Valencia tras la DANA
El Ejército se afana en lograr la vuelta al cole en Paiporta: «También es importante recuperar la cabeza»
El Debate comprueba cómo los militares ponen a punto el CEIP Jaume I, en la localidad más afectada por la DANA, para que los niños puedan retomar las clases cuanto antes
Más de un mes después de que la DANA arrasara Paiporta, el estado de la localidad sigue siendo lamentable, aunque, según quienes han podido ver su evolución durante este tiempo, la mejora ha sido de gran calado. Todavía se pueden ver coches apilados y otros que todavía no han sido retirados. El barro en muchas vías ya es tierra seca y se puede comprobar cómo en el área industrial hay movimiento. Queda mucho por hacer, pero hay un signo de esperanza: una vez llevado a cabo el grueso de la reposición de los elementos de primera necesidad, ya se comienza a trabajar sobre los de segunda, como las instalaciones deportivas o los colegios.
Se estima que en las siete decenas de municipios afectados por la DANA en la provincia de Valencia hay unos 10.000 alumnos que todavía no han vuelto a sus clases tras la catástrofe. En el caso de Paiporta, la zona cero de la DANA, todavía no se ha recuperado la actividad lectiva en Infantil y Primaria, aunque sí en buena parte en los institutos, principalmente en segundo de Bachillerato, según explicaba su alcaldesa, María Isabel Albalat, hace unos días. Pero esto está a punto de cambiar. El Consistorio paiportino se congratulaba este lunes de que «en breve volvemos a las aulas» y en ello se afanan el propio Ayuntamiento, los bomberos, la empresa de servicios municipal y, claro, las Fuerzas Armadas, coordinadas por la Unidad Militar de Emergencias.
El Debate ha podido comprobar de primera mano, gracias a la Oficina de Comunicación del Cuartel General Terrestre de Alta Disponibilidad, cómo el Ejército de Tierra se afana para que los escolares puedan comenzar a recuperar la normalidad educativa. En concreto, ha visitado el Centro de Educación Infantil y Primaria Jaume I y sus alrededores y conversado con varios de los militares encargados de que el centro pueda estar a punto lo antes posible, con el objetivo de retomar las clases esta misma semana. El centro está situado en las afueras al sur de la localidad, junto a una urbanización separada por unas tierras de cultivo que ahora son un lodazal y donde se apila una montonera de vehículos siniestrados por la riada.
Por ello, los uniformados se dedicaban a levantar un camino peatonal de grava, con una anchura suficiente como para el paso de coches, para comunicar el colegio con el pueblo, ante la mirada de una pareja de policías locales vascos desplegados en la zona, uno de los múltiples Cuerpos llegados de toda España para ayudar en la tragedia. Allí también se encuentra el teniente del Ejército de Tierra del Arma de Ingenieros Gómez Gámez, en labores de jefe de la Sección de Explanación, quien explica que «en un primer momento, el regimiento se desplegó en secciones para ayudar en la retirada de barro y enseres personales en las calles», pero actualmente «a requerimiento del Ayuntamiento y la UME», principalmente, trabajan sobre los caminos, agrícolas y urbanos.
«Esto antes era todo un vertedero. La gente antes sí podía pasar, pero enfangada de barro, se resbalaban... justo en el reconocimiento vimos a una pareja de ancianos que se cayó. Había que hacer un camino sí o sí», recuerda, y añade: «Aquí llevamos trabajando solo un día, con una limitación que es la cantera, porque queremos hacer un trabajo bueno y que dure. Lo podríamos haber hecho con tierra y lo tendríamos hecho ya, pero tenemos la cantera a 40 minutos de ida y de vuelta con los volquetes». Según el teniente, que lidera una sección de 22 personas con diez máquinas, en 24 horas estará finalizado. Aunque aquí no acaba su labor. «Se están reconociendo en puntos del colegio zonas de explanada en los patios para que puedan ir los niños al recreo», detalla sobre un centro en el que, asegura, apenas falta limpiarlo, al no presentar daños estructurales.
El teniente Gómez, que agradece el cariño y el recibimiento de los vecinos, confirma esa evolución que está experimentando el municipio valenciano desde la primera vez que estuvo desplegado, cuando parecía «una zona de guerra, sin ley, con las calles vacías, donde no se podía ir por ningún lado porque estaba todo destruido», a la actualidad, cuando, aunque se siga viendo la ciudad cómo está, «ya se puede trabajar y hacer cosas». En su caso, recuerda cómo las primeras semanas «se pinchaban ocho ruedas al día» y ahora pueden desplegar con soltura la cargadora de grava o las retroexcavadoras, si bien admite que para volver a retomar una vida normal «falta bastante tiempo». En el cercano IES La Sénia, unos adolescentes juegan en el patio, aunque el estado de las instalaciones, cercanas al barranco del Poyo, constatan que todavía se tardará en recobrar las condiciones anteriores a la DANA.
Enfrente, en el campo Palleter, del Paiporta Club de Fútbol, se encuentra el capitán Cuadra Casas, del Grupo de Caballería Reyes Católicos de la Legión, cuyo grupo «trabaja en todo lo que solicite o necesite la población y hasta que lo necesite». En el CEIP Jaume I se están encargando del desescombro, también bajo la batuta de la UME, y en el polideportivo municipal, retiran lodo de las pistas de tenis y frontón, del campo de fútbol. También realizan tareas de baldeo en las calles. En sus labores, explica, emplean tanto máquinas propias como de particulares y empresas. Al igual que el teniente Gómez, el capitán Cuadra destaca que las primeras necesidades ya están bastante más cubiertas: «Ya se puede diversificar y trabajar en campos de fútbol o en parques para que vuelvan a usarlos los niños».
Según el legionario, «la gente que lleva ya un mes aquí viviendo esto, y la tragedia inicial, necesitan algo más que tener agua y luz. Necesitan y se merecen que su vida sea lo más normal posible y lo más rápido posible». O, como sintetiza el jefe de la Oficina de Comunicación del CGTAD, el coronel Marco Vila, «también es importante recuperar la cabeza». En este sentido, resulta fundamental aliviar la preocupación de los padres ante el futuro de sus hijos y que éstos puedan volver al colegio, en su pueblo, cuanto antes. Ya en el Jaume I está el brigada Delgado Toledo, del Regimiento de Operaciones de Información Nº 1 en Valencia, quien explica que están en el centro para «acondicionarlo, desinfectarlo y estar a cargo de la directora para ponerlo en funcionamiento lo antes posible».
El brigada explica que están allí desde el principio de la DANA, cuando las instalaciones se usaban como almacén logístico, pero llevan los últimos días, de 8:00 a 20:00, dejando listas las instalaciones, en coordinación con la sociedad civil. Este martes, en concreto, estaban montando muebles en la parte infantil, tras rastrillar y quitar el barro, desinfectar suelos, limpiar juguetes... «De todo», resume, y agrega que «solo hoy hay unas 60 personas en este colegio y en los exteriores», a los que se suman varios voluntarios. Entre todos tienen la titánica tarea de facilitar la vuelta al cole más atípica de los pequeños paiportinos, que podrá realizarse una vez que la empresa pública Tragsa y la Consejería de Educación den su visto bueno.