Una niña con su madre sale del colegio 'La Inmaculada', el primero en abrir tras la DANA

Una niña con su madre sale del colegio La Inmaculada, el primero en abrir tras la danaEuropa Press / Jorge Gil

La «devastadora» salud mental de los niños tras la dana: miedo, tristeza, problemas de sueño y ansiedad

Un estudio realizado a 98 familias de las zonas más afectadas por la riada alerta de cambios emocionales y de comportamiento en los menores, especialmente por las alteraciones sufridas tanto en casa como en los colegios

«Desde el primer momento éramos conscientes de que el problema, en términos de afectación a la salud mental, no se limitaba al primer mes tras la dana, sino a los meses y años posteriores. Por eso hemos ido trabajando en fases, desde la intervención en crisis hasta la configuración de unidades especializadas en el trauma psicológico». Esta frase la pronunció el pasado mes de diciembre el consejero valenciano de Sanidad, Marciano Gómez, después de la reunión que mantuvo con la ministra del ramo, Mónica García.

Y es que la riada ha dejado innumerables imágenes que se viralizaron en cuestión de segundos, tales como la fuerza del agua arrasando municipios de la provincia de Valencia, los puentes cayendo, las calles anegadas o montones de coches unos sobre otros como nunca se había visto en la zona antes. Sin embargo, además de los 224 muertos y las tres personas que siguen desaparecidas, lo que el temporal causó el 29 de octubre ningún vecino lo ha podido olvidar todavía. Y, muy especialmente, las personas vulnerables.

Cambios de comportamiento

Al respecto, las asociaciones Educo, Entreculturas, Plan International y Save the Children, con el apoyo de la Red Interagencial para la Educación en situaciones de Emergencia (INEE), han publicado un estudio sobre el impacto de la gota fría en los niños y adolescentes de las localidades más afectadas. Una de sus conclusiones es que el 80 % de las familias consultadas (98) asegura que sus hijos continúan padeciendo cambios emocionales o de comportamiento.

Así, entre las alteraciones que con mayor asiduidad perciben están el miedo, con un 42 % de los cuestionados que lo reconoce, la tristeza (36 %), alteraciones del sueño, con un 28 %, mientras que el 23 % de quienes han participado en el estudio indica que sufre ansiedad. Este contexto tiene una notable presencia en el ámbito educativo. Según cifras del mismo informe, unos 40.000 menores vieron interrumpidas sus clases por la dana y, de ellos, más de 24.000 fueron realojados en otros centros como consecuencia de los daños y desperfectos en decenas de colegios e institutos.

Varios niños pasean por una calle de Aldaia tras salir del colegio

Varios niños pasean por una calle de Aldaia tras salir del colegioEuropa Press / Alejandro Martínez Vélez

La investigación realizada por los mencionados colectivos califica esta situación como «devastadora», ya que en el sistema provoca una sobrecarga educativa y desajustes curriculares y a los menores desafíos emocionales ante el trauma y los cambios por un contexto tan sobrevenido como fue la riada. Es por eso que el 32 % de las familias cuestionadas ve el apoyo psicosocial como un aspecto prioritario, si bien es cierto que el 68 % advierte falta de acceso a servicios psicológicos seguros e identifica las principales barreras con la falta de transporte, el desconocimiento sobre recursos disponibles y la priorización de necesidades básicas, como la limpieza o el acceso a servicios esenciales. Igualmente, reclaman la creación de espacios seguros para el desarrollo y juego de los niños.

Con tal de paliar e intentar solucionar este drama, tanto la Generalitat Valencia como el Gobierno central han puesto medios en la provincia. De este modo, el Consell activó de forma «rápida» la atención psicológica a los afectados, con un total de 120 profesionales. También puso en marcha cuatro Unidades de Atención al Trauma Psicológico. Todo ello pensando en «abordar tanto las necesidades inmediatas como las consecuencias emocionales a largo plazo», dentro de un plan estratégico para garantizar la continuidad asistencial.

Por su parte, el Ejecutivo tiene previsto abrir a principios de este 2025 nueve Unidades de Salud mental de Emergencia (USME), con un total de 42 profesionales, en aquellos municipios que resultaron más dañados en aras de mitigar los problemas que en este campo puedan tener las personas afectadas y sentar las bases de un sistema de intervención psicosocial que responda de forma ágil a los mismos. Una vez desplegadas, cabría la posibilidad de que su atención se pudiera extender «a quince meses o el tiempo necesario», puesto que, según la titular de Sanidad, se debe dar importancia a la «coordinación, el trabajo en el terreno y ser capaces de anticipar a qué nos vamos a encontrar en problemas de salud mental».

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