Avisos tardíos, lucha política, visitas de los Reyes o «que lo pidan»: lo que ha pasado en un mes tras la DANA
El trágico 29 de octubre de 2024 ha marcado un antes y un después a nivel social, económico e institucional de proporciones inimaginables
El 29 de octubre de 2024 cambió para siempre la historia de la Comunidad Valenciana. Y lo hizo de una manera más que trágica: con más de 220 muertos, un sinfín de vidas destrozadas y 70 pueblos devastados, inundados de lodos, con miles de coches apilados unos sobre otro y, sobre todo, con una incertidumbre total sobre cuál será a corto, medio y largo plazo el devenir de todos sus vecinos
Este viernes se cumple justo un mes de aquel fatídico día en el que la riada arrasó con todo a su paso. Un mes tras el que el dolor sigue siendo el mismo, pero al que se le han sumado desesperación y una absoluta refriega política.
Con el puente de Todos los Santos a la vista y con multitud de planes por hacer, el último martes de octubre comenzó con una alerta naranja por «precipitaciones fuertes» declarada por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), un aviso que se tornó en rojo cuatro minutos después de las 8 de esa misma mañana: «¡Mucha precaución! ¡El peligro es extremo! No viaje salvo que sea estrictamente necesario», advertía el organismo a través de la red social X, la antigua Twitter.
Utiel y Requena se inundan
Prácticamente de inmediato, el Ayuntamiento de Valencia decide cerrar parques, jardines y cementerios de la ciudad y diversos municipios suspenden las clases. A lo largo de toda la jornada se van sucediendo mensajes sobre la evolución de la DANA por parte de todas las administraciones. Entre ellos, la delegada del Gobierno en la Comunidad, Pilar Bernabé, comenta en À Punt, la televisión autonómica, que el fin de la alerta está previsto a las 18 horas, ya que el temporal se iría desplazando hacia el norte.
Sin embargo, poco después Requena y Utiel comienzan a inundarse, dejando estampas inimaginables según todas las predicciones. A las 12:20, el servicio de Emergencias de la Generalitat manda un aviso especial por alerta hidrológica en el barranco del Poyo. Las lluvias no remiten y el río Magro comienza a desbordarse ante un aumento de su caudal.
Producto de la gravedad de lo habido y de lo que podía haber, a las 15:21 el Ejecutivo regional solicita la intervención de la Unidad Militar de Emergencias (UME) y a las 17 se configura el Centro de Coordinación Operativa Integrado (CECOPI), al que Carlos Mazón llega en torno a las 19 horas. Los peores augurios se cumplen a las 18:46, cuando la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) envía un correo a Emergencias con un dato terrorífico: el caudal por el barranco del Poyo es de 1.725,89 metros cúbicos por segundo.
Al igual que Requena y Utiel por la mañana, localidades como Paiporta, Chiva, Picaña, Torrente y muchas más se ven en cuestión de minutos anegadas por una cantidad de agua que no deja nada a su paso. No obstante, no es hasta las 20:11 cuando la Generalitat envía un SMS masivo con recomendaciones y alertando. Esa misma noche se confirman las primeras muertes.
Ya el miércoles por la mañana la cifra de fallecidos supera los 50. En cambio, ese hecho no evitó que, pese a suspenderse la sesión de control al Gobierno en el Congreso, sí se celebrara la votación urgente para nombrar a los consejeros de Radiotelevisión Española. Solo los diputados del Partido Popular, Vox y Compromís se ausentaron de un pleno que también tiene ya su hueco en la historia.
El paisaje el día 30 es desolador se mire por donde se mire: «apocalíotico» o «como en la guerra» son algunos de los testimonios de ese día, que se juntan con el llanto de cientos de familias por las recientes pérdidas y por los nervios de tantas otras por no saber nada de sus seres queridos.
Ya el 31 de octubre, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, visita el CECOPI acompañado de Mazón y Bernabé. Quizás ese fuese uno de los primeros y últimos instantes de cordialidad entre las instituciones central y regional. Mientras tanto, miles y miles de voluntarios luchan contra el fango en los municipios afectados. La instantánea del puente de la pedanía valenciana de La Torre pasará a ser imborrable, al igual que los vecinos siguen estupefactos porque el Ejército aún no ha llegado a sus calles.
La primera polémica de la DANA surgirá a raíz de unas declaraciones de la entonces consejera de Industria, Innovación, Comercio y Turismo, Nuria Montes, diciendo que «donde mejor pueden estar» los familiares de las víctimas es «en sus domicilios», con lo que pedía que no se acercasen a la morgue instalada en la Ciudad de la Justicia. Esas palabras le acabarán costando el cargo.
