Joan Ribó, exalcalde de Valencia, en un Pleno del AyuntamientoEuropa Press

Comunidad Valenciana  El llamativo caso de Joan Ribó: aferrado al sillón, sin la alcaldía y con un papel secundario en la oposición

El exregidor de Valencia sigue como como concejal raso, una situación que puede obedecer a la más que compleja situación interna de Compromís, profundamente dividido y con un panorama poco alentador

El pasado 17 de junio, María José Catalá fue investida alcaldesa de Valencia, recibiendo la vara de mando de manos de su antecesor en el cargo, Joan Ribó. Las elecciones municipales celebradas veinte días antes dieron como holgada ganadora a la popular con trece concejales, seguida de los nueve que obtuvo Compromís. Al no poder sumar la izquierda, la regidora alcanzó la alcaldía por ser la lista más votada –los cuatro ediles de Vox se votaron a sí mismos–.

Con el cambio en el Ayuntamiento y tras el sonoro batacazo en las urnas que sufrieron los nacionalistas -perdieron 8.000 votos y un escaño-, todo hacía pensar que Ribó daría un paso al lado o directamente atrás y abandonaría la primera línea de la política. Esta hipótesis se daba por segura, más aún cuando el ya exalcalde, que tiene 76 años, en 2022 por estas fechas sufrió una hernia que le obligó a estar en silla de ruedas un tiempo y a realizar un parón en su actividad diaria. Incluso, se llegó a especular con que no sería el candidato de Compromís a la reelección como alcalde de Valencia, algo que a las pocas semanas él mismo se encargó de desmentir.

Pese a todo lo anterior, Ribó sigue manteniendo su acta en el Pleno municipal, algo que no solo sorprende a extraños, sino también a propios. Al respecto, dos son las posibles razones que le llevan a seguir aferrado al sillón, una de índole interna y otra externa. En cuanto a la primera, es sabido que Compromís está viviendo su peor momento desde que se constituyó como coalición. A la pérdida del poder autonómico en la Generalitat se le unen las salidas de los consistorios de Castellón y de Valencia –donde era la fuerza más votada–, así como de las respectivas diputaciones provinciales.

Dimisión de Mónica Oltra

Esa debacle electoral e institucional no se entendería sin la salida de quien fue una de sus fundadoras y líder todopoderosa de la formación, como es Mónica Oltra. Su dimisión tras resultar investigada por, supuestamente, conocer que su marido abusaba sexualmente de una menor de catorce años tutelada por su consejería y no ponerlo en conocimiento de la Justicia, supuso un antes y un después en Compromís, que de la noche a la mañana y a menos de un año de unos comicios locales y autonómicos, se vio descabezado y sin la persona que cohesionaba la organización.

Para colmo, este panorama nada alentador como telón de fondo en el día a día de los nacionalistas, en el mes de julio la coalición implosionó entre sus dos principales ‘familias’ -Més e Iniciativa- a cuenta de a qué facción le correspondía nombrar al senador por designación autonómica. La fractura fue de tal calado, que todavía a día de hoy la reconciliación entre esas dos patas, que representan Joan Baldoví y la exvicepresidenta Aitana Mas, respectivamente, se antoja bastante lejana en el tiempo.

La alcaldesa de Valencia, María José Catalá, con la vara de mando tras recibirla de manos de Joan Ribó (i)EFE

Quizás por todo ello, Ribó prefiera aguantar un tiempo prudencial al frente de Compromís en la ciudad de Valencia y en sus órganos internos a nivel regional, puesto que su salida definitiva podría ser la gota malaya para un partido sin más referentes que un Baldoví que ha dejado el Congreso de los Diputados para ser el segundo y último portavoz de la oposición en las Cortes Valencianas, una responsabilidad diametralmente distinta a la de ser vicepresidente de la Generalitat que ya creía tocar con la punta de los dedos cuando dejó Madrid.

La debacle de Compromís, culpa de Ayuso

El otro motivo por el que el exalcalde levantino seguiría como concejal raso estaría relacionado con la visión que tiene Compromís de que los valencianos el pasado 28 de mayo votaron mal y por eso el binomio que formaba con el PSPV-PSOE no se pudo revalidar. El propio Ribó tras las elecciones aseguró que la campaña estuvo protagonizada por temas de interés nacional, por lo que se habló «poco de las cosas de la ciudad». Por si no fuera suficiente con el nulo nivel de autocrítica, le echó la culpa a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, por proponer que cada casa tuviera macetas en sus balcones y terrazas.

En este sentido, Ribó habló y a día de hoy sigue pensando que en las votaciones hubo «pautas externas» a Valencia que permitieron una «movilización de la derecha muy potente». Como consecuencia, Compromís cree que los ciudadanos valencianos en su amplia mayoría respaldan la gestión que llevaron a cabo el exregidor y su equipo de Gobierno entre 2015 y 2023. En base a esa visión autocomplaciente de su propia ejecutoria y con un enemigo externo como causante de todos los males electorales, tampoco sería descartable que Ribó apurase y jugase su último cartucho político a una hipotética vuelta a la alcaldía. Si no fuera esa su intención, los movimientos –que no suelen ser discretos– en las filas de Compromís para sucederle comenzarán más pronto que tarde.