómez organizara un acto cuya intención era demostrar que el PSPV-PSOE va a lanzarse de lleno a gestionar la Concejalía de Cultura Festiva, la auténtica joya de la corona dentro del equipo de Gobierno municipal y que a día de hoy dirige Compromís.

«¿Quieren la Concejalía de Fiestas? Nosotros también estamos preparados para llevar la Policía Local», afirmó el portavoz nacionalista en el Ayuntamiento valenciano, Pere Fuset, en un evidente desafío a los socialistas.

La cesta de la compra está siendo otra gran piedra en el zapato del tripartito liderado por Ximo Puig. Los furibundos ataques de la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, al presidente de Mercadona, Juan Roig, no han tenido una condena unánime por parte del Gobierno autonómico.

Mientras el PSPV-PSOE y Compromís sí han rechazado las palabras de la ministra, el vicepresidente Segundo del Ejecutivo de Puig, Héctor Illueca –de Unides Podem– aseguró que Belarra dijo una «verdad».

Asimismo, frente a la oposición de los socialistas, el dirigente morado se ha mostrado a favor de la intervención pública de la economía y de que se topen los precios de los alimentos.

Todos estos son los asuntos que marcan la complicada y agitada agenda de la izquierda valenciana. Curiosamente, la unidad más fuerte que PSPV-PSOE, Compromís y Unides Podem han demostrado ha sido a la hora de negarse a constituir una comisión de investigación sobre el caso Azud en las Cortes autonómicas. Sin embargo, Puig no debería confiar en que eso vaya a ser así hasta el final de la legislatura.