La alcaldesa de Valencia, María José Catalá, con el bastón de mando.

Comunidad Valenciana  Estas son las dirigentes del PP valenciano que rompen el relato de la izquierda sobre el machismo

María José Catalá, alcaldesa de Valencia, Begoña Carrasco en Castellón o Marta Barrachina como presidenta de la Diputación dejan sin efecto la supuesta degradación de las mujeres auspiciada por socialistas y nacionalistas

Desde que el Partido Popular y Vox firmaron el pacto para establecer un Gobierno de coalición en la Comunidad Valenciana, las formaciones de izquierdas se revolvieron contra ese acuerdo. Según el PSOE y Sumar –incluyendo Unidas Podemos y Compromís, entre otros–, hay una infinidad de derechos que se van por el sumidero.

Dialécticamente son muchos, pero en la práctica no se ha derogado ninguno, básicamente porque el pacto no lo contempla y, lo que es más importante, porque ni Carlos Mazón ni ninguno de sus consejeros han tomado posesión de sus cargos. A mayor abundamiento, todavía el popular no ha sido investido.

Sin embargo, eso no es óbice para una izquierda valenciana que, todavía en shock por los resultados del 28 de mayo, sigue insistiendo en buscar culpables externos para justificar la debacle. Y ahí, el machismo siempre es buen columpio. El mapa se tiñó de azul hace un mes y las consecuencias institucionales van tomando forma. Frente al contundente resultado, socialistas, nacionalistas y comunistas siguen empeñados en posicionar al Partido Popular como una formación «machista». No obstante, es el propio organigrama en la Comunidad lo que hace que el relato socialista no se sostenga.

Latigazos a Rita Barberá

A nivel municipal, el PP en las últimas elecciones logró recuperar buena parte de los ayuntamientos. Entre ellos estuvo el de Valencia, en el que María José Catalá devolvió el bastón de mando para los populares y reconquistó la joya de la corona. Lo hizo ella, una mujer, frente a un hombre como Joan Ribó. Pero no solo eso, sino frente al equipo del nacionalista formado principalmente por hombres. Bien es cierto que su número dos en la lista era una mujer, Papi Robles, pero no es menos verdad que el equipo de confianza del exalcalde en el Ayuntamiento era mayoritariamente varonil.

Por contra, la nueva regidora se ha rodeado de mujeres. Lejos queda ya la etapa de un Giuseppe Grezzi cuyo mérito más allá de subastar carriles bicis fue plasmar en una camiseta cómo azotaba con orgullo a la difunta Rita Barberá. Así, Catalá ha nombrado a otras dos mujeres como ‘manos derechas’ de su Ejecutivo.

Tales son María José Ferrer San Segundo y Julia Climent. A la primera, polifacética y fiel a Catalá donde las haya, la alcaldesa le ha encomendado la primera Tenencia de Alcaldía, así como la Secretaría de la Junta de Gobierno y la Concejalía del área de Hacienda y Participación. Asimismo, Climent estará al frente de Recursos Humanos y Técnicos, un aspecto en el que la regidora ha puesto énfasis para mejorar uno de los puntos flacos de la gestión de Ribó.

El papel de Catalá no se reduce al de alcaldesa de Valencia. Durante los últimos años ha sido quien se ha batido el cobre contra Ximo Puig en las Cortes regionales. Ese papel ha sido valorado por el que será el próximo presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, que le ha mantenido como secretaria general del PP autonómico y le puso como número uno por la circunscripción de Valencia el 28-M.

Giuseppe Grezzi, orgulloso con su camiseta azotando a Rita Barberá.GREZZI/TWITTER

Otra mujer referente del Partido Popular es Begoña Carrasco, la nueva alcaldesa de Castellón. Muestra de que con ella no van los complejos es que, tras ocho años de la izquierda en el Consistorio, a la salida del pleno de investidura y ofreciendo el bastón de mando a sus ciudadanos, sonaron los himnos de la Comunidad Valenciana y España uno tras otro.

Carrasco no está sola en su equipo en lo que a mujeres se refiere frente al discurso del PSPV-PSOE y demás izquierdas. De hecho, cuenta con la inestimable colaboración, entre otras, de Salomé Pradas, que ha sido senadora por la provincia de La Plana y que, a su vez, ha sido designada por Mazón como portavoz adjunta del grupo Popular en las Cortes Valencianas.

Presidenta de la Diputación de Castellón

En el ámbito provincial, el futuro presidente del Ejecutivo regional también apuesta por una mujer. Se trata de Marta Barrachina, que ha sido alcaldesa de la localidad de Vall d’Alba y su lugar en el parlamento valenciano constituido el pasado lunes hace prever que tendrá un papel relevante en el hemiciclo a lo largo de la recién estrenada XI Legislatura.

En cuanto a las elecciones generales del 23 de julio, la cabeza de lista por Alicante es Macarena Montesinos, una de las personas de la máxima confianza del presidente nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo. De hecho, con la llegada del gallego a la dirección de Génova 13, ha vuelto a tener más protagonismo y en el Congreso de los Diputados se sienta en la primera fila asignada a los populares, junto a otros destacados altos cargos como Cuca Gamarra, Carlos Rojas o Jaime de Olano. Además, también es considerada la madrina política del futuro presidente de la Generalitat.

A todo lo descrito se debe sumar la composición del próximo Gobierno de Carlos Mazón. Aunque reducirá consejerías, tal como ha asegurado en diferentes declaraciones, se da por hecho que el peso de mujeres en su Gabinete será significativo y cabe destacar que será él mismo quien dirija las políticas de Igualdad.

Por tanto, la teoría de que el Partido Popular ejerce una suerte de machismo por el mero hecho de pactar con Vox no se sostiene: en Castellón ciudad y provincia gobiernan mujeres en solitario y lo mismo sucede en Valencia. Del mismo modo, todas ellas gozan de un gran poder orgánico.

El contrapunto es claramente masculino. Ximo Puig, que políticamente está en tierra de nadie, ha delegado en su consejero de Hacienda en funciones, Arcadi España. En Compromís, la situación es aún más compleja, puesto que su líder, Joan Baldoví, todavía sigue asegurando que la imputación de Mónica Oltra por, supuestamente, haber encubierto los abusos sexuales de su marido a una menor de catorce años tutelada por la propia Generalitat se debe a la extrema derecha.