Así fue el ataque en el que murió un fraile en Valencia: «Encontré cuerpos en el suelo con charcos de sangre»
Fray Ángel Ramón relata el suceso en el que un hombre irrumpió en el Monasterio del Santo Espíritu del Monte de Gilet al grito de «¡Soy Jesucristo!» y dejó un monje fallecido y varios heridos de gravedad
El monasterio de Santo Espíritu del Monte, un lugar de recogimiento espiritual en Gilet (Valencia), se convirtió en el escenario de un acto de violencia extrema el pasado sábado. Un hombre de 46 años irrumpió en el monasterio y atacó con brutalidad a los frailes que se encontraban en sus habitaciones. El ataque dejó como saldo la muerte de un monje, tres heridos graves y una comunidad religiosa profundamente consternada.
Fray Ángel Ramón, cocinero del monasterio y uno de los testigos directos del suceso, relata a El Debate lo ocurrido. «Escuché gritos desde la cocina y subí corriendo. En el patio encontré al agresor apaleando al guardián del convento. Le dije: '¿Qué pasa? ¿Qué quieres?' Y respondió: 'Soy Jesucristo y vengo a matar a los frailes'. Luego se abalanzó sobre mí y me golpeó con fuerza, pero conseguí resistir lo suficiente para intentar llamar a la Policía. En ese momento, huyó».
Cuando Fray Ángel entró al interior del convento, el panorama era desolador: «Encontré cuerpos en el suelo con charcos de sangre». Tras una breve pausa continúa: «Uno de mis hermanos estaba agonizando, con la cabeza prácticamente abierta tras recibir el impacto de una botella. Otro caminaba desorientado, sin poder articular palabra. Fue una escena aterradora», añade con evidente conmoción.
El fraile más afectado por el ataque fue Fray Juan Antonio, de 76 años, quien falleció el lunes en el hospital debido a un traumatismo craneoencefálico severo. Las heridas que sufrió fueron de tal magnitud que, pese a los esfuerzos médicos, no pudo recuperarse.
Entre los heridos se encuentra Fray Carlos, de 96 años, quien sufrió fractura de mandíbula y daños graves en una oreja, que le quedó colgando. Los golpes que recibió, según el cocinero, fueron de una violencia muy difícil de aguantar a su avanzada edad. Otro de los frailes, Fray Albert, de 66 años, está hospitalizado con un coágulo cerebral que requiere vigilancia constante, mientras que un cuarto hermano ya ha sido dado de alta, aunque sigue convaleciente.
El agresor, identificado como Javier, tiene antecedentes relacionados con el consumo de drogas y trastorno mental. Según el testigo, su conducta violenta podría estar relacionada con el consumo de estupefacientes. «Las drogas actuales afectan más a la mente que al físico. Este hombre no parecía un indigente: vestía bien, estaba fuerte, pero su mirada y sus actos eran propios de alguien fuera de sí», explica Fray Ángel.
Rezos por el agresor
El ataque ha dejado a la comunidad monástica sumida en la reflexión. «Nunca habíamos vivido algo así en los años que llevamos aquí. Rezamos por el alma del hermano que nos ha dejado, pero también por el agresor. Es imposible que una persona tenga tanta maldad sin estar inducida por algo. Queremos entender qué lo llevó a cometer este acto», expresa Fray Ángel, quien destaca la fortaleza espiritual del grupo pese a la tragedia.
El monasterio, situado en una zona aislada de la montaña, carece de medidas de seguridad adecuadas, algo que los frailes están decididos a cambiar tras este episodio. «Estamos en un lugar muy tranquilo, rodeados de paz y armonía. Quizás por eso nunca pensamos en instalar cámaras o alarmas, pero ahora es evidente que necesitamos protección», señala el religioso y cocinero.
A pesar del dolor, los frailes destacan la solidaridad recibida de vecinos y fieles. «La gente nos ha llamado, nos ha traído comida, se han preocupado por nosotros. Esto demuestra que hay mucha más bondad que maldad en el mundo. No dejaremos que este suceso nos haga desconfiar de las personas», asegura Fray Ángel, con un mensaje de esperanza.
Por ahora, el monasterio intenta volver a la normalidad, aunque la huella de lo ocurrido tardará en borrarse. «Somos seis ahora, antes éramos siete. Haremos todo lo posible por honrar la memoria de nuestro hermano y continuar nuestra vida en paz, como siempre lo hemos hecho», concluye Fray Ángel.
Ayer el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 6 de Sagunto (Valencia), decretó prisión provisional, comunicada y sin fianza para el detenido, que fue arrestado el lunes en Puerto de Sagunto tras ser localizado en un piso okupado. Las autoridades trabajan para esclarecer los detalles del ataque y determinar las circunstancias exactas que lo motivaron. La autopsia de Fray Juan Antonio será clave para confirmar el grado de ensañamiento, algo que podría agravar las posibles condenas del agresor.