Así está Paiporta, la zona cero de la DANA, un mes después de la tragedia

Las imágenes de la riada que el pasado 29 de octubre desoló 70 municipios de la provincia de Valencia han dado la vuelta al mundo. Por desgracia, localidades como Torrente, Massanassa, Aldaya, Picaña y tantas otras llevan 31 días siendo noticia en los medios de comunicación por la desolación que allí ocurrió y que se llevó, entre todas, las vidas de más de 220 personas. Un mes después de la tragedia, El Debate ha estado en Paiporta, la zona cero de la gota fría, para comprobar de primera mano cuál es la situación y qué sienten los vecinos

Marian Moncho Borja
Marian Moncho Borja

Actualizada 04:30

Paiporta

En busca de comida

Con solo dos farmacias y un bar que han reabierto, los puntos de recogida de alimentos y productos de primera necesidad se han convertido en algo básico para los vecinos.

Marian Moncho Borja

Paiporta

Barro lo que era césped

El campo de fútbol de Paiporta continúa totalmente inundado. Lejos quedan ya aquellas imágenes en las que jugadores y aficionados celebraban goles.

Marian Moncho Borja

Paiporta

Casas inhabitables

Se cuentan por centenares las viviendas del municipio en el que, un mas después de la DANA, sus habitantes no pueden entrar y tampoco saben si lo podrán volver a hacer.

Marian Moncho Borja

Paiporta

Continúa la limpieza

Aunque en nivel de fango ha disminuido a lo largo de estas cuatro semanas, todavía sigue habiendo lodo en las calles que voluntarios, militares y efectivos de emergencias se afanan en retirar.

Marian Moncho Borja

Paiporta

Coches apilados

Entre la multitud de imágenes que ha dejado la riada, la de decenas de coches amontonados unos sobre otros sigue estando presente en las calles de Paiporta.

Marian Moncho Borja

Paiporta

Documentos perdidos

Escrituras de pisos, documentos personales, fotografías… Todo eso y mucho más es lo material que el agua se llevó con furia el pasado 29 de octubre.

Marian Moncho Borja

Paiporta

Cementerios de coches

Los solares de las afueras del pueblo se han convertido en un auténtico cementerio de coches y de otros electrodomésticos que los vecinos han ido sacando de sus casas.

Marian Moncho Borja

Paiporta

Una piscina totalmente embarrada

Al igual que con el campo de fútbol, la piscina municipal de Paiporta hoy día sigue siendo todo un lodazal.

Marian Moncho Borja

Paiporta

El barro sepulta los coches

Más allá de los citados solares, numerosos coches se encuentran sepultados en no pocas localizaciones del municipio.

Marian Moncho Borja

Paiporta

Otro parking arrasado

Garajes y plantas bajas han sufrido los estragos del agua, como este parking de un edificio que todavía estaba sin construir y donde la riada llevó varios vehículos y lo inundó.

Marian Moncho Borja

Paiporta

Motos intactas pero con barro

Como si de Pompeya se tratara, estas dos motos siguieron en pie tras el paso de la DANA, pero su paso no pudo evitar llenarlas de barro.

Marian Moncho Borja

Paiporta

Los trabajos no cesan

Las labores de limpieza, adecuación y mantenimiento de las calles de Paiporta siguen y seguirán a pesar de haberse cumplido un mes del temporal.

Marian Moncho Borja

Paiporta

Coches convertidos en chatarra

Son miles las toneladas de escombros que se llevan retirando a lo largo de todos estos días, especialmente en lo que se refiere a los coches, que las grúas recogen decenas diariamente a destajo.

Marian Moncho Borja

Paiporta

Los interiores, un gran peligro

La limpieza de los interiores de fincas es un gran peligro no solo de salud pública, sino también de seguridad por el riesgo de que puedan ceder y se vengan abajo.

Marian Moncho Borja

Paiporta

De un gimnasio a la nada

El ocio lleva un mes sin existir en Paiporta. Hacer unas pesas en una planta baja o en un gimnasio se contempla a día de hoy como algo del todo imposible.

Marian Moncho Borja

Paiporta

Los niños ya no juegan

Uno de los segmentos de la población en los que se está centrando todo lo relativo a la educación y a la salud mental es el de los niños. Habituados a jugar en parques y compartir juguetes con sus amigos, ese plan tardará mucho tiempo en repetirse.

Marian Moncho Borja

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