El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a María Jesús Montero, en el Congreso de los Diputados

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a María Jesús Montero, en el Congreso de los DiputadosRTVE

Reforma de la financiación, el regalo envenenado de Sánchez por sus pactos con los independentistas

Modificar el sistema de reparto de fondos es una de las reivindicaciones de Mazón, que exigirá hacerlo «con sentido de Estado y sin privilegios» ante la sospecha de que el socialista vuelva a ceder ante sus socios

Si al presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, le hubiesen preguntado por el contenido de su carta a los Reyes Magos, a buen seguro habría indicado que en un lugar prioritario estaba la reforma del modelo de financiación autonómica, uno de los asuntos que más reivindica dada la situación de desigualdad en la que se encuentra la Comunidad en comparación a los fondos que reciben otras regiones de España.

Por su peso demográfico, más de cinco millones de habitantes, y por los servicios que da a lo largo del año, los recursos que llegan desde la Administración del Estado son tan escasos que la han colocado a la cola en lo que a relación dinero-prestaciones se refiere. Desde su faceta institucional, el jefe del Ejecutivo valenciano viene reivindicando en todo momento la urgencia de modificar el sistema de cara a adaptarlo a uno nuevo más justo y equitativo entre todos los territorios del país.

Tras la negativa reiterada por parte del Gobierno central a abordar esta materia a lo largo de la pasada legislatura, la compleja aritmética parlamentaria y la imperiosa necesidad de llegar a pactos pueden obligar al Ejecutivo a tener que plantearse seriamente tratar el tema en el mandato inaugurado hace unas semanas. Sin embargo, este hecho en ningún caso tranquilizaría a Mazón. Más bien, todo lo contrario. Para contextualizar el panorama basta con rescatar la frase que Mariano Rajoy le espetó a Pedro Sánchez a principios de 2016, cuando el socialista se presentó a una investidura que terminó en un sonoro fracaso: «No viene usted solo, le acompaña un pasado».

Financiación a la carta

Esta sentencia se podría complementar añadiendo que al presidente del Gobierno se le puede predecir sin demasiada dificultad cómo actuará en el futuro más inmediato. Y es que sus alianzas con partidos independentistas de toda clase y condición son suficiente aval para justificar la desconfianza que la Generalitat Valenciana pudiera tener ante una hipotética reforma del modelo de financiación autonómica, puesto que las cesiones de Sánchez hacia estas formaciones con tal de lograr sus respectivas investiduras y, posteriormente, sacar adelante sus medidas han sido una constante y no se prevé que el paisaje vaya a cambiar en el corto plazo.

De este modo, las reservas del Consell son claras: Si Sánchez se decidiera a tratar el asunto en cuestión, planea el temor de que el nuevo sistema se convierta en uno a la carta, siguiendo las exigencias que sobre la mesa pusieran organizaciones como el Bloque Nacionalista Galego (BNG), algunos de las confluencias de Sumar o Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). Y, cómo no, en este hipotético proceso aparecerá (ya ha aparecido, de hecho) el nombre de Carles Puigdemont. El expresidente catalán, todavía fugado de la Justicia española, es plenamente consciente de que el líder socialista depende de él para seguir siendo el inquilino del palacio de la Moncloa.

Carlos Mazón, pronunciando su discurso de fin de año

Carlos Mazón, pronunciando su discurso de fin de añoGVA

Retomando la frase de Rajoy, el dirigente de Junts per Catalunya, juntamente a sus no tan colegas de ERC pueden presumir de haber logrado que Sánchez se arrodillara hasta los niveles de eliminar del Código Penal el delito de sedición, rebajar el de malversación y, más recientemente, registrar en el Congreso el proyecto de ley de amnistía, así como de haber pactado una quita de la deuda catalana por valor de 15.000 millones de euros.

«Sin privilegios»

Con estos antecedentes, no resulta descabellado pensar que en las cabezas tanto de Mazón como de otros presidentes autonómicos exista la posibilidad de que esa senda continúe invariable. Hasta el momento, todas las peticiones del independentismo han sido bendecidas. Es la metodología 'sanchista', aquella por la que no ha negado que vaya a acometer, tal como le pide Pere Aragonès, una financiación «singular» para Cataluña.

En su discurso de fin de año, el primero estando al frente de la Generalitat, el jefe del Consell ya apuntó cuál sería su hoja de ruta respecto a la financiación. Así, aseguró que seguirá reclamando un reparto justo para la Comunidad, apostillando que lo hará «con rigor, con perspectiva de Estado y sin privilegios», para exigir «todo aquello que nos pueda ser negado».

Por tanto, aunque Sánchez pudiera presentar ante los presidentes regionales y la opinión pública que la modificación de la financiación autonómica es un regalo fruto de su generosidad a pesar de haberla tenido metida en el cajón al menos seis años, las sombras no se disiparán. Si al secretario general del Partido Socialista «le acompaña un pasado», su futuro se lo ha atado él mismo a personajes como Oriol Junqueras, Carles Puigdemont o Arnaldo Otegi. Es por eso que ese supuesto regalo podría estar envenenado, ya que lejos de avanzar hacia un reparto de fondos atendiendo a criterios de población y prestación de servicios, no sería descartable que estuviera escrito al dictado de sus socios.

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