La presidenta del Congreso, Francina Armengol, impone la Medalla del Congreso a la princesa LeonorEFE / Ballesteros POOL

Armengol obvió el Estatuto de Autonomía y catalanizó la cultura valenciana durante la jura de Leonor

La presidenta del Congreso utilizó la figura del poeta valenciano Vicent Andrés Estellés como referente literario catalán, contraviniendo que la máxima ley regional define que la lengua «propia» de la región es el valenciano

La presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol, catalanizó este martes la cultura y la lengua valencianas durante la jura de la Constitución por parte de la Princesa Leonor. Ocurrió cuando citó al poeta valenciano Vicent Andrés Estellés, poniéndole como una referencia literaria catalana. La exmandataria balear es una firme defensora del uso de las lenguas cooficiales en la Cámara Baja, así como de la unidad entre valenciano y catalán en contraposición a lo estipulado en el Estatuto de Autonomía.

De hecho, ambos aspectos los reivindicó a los pocos minutos de ser elegida para el puesto con los votos del PSOE, Sumar y demás partidos nacionalistas e independentistas, asegurando que esa iniciativa serviría como un instrumento de «diálogo» frente al «odio y los insultos».

En su primera intervención como tercera autoridad del Estado, la balear citó varias veces los idiomas catalán, euskera y gallego e, incluso, utilizó distintos términos de éstos con tal de acercar el Parlamento a la «España real». Esa actitud la volvió a demostrar este martes durante la jura de la Carta Magna realizada por la heredera al trono. En este acto, al igual que hizo en el mes de agosto, volvió a catalanizar la lengua y la cultura valencianas en favor de una supuesta unidad lingüística entre ambas regiones que no existe como tal.

El valenciano, lengua «propia»

Armengol quiso enfatizar la riqueza cultural de España, particularmente en lo que se refiere a las lenguas cooficiales. Así, comenzó su alocución dando los buenos días en castellano, catalán, euskera y gallego, una fórmula que también empleó a modo de agradecimiento para terminar sus palabras. Con tal de incidir en su objetivo ideológico, la socialista citó al citado poeta para utilizar su frase de «lo que vale es la conciencia de no ser nada si no se es pueblo». A continuación, también mencionó al guipuzcoano Felipe Juaristi y a la gallega Xohana Torres en sus respectivos idiomas regionales.

Este hecho resultó más que llamativo porque del discurso de la presidenta del Congreso se desprendió que el catalán y el valenciano son una única lengua, lo que contraviene lo estipulado en el Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana. Ya en el Preámbulo del texto, se detalla que la «lengua valenciana» es la «propia» del territorio, «junto al castellano», al igual que en el artículo sexto a lo largo de sus ocho puntos se detalla cuál será su desarrollo legislativo.

La unidad idiomática es una de las bases sobre las que pivota la acción política y social del independentismo catalán. De hecho, sus máximas aspiraciones territoriales pasan por constituir lo que los propios rupturistas denominan «Países Catalanes», es decir, un único Estado integrado por lo que hoy es Cataluña, Islas Baleares, la Comunidad Valenciana, parte de Aragón y el sur de Francia. Esta posición surge a raíz de una lengua supuestamente compartida a pesar de que la Historia lo desmiente. En cambio, este aspecto no ha sido obstáculo para que Armengol mencionara implícitamente esa unión idiomática.

La presidenta del Congreso, Francina Armengol, durante la jura de la Princesa LeonorChema Moya / EFE

No obstante, que la dirigente socialista haya hecho una defensa pública de esta posición resulta extraño. Durante sus ocho años al frente del Ejecutivo insular, llevó a cabo una política de absoluto mimetismo con el secesionismo, calcando sus postulados y favoreciendo económicamente que asociaciones rupturistas organizasen actividades a favor de su ideario. Esto se dio de manera muy incisiva en las escuelas, la Administración y los medios de comunicación catalanistas, habitualmente agraciados por partidas aprobadas por el Gobierno balear entre 2015 y 2023.

Armengol y Puig, a rebufo de Aragonès

Convencida republicana y militante en su época estudiantil en el Bloc d'Estudiants Independentistes para años después negar esa deriva rupturista, entre las medidas más controvertidas de Armengol esos años está el decreto del catalán, que indicaba que en las oposiciones que el Sistema de Salud balear convocase los aspirantes debían acreditar, al menos, el nivel elemental en catalán a los dos años como máximo de haber obtenido la plaza.

Este texto eminentemente nacionalista no solo provocó una fuga masiva de médicos, enfermeros y celadores que todavía a día de hoy se arrastra, sino que fue recurrido y finalmente declarado nulo tanto por el Tribunal Superior de Justicia de Islas Baleares como por el Supremo. Por tanto, no existe un acercamiento de Armengol hacia el anexionismo, sino que ya se encontraba junto a sus simpatizantes puesto que buena parte de su ejecutoria ha estado orientada a promover el independentismo, tal como hizo este martes unificando el valenciano y el catalán.

Pedro Sánchez conversa con Francina Armengol al término de la jura de la Constitución de la PrincesaEFE / Chema Moya

En el caso valenciano, la deriva no fue muy distinta bajo los dos mandatos del socialista Ximo Puig en la Generalitat, ejemplo de que más allá de compartir siglas políticas también hacían lo propio con la acción de gobierno. Al igual que su entonces colega autonómica, el ahora senador destinó a colectivos independentistas 13 millones de euros. Con esa cantidad, el anexionismo ha podido hacer una defensa pública de los «Países Catalanes» en Castellón, Valencia y Alicante.

Además de lo meramente presupuestario, la política educativa y de acceso a la Función Pública regional también estuvo caracterizada por seguir la hoja de ruta catalanista. Valga como muestra que el tripartito plantease, siguiendo la línea de Armengol y Aragonès, que para ser funcionario regional el nivel C1 de valenciano puntuase cinco veces más que tener un máster y el triple que un doctorado. Finalmente, la oposición social, política y profesional le obligó a dar marcha atrás en su tramitación parlamentaria.