Ángela Hernández, la alicantina que rompió barreras para las mujeres en la tauromaquia
Pionera en obtener el carné de torera profesional en España, su lucha marcó un hito en la igualdad en los ruedos
En el Museo Taurino de Alicante, un espacio rinde homenaje a la figura de María de los Ángeles Hernández Gómez, conocida como Ángela, quien derribó barreras en un ámbito históricamente reservado a los hombres. Nacida en Alicante el 2 de agosto de 1946, Ángela se convirtió en un referente para las mujeres al lograr el primer carné profesional de torera en España en 1974. Su legado sigue vivo, no solo por los logros en su carrera, sino también por su lucha en favor de la igualdad en los ruedos.
La historia de esta alicantina comenzó cuando, con tan solo 13 años, decidió irrumpir como espontánea en un festival benéfico celebrado en la plaza de toros de Alicante. Era noviembre de 1959 y nadie entendía qué estaba pasando cuando aquella joven, movida por una vocación temprana, saltó al ruedo. Aunque fue detenida, el acto marcó el inicio de un camino que la llevaría a convertirse en un símbolo para su generación.
Desde su infancia, tenía claro que quería ser torera. Huérfana de padre y madre a los 15 años, viajó por toda España buscando quién le enseñara a torear. En su juventud, inició su carrera como rejoneadora, formándose en la finca del ganadero Muñoz Guerra en Trebujena (Cádiz). Allí, comenzó a destacar en los circuitos taurinos junto a la rejoneadora Amalia Gabor, con quien formó una exitosa pareja artística que llenó plazas en localidades como Cádiz, Sevilla y Marbella.
Sin embargo, su objetivo era más ambicioso: quería torear a pie. Con la ayuda de figuras del toreo como Paquito Esplá y Pepe Manzanares, desarrolló su técnica y consolidó su conexión con el público. A pesar de sus progresos, la legislación española de los años 60 prohibía a las mujeres torear a pie en festejos profesionales. Determinada a superar estas limitaciones, Ángela simultaneó su carrera de rejoneadora en España con actuaciones a pie en América y Francia. En países como México, Guatemala, Perú y Venezuela, donde fue apodada 'Argelilla la torera', cosechó triunfos que reforzaron su reconocimiento internacional.
Cumplió su sueño en España
Pero su mayor lucha estaba en España. Durante años, Ángela abogó por la derogación del artículo 49 del Reglamento Taurino, que impedía a las mujeres vestirse de luces y ejercer como matadoras. Finalmente, en agosto de 1974, su esfuerzo dio frutos: se publicó en el BOE la modificación que permitió a las mujeres acceder a la profesión taurina en igualdad de condiciones. Ese mismo año, la alicantina obtuvo su carné de matadora, convirtiéndose en la primera mujer en hacerlo. Su debut oficial como torera tuvo lugar el 15 de septiembre de 1974 en Jerez de los Caballeros (Badajoz), y al año siguiente, se presentó con picadores en la plaza de Palma de Mallorca.
Aunque las lesiones limitaron su carrera en España, reapareció en América en 1986 y volvió a los ruedos españoles en 1990, toreando en la ciudad alicantina de Elche. Tras retirarse, se dedicó a apoderar a diestros como Luis Rubias, Ignacio Ríos y Conchi Ríos. Sin embargo, su legado no se limita a sus logros personales, sino al camino que abrió para otras mujeres en la tauromaquia, incluyendo figuras como Conchita Cintrón y Cristina Sánchez.
La matadora falleció en 2017, dejando un importante legado. Hoy, su ciudad natal le rinde homenaje con un espacio en el Museo Taurino de Alicante, recordando a una mujer que luchó por la igualdad en una época en la que conceptos como mujer y traje de luces era impensable que pudieran ir unidos.