Destrozos ocasionados por la DANA en la localidad valenciana de Aldaya

Destrozos ocasionados por la DANA en la localidad valenciana de AldayaBorja Andrés

Borja, víctima de la DANA en Aldaya: «El destrozo es total, pero es bestial cómo se ha volcado el pueblo»

El municipio valenciano ha sido uno de los más afectados y en las próximas horas se podrían confirmar más muertes

El contexto que se está viviendo en la provincia de Valencia como consecuencia de los devastadores efectos que ha producido la DANA es multitud de municipios la gente, sea de la zona o de cualquier parte de España y de otros países, la define con un sinfín de expresiones: terrible, horror, increíble, tremendo… Sin embargo, la respuesta ciudadana ante tan nefasto panorama únicamente tiene un nombre, que se está repitiendo por todas partes y en todos los medios de comunicación, redes sociales y conversaciones: Simple y llanamente se llama solidaridad.

De ello da buena cuenta Borja, cuya empresa en la localidad de Aldaya se ha visto gravemente afectada por el temporal, la mayor tragedia natural sufrida en la historia del país. Según relata a El Debate, la estampa que tanto él como sus empleados han vivido durante estos días es desgarradora: «El pueblo parece un videojuego de zombis».

Así, declara que él salió de trabajar el mismo 29 de octubre, el 'martes negro' y, al poco tiempo, los acontecimientos se precipitaron sin remedio alguno: «A mí como tal no me avisaron de nada. Fue el encargado quien me llamó y mientras hablábamos la riada se llevó su coche y su moto», comenta, subrayando que esta última no la encontró "hasta el viernes, es decir, tres días después». Como era previsible, ambos vehículos quedaron «siniestro total».

Gestiones con el seguro

A las pocas horas, ya el miércoles, Borja se acercó hasta el local, pero la fuerza del agua había hecho imposible acceder al mismo: «Todo estaba lleno de barro, agua, escombros y coches», comenta. Sin embargo, y lejos de sumirse en la desesperación, lo que hizo fue ponerse «a ayudar», una incansable tarea que realizó hasta el jueves 31, cuando ya pudo acceder a la oficina, encontrándose un panorama del todo desolador:

«Todo estaba embarrado y tanto las dos furgonetas como el coche que tenemos estaban inundados». Ante ello, apunta que contactó con los trabajadores de la empresa para saber si algunos de ellos podían acercarse hasta el lugar y, entre todos, limpiar las instalaciones. La respuesta fue unánime y los ocho empleados que lograron desplazarse se pusieron manos a la obra en la tarea viendo de primera mano un «destrozo total».

La fuerza de la riada produjo cantidad de escombros y lodo

La fuerza de la riada produjo cantidad de escombros y lodoBorja Andrés

Preguntado sobre si se ha puesto en contacto con su seguro, Borja indica que sí ha comenzado a hacer los pertinentes trámites con el consorcio, aunque todavía es muy pronto para «saber cuánto y cuándo pagará». No obstante, deja el aspecto económico a un lado y se centra en ensalzar la respuesta de los vecinos frente a la DANA:

«Estamos súper unidos. La solidaridad está siendo inmensa», señala, valorando emocionado que mientras él y sus trabajadores seguían con las escobas y demás utensilios para intentar volver a lo más parecido a la normalidad dentro del escenario dantesco que se vivía y se continúa viviendo, no fueron pocos los vecinos que les preguntaban si necesitaban «ayuda», un aspecto que agradece sobremanera.

Como el compromiso mostrado por todos los integrantes de la empresa fue enorme, no requirieron del esfuerzo extra ofrecido de manera altruista. Es más, le valió a Borja para, en un rato de descanso para reponer unas fuerzas que pese a querer lo contrario no son inagotables, fuera sorteando la inmensa cantidad de obstáculos a un supermercado y pudiera comprar barras de pan, agua embotellada y demás víveres para los voluntarios y residentes: «Compré todo lo que pude. Se lo di a un vecino y él se encargó de repartirlo», afirma.

Aún así, y aunque reitera que es «bestial cómo se ha volcado todo el mundo unos con otros» en Aldaya, la realidad es la que es y no le quita ni lo más mínimo de importancia: «Todo esto que estamos viviendo es muy triste».

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