El peral embrujado en AlteaWikimedia

Alicante  La leyenda del árbol hechizado de Altea y la anciana que engañó a la muerte gracias a san Antonio

El relato cuenta cómo una anciana hechicera conocida como la Tía Miseria pudo eludir su fatal destino gracias al peral que poseía

En la localidad de Altea, en Alicante, se cuenta la leyenda de la Tía Miseria, una mujer anciana y extremadamente pobre, pero dotada del don de la magia, tanto que la temían por hechicera.

Nadie se atrevía a enfrentarse a ella, y su morada era un misterio para los habitantes del pueblo. Algunos aseguraban haberla visto en una cabaña, mientras que otros afirmaban que habitaba en una cueva en las afueras de aquella localidad.

Todo lo que se sabía de la Tía Miseria era que subsistía gracias a las limosnas de sus vecinos, y que protegía con celo un único tesoro, un peral del cual nadie se atrevía a tomar sus frutos.

Sin embargo, la tranquilidad de la Tía Miseria se veía perturbada cada cierto tiempo por un grupo de muchachos traviesos que, para burlarse de ella, sacudían el peral y se llevaban las pocas peras que tenía.

Pegados al árbol

Una noche, durante una tormenta, la Tía Miseria recibió una visita inesperada. Un viejo vagabundo empapado buscaba refugio y la anciana, compadeciéndose de él, lo acogió en su cabaña y le ofreció un plato caliente.

Al despertar, el vagabundo reveló su verdadera identidad, era san Antonio, y como muestra de agradecimiento por la hospitalidad, ofreció concederle un deseo a la Tía Miseria. La anciana pidió que todo aquel que intentara robar sus peras quedara pegado al árbol hasta que ella decidiera liberarlo.

En los años siguientes, la Tía Miseria vivió sin carencias y aquellos que intentaban robar sus frutos se encontraban con un castigo merecido. Sin embargo, llegó el día en que la muerte vino a buscarla.

Astutamente, la anciana invitó a la muerte a subir al peral para recolectar algunas peras y, una vez arriba, la dejó atrapada. Durante el tiempo que la muerte estuvo pegada al árbol, ni la Tía Miseria ni ningún otro anciano pereció.

Una de las calles principales de la localidad alicantina de AlteaTurismo de la Comunidad Valenciana

Esta situación provocó la inquietud entre los viejos del pueblo, quienes, hastiados de una larga vida, decidieron derribar el peral. Sin embargo, todos los intentos resultaron en vano, ya que aquellos que se acercaban quedaban igualmente pegados al árbol. Ante esta situación, la Tía Miseria impuso una condición: la muerte no volvería por ella hasta que ella misma la llamara tres veces.

Oculta en una cueva

Así, la muerte accedió a la petición de la anciana, cobrando las vidas de aquellos cuyo destino era descansar en paz, mientras que la Tía Miseria continuaba su existencia oculta en una cueva, protegida por su viejo peral y el don concedido por San Antonio.

La leyenda del árbol embrujado de Altea perdura como un recordatorio de la astucia y el poder de la anciana hechicera conocida como la Tía Miseria.