Vera y Michel, dos niños de Burriana junto a Papá NoelMarian Moncho

«Me he portado regular, pero quiero una Nancy»: magia e ilusión en la Casa de Papá Noel de Burriana

El Ayuntamiento de Burriana junto con la Fundación Satine consiguen atraer a los más pequeños el cuarto año consecutivo con una decoración totalmente nueva

Burriana ha vuelto a encender el espíritu navideño con la apertura de su ya emblemática Casa de Papá Noel. Este espacio, que en tan solo cuatro años se ha consolidado como una de las actividades más destacadas de las fiestas, combina tradición, creatividad y un encanto único que atrae a familias de toda la provincia. Este año, la experiencia promete ser aún más mágica, ofreciendo un recorrido cuidadosamente diseñado para transportar a los más pequeños al corazón de la Navidad.

Desde la entrada, la emoción es palpable. Decenas de familias esperan pacientemente su turno en una cola que, lejos de ser una molestia, se convierte en un espacio de anticipación y alegría. Entre ellas, Vera y Michel, dos pequeños vecinos de Burriana, junto a sus padres, charlan emocionados sobre lo que les espera dentro. Vera, la más pequeña, no oculta su entusiasmo: «Este año me he portado regular, pero quiero una Nancy y, para mi hermano, un coche de esos que se mueven con un mando», sin embargo, su hermano mayor, Michel, lo tiene muy claro. «Solo quiero abrazar a Papá Noel y que mis padres me hagan una foto». Su ilusión es un reflejo de lo que sienten los cientos de niños que, durante estos días, visitarán la Casa.

Fachada de la Casa de Papá Noel, en BurrianaMarian Moncho

Un recorrido lleno de detalles

La magia comienza desde el primer paso. La máquina de deseos, con sus elfos subiendo los regalos ya empaquetados a través de una polea, es la primera parada de este sorprendente viaje. A pocos metros, los visitantes se adentran en la carpintería, una casita de madera donde los elfos trabajan sin descanso para fabricar los juguetes que Papá Noel repartirá la noche del 24 de diciembre. Junto a ésta, se encuentra el imponente trineo con el que Papá Noel surcará los cielos en su misión de repartir ilusión por todo el mundo.

A la derecha del recorrido, los buzones mágicos almacenan las cartas de los niños que, con emoción y esperanza, depositan sus deseos en manos de los elfos. Más adelante, la mina de carbón, un recordatorio de que no todos los niños recibirán regalos, pues algunos tendrán que conformarse con este símbolo de advertencia. Los elfos sacan carbón de las minas subterráneas, añadiendo un toque de humor a esta parte del recorrido.

Elfos subiendo los regalos con la polea, en la Casa de Papá Noel, en BurrianaMarian Moncho

La fábrica de regalos es otro de los puntos destacados. Aquí, los elfos empaquetan con cuidado cada obsequio y preparan las llaves maestras que permitirán a Papá Noel entrar en las casas de todos los niños del mundo. Mientras tanto, los pequeños visitantes participan en actividades y juegos organizados por los elfos, que logran entretenerlos, mientras mantienen la ilusión de los pequeños que esperan su turno para conocer al anfitrión de la Casa.

El recorrido culmina en los aposentos de Papá Noel. Aquí se encuentra la fábrica de globos, los renos descansando antes de su gran noche y, finalmente, la sala donde Papá Noel recibe a cada niño para escuchar sus deseos. La emoción alcanza su punto máximo en este momento, inmortalizado por las cámaras de los padres que no quieren perderse ni un segundo de esta mágica experiencia. Al salir, dos elfos entregan un globo a cada niño y los acompañan a conocer a Rudolph y Dasher, los famosos renos, un final perfecto para un recorrido inolvidable.

La Mina de Carbón, en la Casa de Papá Noel, en BurrianaMarian Moncho

El alcalde de Burriana, Jorge Monferrer, visiblemente emocionado, destacó la importancia de este evento para el municipio: «Es la Burriana que estamos construyendo. Queremos que cada Navidad sea un motivo para que familias de toda la provincia vengan a visitarnos. El esfuerzo conjunto entre la Fundación Satine y el Ayuntamiento ha logrado que esta iniciativa se consolide en su cuarto año. Ver la sonrisa de los niños hace que todo valga la pena».

Además, resaltó que la Casa de Papá Noel no solo ha puesto a Burriana en el mapa como un referente navideño, sino que también ha inspirado a otras localidades a replicar esta iniciativa: «Nos han empezado a copiar en otros lugares, lo cual demuestra que es una idea muy buena. Para los niños es vivir un momento mágico que nos transporta a esos recuerdos de nuestra propia infancia».

La Fábrica de Regalos de la Casa de Papá Noel, en BurrianaMarian Moncho

La organización de la Casa de Papá Noel es un ejemplo de trabajo en equipo. La Fundación Satine, en colaboración con el Ayuntamiento, ha logrado crear un evento que combina profesionalidad y dedicación. Pero el verdadero corazón de esta experiencia son los voluntarios, que asumen el papel de elfos para dar vida al recorrido. Durante semanas, han trabajado para garantizar que cada detalle sea perfecto, desde la decoración hasta la interacción con los visitantes.

Para muchos, la Casa de Papá Noel es más que un simple lugar de entretenimiento: es un símbolo de unión y alegría que refuerza el sentido de comunidad en Burriana. Como señala el alcalde, «Es un esfuerzo que vale la pena solo por ver las sonrisas de los niños y la emoción en los ojos de sus padres. La Navidad en Burriana ya no se entiende sin la Casa de Papá Noel».

Rudolph y Dasher, los dos renos de Papá Noel, en BurrianaMarian Moncho

Con cada edición, la Casa de Papá Noel se reafirma como uno de los eventos más esperados de la Navidad en la provincia. No solo se trata de un atractivo turístico, sino también de una experiencia que deja recuerdos imborrables en quienes la visitan. Para Vera y Michel, y todos los niños que cruzan sus puertas, la Casa de Papá Noel no es solo un lugar, sino una ventana a la magia, a los sueños y a la ilusión que hacen de la Navidad una época especial.