El president de la Generalitat, Ximo Puig, en una imagen de archivo. EFE/Manuel BruqueManuel Bruque

Comunidad Valenciana  Puig cierra la legislatura sin aprobar su ansiada reforma electoral

El último pleno de las Cortes Valencianas no debatirá ese punto a pesar del empeño de toda la izquierda y Ciudadanos ante las malas perspectivas el 28-M

Las elecciones autonómicas se acercan y se encuentran ya a dos meses. Con arreglo a Ley Orgánica del Régimen Electoral General, las Cortes Valencianas y el resto de parlamentos autonómicos donde se haya de votar se disolverán el próximo 3 de abril, cuando resten 54 días para que se abran las urnas.

Por ello, el hemiciclo regional celebra esta semana durante dos días el último pleno del tripartito de izquierdas liderado por el socialista Ximo Puig. En él se debatirán casi una veintena de puntos para apuntalar la acción legislativa a la espera de la constitución de las nuevas Cortes en la segunda quincena de junio. En el argot político, a estas sesiones se les suele llamar 'pleno escoba'.

En el orden del día hay asuntos de notable relevancia política, como la propuesta del Partido Popular para crear una comisión de investigación sobre la presunta financiación ilegal del PSPV-PSOE en el caso Azud.

La influencia de las elecciones es tal, que Compromís ya avanzó semanas atrás que la apoyaría con su voto. Aunque es una decisión sin efecto práctico por la disolución de la Cámara, la carga simbólica tiene un enorme calado porque supone un primer «aviso» de los nacionalistas a Puig.

El centro-derecha, con ventaja

En el pleno también se debatirá una serie de mociones y nombramientos. La agenda está tan apretada que el presidente del parlamento, Enric Morera, iniciará la sesión media hora antes de lo habitual, en previsión de que se alargará.

Pero entre esos puntos no está uno que el presidente valenciano ha intentado hasta el último momento que apareciera, aunque sin éxito. Se trata de una reforma exprés de la ley electoral autonómica para rebajar el requisito mínimo de votos para tener representación en las Cortes del 5 % actual al 3 %.

Puig conoce a la perfección que las encuestas desde unos meses a esta parte vienen reafirmando que la suma de PP y Vox estaría por encima de la mayoría absoluta y, por tanto, le sacaría de la presidencia regional.

La tendencia desde la vuelta de verano hasta casi final de año daba una pequeña ventaja a PSPV-PSOE, Compromís y Unidas Podemos, con lo que la reedición del tripartito habría sido posible en ese momento.

En los últimos meses de 2022 y primeras semanas de 2023 los sondeos indicaban una situación llamada 'de dientes de sierra'. En ella, ambos bloques estaban en unas ocasiones por encima y más tarde por debajo.

Sin embargo, ese escenario de volatilidad parece que ha acabado, dando paso a una cierta estabilidad en la que Carlos Mazón sería el nuevo presidente de la Generalitat por la mínima si alcanzase un pacto con Vox.

Con ese poco alentador panorama para los intereses de las formaciones de izquierdas, todas ellas se han esforzado para modificar a las bravas la ley electoral valenciana.

Especialmente interesados en ese cambio se han mostrado en Unidas Podemos, cuya expectativa de voto está en el entorno del codiciado 5 %, aunque con una tendencia a la baja y, como consecuencia, estarían cerca de quedarse fuera del Parlamento.

Puig y su partido saben que el hecho de que los comunistas no obtengan ni un solo escaño equivale a decir que el centro-derecha recupera la presidencia de la Comunidad y la izquierda vuelve a las filas de la oposición tras ocho años.

El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, y Carlos Mazón conversan durante un evento.EFE

Ciudadanos también ardía en deseos de que la reforma se llevase a cabo. Siguiendo la dinámica en la que el partido 'naranja' está instalado desde las elecciones de 2019, el porcentaje de voto el próximo 28 de mayo no llega al 3 %. Es decir, ni siquiera modificando la ley tendría asientos en el hemiciclo.

De hecho, el acercamiento a Puig por parte de Ciudadanos tras la dimisión de su anterior portavoz, Ruth Merino, tuvo como clave de bóveda alcanzar un acuerdo in extremis para que cuajara.

Aún así, ni los tiempos ni la aritmética parlamentaria lo han permitido, ya que se necesita una mayoría de dos tercios para la reforma y los números, simplemente, no dan.

En cuanto a los tiempos, habría que ver si las urgencias por tocar la norma se deben a que durante estos años y especialmente meses tanto Ximo Puig como sus colaboradores más cercanos han pecado de un irreal optimismo demoscópico frente a la opinión real de los valencianos, Tezanos aparte.

Ahora el socialista asumirá la decisión de sus vecinos en el peor escenario para él. El PP está fortalecido, subiendo en intención de voto y habiendo sido el mayor refugio para los ya declarados exvotantes de Ciudadanos.

En cuanto a Vox, todo apunta a que mejorará los actuales diez escaños, con lo que el bloque de centro-derecha pasa de tres integrantes a dos, concentra más el voto, y su traslación a diputados será mayor.

Por parte de la izquierda, la mayoría de estudios de opinión señala que no rentabiliza su acción de gobierno y muestra un estancamiento tanto del PSPV-PSOE, que encima pasaría a ser segunda fuerza, como de Compromís.

En cuanto al ya mencionado Unidas Podemos, su objetivo primero y último es el de, como sea, alcanzar el 5 % de los sufragios. No lo tiene fácil por la consolidada tendencia a la baja de su formación, el deterioro de su imagen a nivel nacional y tampoco ayudan escándalos como los del 'solo sí es sí' o la Trans.