Un vehículo de la Policía Nacional, en una imagen de archivoPolicía Nacional

Detienen en Valencia un uzbeko por captar a extranjeros y explotarlos laboralmente en su restaurante

Los empleados cobraban 500 euros cada tres meses y estaban amenazados con dejarles en la calle si no trabajaban bien

Agentes de la Policía Nacional han detenido en la ciudad de Valencia a un hombre de 41 años, de origen uzbeko, como presunto autor de un delito de trata de seres humanos con fines de explotación laboral, tras supuestamente captar a compatriotas suyos con la promesa de ofrecerles trabajo en el restaurante que regentaba en España. Los empleados convivían en una habitación sin ventanas ubicada en el mismo local, percibiendo 500 euros de salario al cabo de tres meses de trabajo, con jornadas de hasta once horas diarias.

Según ha informado la Policía en un comunicado, las labores de investigación arrancaron en el mes de septiembre con la denuncia de una persona que narraba que el propietario de un restaurante de Valencia podría estar dedicándose a la «captación» de compatriotas suyos en su país de origen para que se desplazaran a trabajar a España.

Víctimas amenazadas y vejadas

Agentes de la Unidad contra Redes de Inmigración Ilegal y Falsedad Documental (UCRIF) de la Brigada Provincial de Extranjería y Fronteras de Valencia se hicieron cargo de las pesquisas al objeto de comprobar los hechos ante la posibilidad de que el denunciado pudiera estar cometiendo un delito de trata de seres humanos con fines de explotación laboral.

Comprobados los hechos y fruto de las indagaciones, los agentes pudieron determinar el modus operandi llevado a cabo por este individuo, que presuntamente captaba a través de las redes sociales a ciudadanos procedentes de países de Uzbekistán, Tayikistán o Kirguistán, con la «falsa promesa» de contratarles para trabajar en el restaurante que regenta, por una remuneración de 1.200 euros, así como la regularización administrativa en España.

Asimismo, los policías descubrieron que las víctimas eran alojadas en el mismo restaurante, en una especie de habitación sin ventanas, donde dormían en un colchón que había comprado una de ellas. Los empleados permanecieron en esas condiciones durante tres meses, trabajando de diez a once horas diarias de lunes a sábado, por lo que percibieron un total de 500 euros de salario.

Además, el presunto explotador supuestamente vejaba y amenazaba a las víctimas con despedirlas y dejarlas en la calle si no trabajaban bien, aprovechándose de su situación de vulnerabilidad en la que se encontraban en España. Por tales hechos, el propietario del restaurante, sin antecedentes, fue detenido como presunto autor de un delito de trata de seres humanos con fines de explotación laboral, siendo puesto a disposición judicial.