Historia valenciana
Descubren que uno de los casos más antiguos de malaria en Europa fue el de un 'alicantino' de hace 5.000 años
Un estudio internacional desvela que un hombre de Villena protagonizó el primer caso registrado de esta enfermedad en la Península Ibérica
Un equipo internacional de investigadores, liderado por el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Alemania, ha realizado un estudio revolucionario que reconstruye la historia evolutiva de la malaria durante los últimos 5.500 años y que implica a la Comunidad Valenciana.
Este ambicioso proyecto, que involucra a 80 instituciones de 21 países, ha identificado al comercio, la guerra y el colonialismo como los principales factores en la propagación global de esta devastadora enfermedad. Investigadores de la Universidad de Valencia (UV) y la Universidad de Alicante (UA) también han desempeñado un papel crucial en este estudio, recientemente publicado en la prestigiosa revista Nature. Este equipo ha descubierto en el municipio alicantino de Villena a un hombre enterrado hace aproximadamente 5.000 años, cuya infección de malaria representa uno de los testimonios más antiguos de la enfermedad en Europa y el más antiguo conocido en la Península.
El análisis se centra en el análisis del genoma del Plasmodium, el parásito responsable de la malaria, que se transmite a través de la picadura de mosquitos anofeles. Mediante la extracción de muestras de ADN de 36 individuos infectados provenientes de cinco continentes, los investigadores han trazado un mapa detallado de la dispersión histórica de la enfermedad.
La contribución de Gabriel García Atiénzar, del Instituto de Investigación en Arqueología y Patrimonio Histórico (INAPH, UA), y de Domingo Carlos Salazar García, del Departamento de Prehistoria, Arqueología e Historia Antigua (UV), ha sido fundamental en la búsqueda, recolección y contextualización histórica y antropológica de las muestras arqueológicas utilizadas en el estudio.
Uno de los hallazgos más significativos del estudio es la identificación de Plasmodium vivax, una de las especies más letales del parásito de la malaria en América. Este parásito llegó con los colonizadores europeos y causó la muerte de una gran parte de las poblaciones indígenas. En particular, el análisis del ADN de un individuo infectado en Perú mostró similitudes con cepas europeas antiguas, confirmando que la malaria fue introducida por los colonizadores y se estableció en la región, donde aún persiste.
La movilidad, clave en la propagación
La investigación también revela la vinculación de la propagación de la malaria con actividades militares en Europa. En Mechelen, Bélgica, el análisis de ADN humano y patógeno reveló casos de malaria en soldados de diversas regiones mediterráneas que se encontraban en el primer hospital militar permanente entre los siglos XVI y XVIII. Asimismo, en Chokhopani, Nepal, se descubrió un caso reciente de Plasmodium falciparum relacionado con el comercio de larga distancia en áreas de baja altitud donde la malaria es endémica. Estos hallazgos subrayan la influencia de la movilidad humana en la propagación histórica de la enfermedad.
En la Península Ibérica, una de las muestras arqueológicas más relevantes proviene del yacimiento de la Cueva de las Lechuzas, en el municipio alicantino de Villena.
Sinergias entre ciencias y humanidades
García Atiénzar destaca la revolución técnica y metodológica que está transformando la arqueología prehistórica en los últimos años: «Hoy podemos plantear preguntas que hace una década eran impensables. Los avances en disciplinas como la bioarqueología permiten obtener respuestas sólidas sobre las condiciones de vida, las relaciones interpersonales y los nexos de unión entre diferentes comunidades a lo largo de la Prehistoria». Del INAPH también participaron en la investigación M.ª Paz de Miguel Ibáñez y Alejandro Romero Rameta.
Por su parte, Salazar, arqueólogo biomolecular, resalta la importancia de los estudios interdisciplinares como este, que establecen un diálogo entre las ciencias y las humanidades para comprender mejor nuestro pasado. Sin embargo, también lanza una crítica reflexiva: «¿Cómo es posible que, tras habernos adentrado en lo más íntimo del genoma de nuestro linaje humano, aún mueran tantas personas cada día a causa de una enfermedad que lleva tanto tiempo entre nosotros y de la que conocemos tanto? Algo está fallando».
El estudio, además de proporcionar una visión detallada de la historia de la malaria, subraya la necesidad urgente de enfrentar esta enfermedad con mayor eficacia, utilizando el conocimiento histórico y científico acumulado para desarrollar estrategias más efectivas de prevención y tratamiento. La malaria, que en 2022 causó cerca de 250 millones de infecciones y más de 600.000 muertes según la Organización Mundial de la Salud (OMS), sigue siendo una amenaza global.