Comunidad Valenciana María José Catalá devuelve la alcaldía de Valencia al PP y deja atrás la etapa de Ribó
La popular ha sido elegida regidora de manera automática por ser la lista más votada y no haber obtenido ningún candidato la mayoría absoluta
María José Catalá ya es la nueva alcaldesa de Valencia. La popular recoge así el testigo de Joan Ribó, de Compromís, que le ha entregado el bastón de mando en el Pleno de constitución de la nueva Corporación municipal celebrado esta mañana en el Ayuntamiento levantino.
De este modo, el PP vuelve a estar al frente de una de sus plazas electorales más emblemáticas, cuyo Consistorio estuvo gobernado por Rita Barberá durante veinticuatro años y que se consolidó como uno de los principales valores electorales de la formación para alcanzar éxitos nacionales.
Catalá ha sido elegida por haber sido la lista más votada. En primera vuelta no ha obtenido la mayoría absoluta de la Cámara porque los cuatro partidos con representación han presentado sus respectivas candidaturas. Así, se ha procedido de manera automática a elegir a la popular como alcaldesa al haber obtenido más votos en las elecciones municipales del 28 de mayo.
Los comicios otorgaron al PP la victoria con trece concejales. La segunda fuerza fue Compromís con nueve ediles y le siguieron el PSPV-PSOE con siete y Vox con cuatro.
Bajada de impuestos
En su primer discurso como alcaldesa, Catalá ha definido sus nuevas responsabilidades como «un inmenso honor» y ha asegurado que se dejará «la piel en horas y esfuerzo» para que Valencia «recupere la luz que plasmó Sorolla» en sus pinturas. Para ello, ha garantizado que desde el primer minuto en el Ayuntamiento de la capital imperará la «serenidad, la sensatez y la cordialidad» y estará «por encima de ideologías».
Para ello, la regidora se ha comprometido a fomentar «diálogo y escucha» para conseguir «mejores servicios públicos»: «Cuidar de lo pequeño y ambicionar lo grande», se ha marcado como máxima. En esta línea, ha anunciado que su Gobierno bajará los impuestos «a todos los valencianos» por valor de 67 millones de euros. Esto afectará al Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) y a las tasas municipales. También se bonificará el 95% de las plusvalías, las herencias y las transmisiones de negocios familiares.
En otro orden de asuntos, Catalá ha prometido «luchar contra la okupación» y un plan integral de limpieza «que llegue a cada calle de la ciudad». Del mismo modo, el nuevo Ejecutivo municipal combatirá la «orfandad identitaria» que ha promovido Ribó en favor del independentismo catalán con subvenciones que rondan el millón de euros: «Valencia es España y España es Valencia. Nuestra bandera es la Real Señera. Punto. No hay más que hablar», ha subrayado.
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Muestra de que su promesa no se quedará ahí y se ratificará con hechos concretos, Catalá ha comunicado que la próxima semana legislará para que el nombre oficial de Valencia vuelva a tener carácter bilingüe -en castellano y valenciano-, algo que Ribó eliminó nada más acceder al cargo en 2015.
Una vez ya asumido el cargo de alcaldesa, Catalá tiene por delante la difícil tarea de revertir la gestión que Ribó ha llevado a cabo en la ciudad durante los últimos ocho años y que se ha caracterizado por una absoluta ideologización de la vida cotidiana. Esto ha quedado plasmado, entre otros aspectos, en el urbanismo y ordenación del tráfico, con un sinfín de atascos, obras realizadas sin el respaldo de vecinos y comerciantes, así como por un incremento de las zonas ORA y de las multas.
Asimismo, la Valencia que deja Ribó es una ciudad en la que la suciedad se ha generalizado por toda ella, llegando incluso a multiplicarse las plagas de ratas y cucarachas, producto de una política de limpieza que ha brillado por su ausencia y que deja miles de árboles sin podar y descuidados.
Igualmente, Catalá prometió en campaña reforzar la plantilla de la Policía Local con quinientos agentes más. Esta ha sido una prioridad para la nueva alcaldesa, puesto que Valencia es una de las capitales de España en las que más han crecido los delitos en los últimos años, más incluso que la decadente Barcelona de Ada Colau.
A la popular le han acompañado un nutrido número de compañeros del PP. Entre ellos estaban el que será el próximo presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón y el vicesecretario general de la formación a nivel nacional, Esteban González Pons, que cerraba la lista de modo honorífico y que será el número uno en las elecciones generales del 23 de julio.
Respecto a otras ciudades de la Comunidad, el popular Luis Barcala ha revalido su cargo de alcalde de Alicante. En las elecciones del 28 de mayo se quedó a tan solo un escaño de alcanzar la mayoría absoluta, con lo que su puesto en ningún momento ha corrido peligro. Asimismo, el PP vuelve a gobernar Castellón después de ocho años y lo hace desde hoy bajo el mandato de Begoña Carrasco, con lo que la formación gestionará las tres capitales de provincia de la región.
También lo hará en Elche, la tercera localidad autonómica más poblada. Allí, el exsenador Pablo Ruz ha alcanzado un acuerdo con Vox mediante el que desbanca al PSPV-PSOE de la alcaldía. Este hecho es destacable, ya que en el municipio ilicitano se firmó a principios de semana el primer pacto entre PP y Vox en una gran ciudad española.