Andrés Roca ReyCarlos Gómez Litugo

Puerta grande, en tono menor, de Roca Rey en Valencia

El diestro peruano logra desorejar al quinto bis de la tarde tras firmar un trasteo efectistas con algunos pasajes de hondura y profundidad y una plaza entregada; Emilio de Justo y Pablo Aguado firman instantes de buen toreo, ante un encierro de Victoriano del Río, justo de presentación y de desigual juego

Caía la noche sobre Valencia y los aficionados llevaban en volandas, camino de la puerta grande, al diestro peruano Roca Rey. Una puerta grande fallera que deja por debajo del mínimo la categoría de la plaza y de la feria y cuestiona, ampliamente, el rigor que ha exhibido en otros festejos y otras faenas el palco presidencial del ciclo.

No se puede consentir que, en la primera feria de primera categoría de la temporada, el presidente ceda a la presión emocional del ambiente vivido y gestado con la lidia del quinto bis de la tarde y regale de esa manera una puerta grande tras una media faena en la que lo mejor fueron las tandas finales, esas sí, con el torero embraguetado, entregado, valiente y el toro embistiendo en profundidad. ¿Doble trofeo por una media faena? Duele Valencia y el ciclo fallero, que con decisiones así echan al traste la historia y la categoría de la plaza.

A este quinto bis, sustituto del titular que fue enviado a corrales por su manifiesta flojedad, falta de raza y de casta, indecoroso por su trapío para una plaza de primera, Roca Rey le logró firmar una faena cuyos momentos más vistosos y rotundos vinieron de mitad de trasteo hacia el final. Toro suelto y sin celo que embistió descompuesto y a su aire, con la cara a media altura, medio recorrido y poca profundidad en la primera parte de su lidia, convirtió el inicio de faena en un tira y afloja entre él y su matador. A punto de rajarse en varias ocasiones, el peruano logró acoplarse en la mitad del trasteo y fue, ahí, cuando logró sendas tandas de toreo en redondo exponiendo y entregado.

Pero todo quedó ahí. No hubo más. Toreo efectista del que agrada a un público festivo y alegre que quiso ver en hombros al ídolo y que lo consiguió concediendo las dos orejas tras la estocada arriba que enjaretó al de Victoriano del Río. La muerte espectacular del astado desató el delirio de un público hambriento de triunfos y con ganas de rentabilizar una entrada en plenas fallas y, al final, puerta grande, a todas luces, muy discutible.

La actuación ante el segundo fue, en cambio, de otro cariz. Ante el de Victoriano del Río, mejor presentado que los siete que saltaron al ruedo, Roca Rey poco pudo lucirse en la apertura de capote. Lo providencial de la tarde sobrevino en el segundo tercio cuando, al salir de un par, Viruta quedó a merced del toro que apretaba hacia tablas y su compañero Pascual Mellinas le libró del percance cantado. Brindis al público de Andrés y en el tercio del ruedo, contra viento y toro, comenzó una actuación mucho más comprometida, honesta, honrada y sincera que la vista en el quinto.

Con un toro que embestía a medias, descompuesto, pero con poder y sin entregar su acometida, Roca Rey se mostró firme y decidido buscando el lucimiento. Acelerado por momentos y templado por otros, hilvanó un trasteo en el que la clave siempre estuvo en tapar la cara del toro y evitar que saliese buscando tablas. Actitudes y aptitudes que mostró sobre ambos pitones hasta que, en el toreo al natural, acabó colándose y buscando el abrigo y resguardo de tablas, vencido por el poderío del diestro. Silencio.

Emilio de JustoCarlos Gómez Litugo

Emilio de Justo malogró con la espada su entregada actuación ante el cuarto de la tarde. A este lo recibió a la verónica con gusto, ganándole terreno y rematando con una media a pies juntos. Galleó por chicuelinas llevándolo al caballo y ya con la muleta, armó un trasteo esforzado en busca del lucimiento. Con firmeza y seguridad, lo mejor llegó con toreo en redondo. Entregado el diestro, logró cuajar varias tandas con el compás abierto y la profundidad del toreo por abajo. Rugió la plaza y se creció el diestro echándose la muleta a la izquierda para seguir con el toreo al natural. Pero por ahí se afligió el de Victorino del Río y, venido a menos y sin terminar de entregarse, la faena acabó desdibujada.

El cierre por bernadinas fue el prologo a un mal uso de la espada que le privó, posiblemente, de un trofeo. Con el que abrió plaza, de fuerzas justas y muy deslucido, resultó bochornosa la actuación de toda su cuadrilla, al convertir los dos primeros tercios en una capea. Indecoroso el desorden e indecoroso cómo estuvieron los hombres de De Justo en la lidia. Con él nada pudo hacer De Justo y, por ello, tuvo que abreviar ante el enfado e impaciencia del público valenciano.

Aguado firmó lo más estético y artístico de la tarde ante el tercero del festejo. Toreó a la verónica, en la apertura de capote, con entrega y distinción, ganándole terreno hasta rematar en el tercio. Quitó nuevamente a la verónica con empaque y temple, manejando los vuelos de las telas con primor y recibió la replica de De Justo por chicuelinas quien a su vez se vio contestado por Aguado con otro quite por el mismo palo. Después, con la muleta, cuajó un arranque de faena, sin obligar al toro, muy vistoso que fue jaleado por un público ávido de triunfos. Pero se hizo presente el viento y, a pesar de él, el diestro se peleó por lucirse en redondo con un toro venido a menos y perdiendo fuelle.

Se diluyó la esperanza del triunfo y para el recuerdo quedó esa manera de interpretar el toreo de capa, tan artística y llena de gusto. Al que cerraba plaza, un toro justo de fuerzas y abanto en sus embestida poco le pudo hacer. Llegó el toro descompuesto y Aguado solo pudo intentar buscar lucimiento con la muleta a media altura, sin agobiar ni apretar. Se paró el toro, se encerró aculado en tablas y ahí acabó el último acto del festejo. Silencio.

Ficha del festejo

  • Plaza de toros de Valencia. Viernes 17 de marzo de 2023. 6º festejo de la Feria de Fallas. Lleno de «no hay billetes». Toros de Victoriano del Río, justos de presentación, en líneas generales: 1º manso y deslucido; 2º deslucido; 3º noble y con clase, resultó manejable; 4º noble y con calidad, se desinfló pronto; 5º bis enrazado; finalmente, 6º manso y deslucido.
  • Emilio de Justo: silencio y saludos tras aviso.
  • Andrés Roca Rey: silencio y dos orejas.
  • Pablo Aguado: saludos y silencio.
  • Incidencias: El subalterno Viruta se salvó del percance ante el segundo tras salir de un par gracias al quite providencial de su compañero Pascual Mellinas. Se desmonteraron Manuel A. Gómez y Pérez Valcarce tras parear al cuarto del festejo.