Chilo suppressalis, una plaga con la que el Gobierno valenciano quiere acabar por sus daños en la AlbuferaLiCheng Shih vía Wikipedia

Comunidad Valenciana

Así funciona la técnica de «confusión sexual» que combate a una de las plagas más dañinas de la Albufera

El Gobierno valenciano pretende diezmar la población de Chilo suppressalis, una polilla que está causando estragos en los arrozales valencianos

El Gobierno de la Generalitat Valenciana trata de diezmar la población del Chilo superessalis, una polilla que está causando estragos en los arrozales valencianos, especialmente en la Albufera, mediante una técnica llamada «de confusión sexual».

El plan llevado a cabo por la Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca, para acabar con este insecto, conocido como cucat y que constituye la principal plaga del arroz en la región, es respetuoso con el entorno y con el propio cultivo y consiste en la instalación de 480.000 difusores en los arrozales de toda la Comunidad Valenciana.

El suministro, confección y colocación en las explotaciones supone un coste de 450.000 euros, que aporta la Consejería en su totalidad y que se aplica en una extensión superior a las 15.300 hectáreas en el Parque Natural de la Albufera y en las zonas productoras de Alicante y Castellón.

El objetivo es evitar que el cucat del arroz ataque a la planta, pudiendo producir su muerte y, en consecuencia, una merma importantísima de la producción. Se trata de un método que ofrece grandes ventajas, debido a que actúa específicamente sobre esta plaga y no afecta en ningún momento ni al resto de insectos beneficiosos ni a otros animales, además de no dejar ningún tipo de residuo al ser todo el material degradable.

Pero, ¿cómo funciona exactamente esta técnica? Las varillas contienen difusores de feromonas, que de manera natural emiten las hembras para atraer a los machos y reproducirse. Al cubrir toda la superficie arrocera de la feromona, el macho no es capaz de detectar las pequeñas cantidades emitidas por las hembras y, por tanto, no llega a producirse el apareamiento.

El consejero de Agricultura de la Comunidad Valenciana, José Luis Aguirre, en la AlbuferaGVA

La finalidad de estos tratamientos es conseguir rebajar el nivel de la población de este insecto, de manera que afecte, en la menor medida posible, a este cultivo de gran importancia en la región, como explica el Consell en un comunicado, en el que añade que esta metodología cuenta con la aceptación por parte de los agricultores y además resulta de alto interés ecológico para el espacio en el que se encuentran ubicados los arrozales.

El consejero del ramo, José Luis Aguirre (Vox), ha comprobado de primera mano su funcionamiento. Este lunes visitaba unas parcelas en el entorno del Parque Natural de la Albufera, donde ha participado en la colocación de las varillas difusoras de feromonas que producen la confusión sexual del cucat y de una manera natural que evita la utilización de productos fitosanitarios.

Aguirre ha valorado positivamente esta técnica y ha destacado el trabajo conjunto de la administración y del sector agrícola trabajando de manera coordinada. «Se trata de una alternativa viable, eficaz y accesible económicamente», precisan desde el Gobierno autonómico.

Quejas por la fauna

En las últimas semanas han arreciado las quejas de parte del campo valenciano que cultiva en la Albufera debido a la proliferación de animales como flamencos, patos o jabalíes que dañan sus cosechas y producen graves pérdidas económicas.

Una postura que no comparten desde las organizaciones ecologistas. En un correo enviado a este periódico, la Plataforma Defensa Animal Valencia afea que «a los arroceros les viene muy bien victimizarse ante los medios de comunicación y criminalizar a los animales para ello, pero no tienen rigor científico alguno ni proponen medidas efectivas».

Asimismo, en el escrito denuncian que el agua de la Albufera está «mugrienta» y critican el «desastre medioambiental que las actividades humanas están creando allí», así como el silencio desde el sector agrícola a la ampliación del Puerto de Valencia que, aseguran, dañará al parque natural.