Apenas 24 horas después, la colaboración institucional se empieza a quebrar y surgen los primeros cruces de acusaciones sobre si la Generalitat debió declarar el estado de emergencia, por qué tampoco lo hizo el Ejecutivo central o de quién dependía el mantenimiento y adecuación del Poyo. El cabreo de los vecinos se incrementaba de forma exponencial y la mayor prueba de ello fue la visita de los Reyes, Sánchez y Mazón a Paiporta.
Con centímetros de lodos en las vías, a la comitiva no pocos de los residentes y voluntarios les lanzaron barro, otros objetos y les proferían insultos de todo tipo como «asesinos». De hecho, Sánchez tuvo que ser evacuado y dejó solos a Mazón, a Don Felipe y a Doña Letizia. Los Monarcas se acercaron a consolar a los vecinos comprendiendo por todo lo que estaban pasando. Algunos de ellos les dijeron: «No es por ustedes».
La siguiente semana no fue ni mucho menos más calmada. A la par que Gobierno y Consell anuncian sus respectivos paquetes de ayudas a la provincia, se acusan mutuamente: de nuevo, el SMS masivo, la CHJ y otros asuntos vuelven a la primera línea del debate político. Ese clima de denuncias entre unos y otros irá creciendo por días hasta hoy mismo y no tiene visos de apaciguarse prontamente.
Los días 3, 7, 8 y 9 de noviembre marcarán un antes y un después en la gestión de la crisis. La primera fecha fue en la que el presidente del Gobierno dice que si la Generalitat «necesita más recursos, que los pida». Esas palabras todavía le persiguen. Lo mismo sucede con la otrora consejera de Justicia e Interior, Salomé Pradas, que reconoció haber sabido del sistema de envío masivo de alertas poco antes de las 20 horas del día 29.
En cuanto al 8, se dio a conocer que durante la tarde de la riada Mazón había estado comiendo en el restaurante El Ventorro, cerca del Palau de la Generalitat, con la periodista Maribel Vilaplana para ofrecerle la dirección de À Punt. Ese episodio todavía le lastra y centra buena parte de las acusaciones de la oposición y de las preguntas de los medios de comunicación.
Respecto al día 9, tuvo lugar una masiva manifestación en el centro de Valencia a la que acudieron 130.000 personas pidiendo la dimisión del mandatario, al que volvieron a llamar «asesino». La marcha concluyó con incidentes y con la detención de varios participantes.
En medio de todo este contexto, y con los vecinos siguiendo retirando barro, coches, electrodomésticos y otros enseres, Mazón compareció en las Cortes el 15. Durante su intervención asumió errores y anunció cambios en su Consell de cara a la «reconstrucción». Esa remodelación se saldó con los relevos de Montes y Pradas y con la creación de la Vicepresidencia segunda y Consejería para la Recuperación Económica y Social, a cuyo frente ya está el Teniente General Francisco José Gan Pampols.
Por otra parte, los Reyes volvieron a la Comunidad Valenciana. Lo hicieron el 19 visitando Chiva y Utiel. El ambiente radicalmente opuesto al vivido el día 3, puesto que solo recibieron gritos de «viva» y aplausos en todo momento. En ambas visitas Felipe VI y Doña Letizia se acercaron a saludar a los vecinos que les esperaban con ilusión.
Volviendo a la refriega política, el papel jugado por la CHJ, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) a punto estuvo de truncar las expectativas de la ministra, Teresa Ribera, de ocupar la vicepresidencia y una comisaría europea. Es más, tras su examen en Bruselas su elección se retrasó una semana. En la capital comunitaria pronunció el día 12, es decir, dos semanas después de la tragedia sus primeras declaraciones y acerca de la DANA.
No fue hasta el 20 de noviembre cuando hizo lo propio en el Congreso y en el Senado. En ambas cámaras el discurso de la socialista fue el mismo: la CHJ avisó en todo momento de lo que estaba sucediendo y sus competencias las cumplió, por lo que descargó toda la responsabilidad en Mazón y la Generalitat.
Otro episodio destacable a lo largo de este mes sucedió el viernes 22 cuando la ministra de Defensa, Margarita Robles, acudió a Paiporta. Junto a un garaje inundado, sus propietarios le echaron en cara por qué el Ejército no les ayudaba a desembarrar el inmueble, les contestó en un tono de enfado y abroncándoles que ella no tenía «la culpa».
Este mismo miércoles, Sánchez compareció en San Jerónimo para dar cuenta de la ejecutoria de su Gobierno acerca de la gota fría. Siguiendo el guion previamente expuesto por Ribera, las expectativas se cumplieron y los fallos, errores que su Gabinete pudo cometer, así como el más mínimo atisbo de autocrítica brillaron por su ausencia.