Uno de los ajuares expuesto en el MARQMARQ

Historia valenciana

Así era el ajuar funerario de las niñas víctimas de la primera pandemia mundial en Alicante

En la muestra expuesta en el MARQ se podrán ver joyas mortuorias de época bizantina que reflejan un intento de conferir estatus a las jóvenes muertas a causa de la peste de Justiniano

El Museo Arqueológico de Alicante (MARQ) ha inaugurado una exposición que arroja luz sobre una época desconocida y, a la vez, sobrecogedora de la historia. Desde este martes, los visitantes ya pueden admirar cuatro conjuntos de joyas bizantinas hallados en la necrópolis del yacimiento de Cabezo del Molino.

Esta muestra, titulada Ajuares para la eternidad. El rito funerario en el Cabezo del Molino, no solo exhibe objetos preciosos, sino que también narra un episodio crucial: la llegada de la peste de Justiniano, la primera pandemia mundial documentada.

El yacimiento, situado al noreste de la población alicantina de Rojales, a la margen izquierda del río Segura, ha resultado ser uno de los primeros en la provincia en confirmar la presencia de población bizantina (siglos VI-VII d.C.). Además, este sitio alberga una de las primeras manifestaciones de comunidades cristianas en el mundo rural de la península.

Ajuar encontrado en la excavaciónMarq

Uno de los aspectos más impactantes de las excavaciones es el elevado número de enterramientos infantiles. Estos niños, víctimas de la devastadora peste de Justiniano, forman un grupo significativo dentro de la necrópolis. En particular, se ha descubierto un conjunto de sepulturas de niñas de entre seis y 12 años, tratadas con un especial cuidado en su muerte. Estas infantes, que no llegaron a cumplir rituales sociales de gran importancia como el matrimonio, fueron enterradas con ajuares que simbolizan una boda póstuma.

Ritos «conmovedores y únicos»

La comisaria de la exposición, María Teresa Ximénez de Embún, señala que estos ritos funerarios son «conmovedores y únicos». Los ajuares incluyen collares y pendientes hechos de ámbar, bronce, plata, pasta vítrea y piedras semipreciosas como cornalina y turquesa. Estos hallazgos no solo son extraordinarios por su calidad y conservación, sino también por lo que representan: un último intento de otorgar a las niñas un estatus social que la peste les negó en vida.

Yacimiento de Cabezo del MolinoMARQ

Cabezo del Molino es un yacimiento arqueológico, pero también un testimonio vivo de la historia. Su ocupación humana se remonta al siglo III a.C., con evidencias de culturas íbera y romana. Sin embargo, su fase bizantina, marcada por la instalación de una gran necrópolis, es la que más destaca actualmente en investigación.

En torno al año 550 d.C., numerosa población del Mediterráneo oriental, bajo el dominio del Imperio Bizantino, llegó a la península ibérica. Estos grupos, probablemente compuestos por militares y comerciantes, se establecieron en el sureste y suroeste, en ocasiones entrando en conflicto con el Reino Visigodo de Toledo.

Planimetría del yacimiento Cabezo del MolinoMarq

Aunque existe abundante información sobre el Imperio Bizantino y sus emperadores, la vida de las comunidades que se asentaron en la zona sigue siendo una incógnita. Por este motivo, la investigación en yacimientos como el del Cabezo del Molino son cruciales para desentrañar estos misterios.

La exposición destaca por la singularidad y belleza de los objetos mostrados y también por lo que nos revelan sobre las prácticas funerarias de las primeras comunidades cristianas rurales. En estas sociedades en transición hacia la Edad Media, alcanzar el estatus de casada era vital para las mujeres. Igualmente, las joyas funerarias reflejan un intento de conferir clase social, incluso en la muerte, a las jóvenes víctimas de la peste de Justiniano.