Ximo Puig y Carlos Mazón, en la constitución de las Cortes valencianasEFE

Comunidad Valenciana  Enésimo giro de guion de Puig: hará la réplica a Mazón para sofocar los movimientos internos para sucederle

Tras anunciar que no sería el portavoz socialista en las Cortes Valencianas, ha vuelto a cambiar de opinión para poner en valor su legado y dejar claro que el proceso de elección del nuevo líder lo pilotará él

La XI Legislatura en la Comunidad Valenciana todavía no ha echado a andar más allá de haberse celebrado el pleno de constitución de las Cortes y ya ha tenido tres episodios cuanto menos llamativos. Uno de ellos fue, como ya informó El Debate, el acuerdo puntual entre el Partido Popular y Compromís para arrebatarle al PSPV-PSOE uno de sus puestos en la Mesa y, de ese modo, que las cuatro formaciones con representación tuvieran voz en la misma.

Los otros dos tienen que ver con la investidura del que será el próximo presidente de la Generalitat, Carlos Mazón. El pleno al respecto se celebrará mañana jueves a lo largo de la mañana y el mediodía y no habrá sorpresa, ya que el alicantino será respaldado por los cuarenta votos de su organización y los trece de Vox. En total, 53 síes, tres más de los necesarios para ser proclamado en primera vuelta con mayoría absoluta.

No había problema alguno en que la sesión hubiese tenido lugar la semana pasada, ya que el pacto de Gobierno entre el PP y el partido de Santiago Abascal estaba ya firmado y, por ende, la situación en la región era y es del todo clarificadora, sin nada que ver con las negociaciones en Extremadura, Aragón o Murcia. El retraso, no obstante, fue por deseo y orden directos del presidente valenciano en funciones, Ximo Puig.

Con tal de aprovechar al máximo la polémica que el acuerdo suscitó en sus primeros días entre la izquierda, el socialista ha estirado el chicle hasta el máximo permitido por el reglamento de las Cortes, anhelando que la bronca tuviera efectos con vistas a las elecciones generales del 23 de julio.

No acudió a una reunión con Mazón

En cambio, una vez constituidos todos los grupos parlamentarios, la presidenta del hemiciclo, Llanos Massó, fijó para mañana la celebración del pleno. Por tanto, primera rectificación de Puig: de prometer un traspaso de poderes leal y cordial, a estorbarlo con fines electorales.

El segundo fue casi en paralelo, a cuenta esta vez del sentido del voto de los diferentes partidos en la sesión de investidura. Celebrada en el parlamento autonómico, el líder de los socialistas valencianos se negó a acudir a una reunión con los populares porque, una vez perdidas las elecciones y fuera del Ejecutivo, aseguró que su rol no iba a ser el de portavoz de su grupo. Así pues, delegó en dos de sus consejeros y en una dirigente de los socialistas. De hecho, en la última ejecutiva del PSPV-PSOE, celebrada hace hoy una semana, los tres fueron ratificados como síndicos para la presente legislatura.

Sin embargo, la sorpresa ha saltado cuando se ha confirmado que la réplica a Mazón no se la hará ninguno de los portavoces nombrados hace tan solo siete días, sino que será el propio Puig el que se suba a la tribuna de las Cortes para debatir con el candidato del PP. El gesto no deja de ser curioso.

No solo significa una enmienda a la decisión tomada por los órganos internos de su partido, sino que la imagen que dejará no será la más favorable para las expectativas electorales de los socialistas: un presidente saliente, derrotado en las urnas y amortizado políticamente confrontando con quien le ha ganado y cuenta con al menos cuatro años por delante en el Gobierno valenciano.

El socialista Ximo Puig, compareciendo en la noche del 28 de mayo.PSPV-PSOE

Esta maniobra de última hora, más que por ganas de replicar a Mazón, hay quien la achaca a cuestiones de partido, que este próximo otoño elegirá en un congreso al sucesor de Puig. El nombre que unánimemente suena es el de Carlos Martínez Bielsa, secretario provincial en Valencia del PSPV-PSOE y alcalde del municipio de Mislata. Los choques entre ambos ya han empezado a producirse, siendo el más relevante la confección de las listas al Congreso de los Diputados para el 23-J. El todavía secretario general hizo una propuesta y el aspirante de facto, otra. Finalmente, Ferraz, es decir, Pedro Sánchez, se decantó por la de Bielsa.

Por tanto, la pretensión de Puig sería la de lanzar un mensaje en clave interna, especialmente a los díscolos que quieren jubilarle políticamente. Dicho con otros términos, querría debatir ‘entre presidentes de la Generalitat’ para poner en valor su legado, dejar claro que no se ha ido y que, en todo caso, el proceso para elegir nuevo líder será pilotado por él.

Pero la de la portavocía no ha sido la última rectificación de Puig sobre sus propias palabras. En los días posteriores a las elecciones autonómicas del 28 de mayo, el barón territorial aseveró en más de una ocasión que se quedaría como diputado regional y que entre sus planes de futuro no figuraba irse al Senado. Tan solo un mes después de esas afirmaciones, ha sido él mismo quien se ha encargado de desmentirse a sí mismo.

Escudándose en que ha sido «siempre» un firme defensor de la «cuestión territorial», se ha postulado para ser nombrado por las Cortes como senador por designación autonómica, algo que sucederá en un pleno extraordinario que se convocará para la última semana de julio, una vez hayan transcurrido los comicios generales. Puig explica su motivación para optar a un escaño en la Cámara Alta que días atrás rechazaba y ni siquiera contemplaba: «Ahora puede ser el momento para defender la cuestión territorial también desde el Senado».