Ximo Puig y Pedro Sánchez, en Sagunto, en marzo de 2023Jorge Gil / Europa Press

Comunidad Valenciana

Dilatar al máximo la investidura, la estrategia de Sánchez que ya utilizó Puig con Mazón

El expresidente de la Comunidad Valenciana bloqueó hasta el máximo el plazo legal la investidura del 'popular' a pesar de que ya tenía firmado un pacto de coalición con Vox

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, sigue manteniendo negociaciones con partidos independentistas con tal de amarrar su investidura para ser reelegido después de que el Rey Felipe VI le designara candidato. De esa encomienda hace casi un mes –concretamente se cumplirá el próximo día 3– y todavía la presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol, no ha fijado una fecha para que el líder socialista se someta a la confianza de la Cámara Baja. Esta parsimonia contrasta con la celeridad con la que la balear puso día y hora en el calendario al presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo: «A mí me la dio en 24 horas», dijo el dirigente semanas atrás.

Esta actitud de dilatar hasta el máximo legal los plazos para formar gobierno, sin embargo, no es algo propio y genuino del secretario general del PSOE ni una artimaña que los asesores del Palacio de la Moncloa se hayan sacado de la manga. En el PP valenciano bien lo saben porque están escarmentados. Las elecciones autonómicas del 28 de mayo dejaron como resultado 53 escaños en las Cortes Valencianas a la suma de los 'populares' y Vox, tres escaños por encima de la mayoría absoluta. Dicho con otras palabras, el tripartito formado por el PSPV-PSOE, Compromís y Unidas Podemos esa misma noche vio cómo sus ocho años en la Generalitat tenían los días contados.

Tras confirmarse los resultados con la holgada victoria del centro-derecha y la debacle en las urnas de la izquierda, el vencedor de los comicios, Carlos Mazón, emprendió una ronda de contactos con los partidos que en las urnas lograron representación parlamentaria. En ese mismo instante se supo que el presidente de la Generalitat en funciones, Ximo Puig, y su formación no iban a poner ningún tipo de facilidades para poner en marcha la legislatura y que el nuevo Consell echara a andar. No lo hicieron en cuanto a las formas, ya que PP y Vox tenían más de la mitad de los diputados en el hemiciclo valenciano y ya habían firmado un pacto para gobernar en coalición, pero también en las formas.

Puig, un paso al lado que nunca dio

Al igual que su jefe de filas, Puig optó por aplazar el mayor tiempo posible la toma de posesión de su sucesor al frente del Ejecutivo regional. Así, el PSPV-PSOE configuró su grupo parlamentario en las Cortes el último día que el Reglamento del Parlamento autonómico lo permitía. Esto ocurrió casi dos meses después del 28-M y era un sencillo trámite que PP, Vox e incluso Compromís ya habían realizado con una semana de antelación. Merece la pena resaltar la intencionalidad política de lo descrito, puesto que ya se habían convocado las elecciones generales y porque mientras los partidos no se configurasen formalmente, la presidenta del hemiciclo, Llanos Massó, no podía iniciar conversaciones con el objetivo de designar candidato a la Presidencia de la Generalitat.

Del mismo modo, resultó llamativo que en el transcurso de esos días Puig apelara constantemente a una supuesta «voluntad» de llevar a cabo «lo más rápidamente posible esta transición». No obstante, esa intención nunca fue tal. De hecho, Puig declinó reunirse con Mazón en la reunión que el PP y el PSPV-PSOE mantuvieron y delegó en sus portavoces parlamentarios, Rebeca Torró y Arcadi España, aludiendo a que su papel en la presente legislatura sería de perfil bajo y no el de líder de la oposición. En realidad, hasta la fecha está siendo así, pero no por un prometido pero nunca dado paso al lado por parte del expresidente valenciano, sino porque su escaño ha estado vacío en las dos sesiones de control al Consell que se han celebrado, la última el pasado jueves. Ausencia total.

Ximo Puig, líder del PSPV-PSOE, y Carlos Mazón, presidente de la Generalitat ValencianaEuropa Press

El nivel de indignación en las filas 'populares' fue tal que durante esos días y hasta que Massó pudo fijar la fecha de la investidura de Mazón en el calendario, las quejas hacia Puig fueron constantes: «Salga ya del sillón, no se eternice más, no prolongue más, no tome más decisiones con un Gobierno en funciones», le reclamó un ahora presidente regional ansioso por poner en marcha el «cambio» frente a las políticas de socialistas, nacionalistas y comunistas.

Firme defensor de la amnistía

Aunque la relación entre Ximo Puig y Pedro Sánchez ha pasado por numerosos altibajos –más bajos que altos, sobre todo en e último año–, es notable el seguidismo fiel y férreo del valenciano ante el presidente del Gobierno en funciones desde que supo que perdería la Generalitat. Es por ello que prácticamente de la noche a la mañana, se ha mimetizado con su jefe y ahora es un indudable defensor de, entre otras medidas, aprobar una ley de amnistía a favor de los líderes independentistas catalanes y de todo su entorno que están condenados, procesados o tienen causas pendientes con la Justicia a consecuencia del procés.

Tanto es así que en el debate al respecto celebrado en la Comisión General de las Comunidades Autónomas que tuvo lugar en el Senado este mismo octubre, Puig rechazó tomar la palabra a pesar de que hasta minutos antes de empezar la sesión estaba previsto que interviniera. De hecho, a su llegada al Comité Federal del PSOE celebrado este pasado sábado, el secretario general de los socialistas valencianos afirmó que la amnistía supone «un paso adelante» y «dar la cara por España» para que Cataluña pueda «formar parte de una salida constitucional».

Durante las últimas semanas, se ha extendido el rumor de que Puig se postula para ser el próximo ministro de Política Territorial en el caso de que Sánchez fuese investido. Son los propios dirigentes socialistas valencianos los que se están encargando fuertemente de extender esa supuesta noticia a sabiendas de que, una vez perdida la Presidencia de la Generalitat, su futuro político solo puede pasar por Madrid.