Carlos Mazón y Joan Baldoví, en las Cortes Valencianas junto a otros miembros del Partido Popular y CompromísMANUEL BRUQUE/EFE.

Comunidad Valenciana  Compromís se supera y exige a Mazón que remodele su Gobierno nombrado hace menos de tres meses

Joan Baldoví pedirá al presidente de la Generalitat que haga cambios en su Gabinete porque ha demostrado «su inoperancia, sectarismo y una reiterada falta de respeto ante las leyes y consensos logrados»

Después de que se hayan celebrado las comparecencias en las Cortes Valencianas de los distintos consejeros que integran el Gobierno presidido por Carlos Mazón para explicar las líneas básicas que guiarán su gestión durante los próximos cuatro años, la legislatura entra de lleno en el día a día, parlamentariamente hablando.

Así, esta misma semana tendrá lugar la habitual sesión de control, que será la primera a la que se sometan los miembros del Ejecutivo autonómico y, por tanto, también supondrá el estreno del PSPV-PSOE y de Compromís en las bancadas de la oposición tras ocho años al frente de la Generalitat. Aunque el verano no ha sido especialmente intenso en el terreno informativo, todo hacía pensar que el golpe moral y político que a la izquierda le ha supuesto la pérdida del poder iba a tener su traslación en ejercer su labor fiscalizadora hasta el extremo desde el minuto uno. Y, efectivamente, así va a ser.

Un claro ejemplo de ello es el de Compromís. La nacionalistas valencianos ni siquiera le han permitido a Mazón gozar de los denominados cien días de gracia, una regla no escrita en política que se concede a los mandatarios entrantes hasta que su forma de gestionar va cogiendo ritmo en tiempo y forma. Cabe recordar que el popular fue investido el 13 de julio y que sus consejeros hicieron lo propio seis días más tarde, por lo que su marco de actuación no ha podido ser muy extenso, más aún con unas vacaciones de por medio.

«Inoperancia y sectarismo»

Sin embargo, esas circunstancias no suponen un obstáculo para Compromís, ya que su portavoz en las Cortes Valencianas, Joan Baldoví, utilizará su pregunta en la sesión de control en la Cámara regional para pedirle al presidente de la Generalitat una modificación de su Gabinete. Concretamente, la cuestión dirigida a Mazón será la siguiente: «Ante un Gobierno que ha demostrado su inoperancia, su sectarismo y la reiterada falta de respeto frente a las leyes y a los consensos conseguidos, ¿cuándo piensa realizar la primera remodelación del Consell?».

Huelga decir que los planes de Baldoví de realizar una crisis de Gobierno a un Ejecutivo que no cuenta ni con tres meses de vida no pasan por la cabeza de Mazón, por lo que la estrategia nacionalista obedecería más a cuestiones propagandísticas y a no dejar respirar políticamente hablando al presidente valenciano ni a sus consejeros, especialmente los que gestionan las áreas que entre 2015 y julio de este año estaban en manos de Compromís. Es el caso, por ejemplo, de la cartera de Educación.

En los ocho años que la izquierda estuvo en el poder autonómico este ámbito se constituyó como una de las principales herramientas al servicio del proyecto ideológico ‘a la catalana’ puesto en práctica por la alianza de socialistas, nacionalistas y los comunistas de Unidas Podemos. Con la victoria en las urnas el 28 de mayo y la posterior coalición alcanzada con Vox, Mazón tiene ahora vía libre para cumplir su promesa de revertir el «adoctrinamiento» impuesto por el tripartito y, tal como dijo, «sacar la ideología de las aulas».

Libertad para elegir centro escolar

Para ello ya ha tomado varias medidas, todas ellas con el rechazo hiperbólico de Compromís, un aspecto que por otra parte era más que previsible. Una de ellas es la eliminación de la llamada Oficina de Derechos Lingüísticos, un organismo público creado bajo la tutela de los de Baldoví con la función de «velar» por el cumplimiento de las leyes a la hora de utilizar el castellano y el valenciano, pero que en la práctica, tal como denunció el propio Mazón, ha estado actuando más a modo de «policía lingüística». Su supresión se llevará a término a través de la Ley de Acompañamiento a los Presupuestos de la Generalitat que la Consejería de Hacienda ya está elaborando.

En este sentido, Compromís también se ha revuelto ante la decisión de Educación de eliminar la obligatoriedad de que los alumnos en zonas castellanohablantes de la Comunidad tengan que estudiar en valenciano otras materias distintas a la del idioma regional, como Historia o Matemáticas. Esta medida a favor de la libertad se verá reforzada por la implantación del distrito único a la hora de la elección de centro escolar. A través de este mecanismo, los padres volverán a poder escoger dónde quieren que estudien sus hijos entre los colegios e institutos de todo el municipio de residencia y no únicamente lo que determine el código postal.

El hoja de ruta ideológica que Compromís desarrolló en la Generalitat se tambalea también desde el mismo instante en que Mazón se comprometió a eliminar el valenciano como requisito para poder optar a una plaza de funcionario en la Administración valenciana. Cuando se apruebe tendrá condición de mérito, siguiendo así la línea de que en unas oposiciones no puntúe el nivel C1 de valenciano cinco veces más que un máster o, incluso, el triple que estar en posesión de un doctorado.

Es por ese ese contexto de desmantelamiento –al que hay que sumarle bajadas de impuestos, la política de cero subvenciones a asociaciones independentistas catalanas y el impulso de una Ley de Señas de Identidad– el que merece, a ojos de Compromís, que Mazón rehaga su Gobierno. La de esta semana es la primera sesión de control al Gobierno de la Generalitat. Está por ver el tono en el que transcurrirá el pleno en las Cortes Valencianas. De momento, ya se ha producido un momento tenso entre Baldoví y la portavoz de Vox en el hemiciclo regional, Ana Vega, con lo que si se le une la petición de ceses a estas alturas, es más que probable que la legislatura sea especialmente bronca.