
La cremà de la falla del Ayuntamiento en 2024, Valencia
Así ha evolucionado el presupuesto de las fallas más caras durante la última década
La Sección Especial es la categoría más prestigiosa, donde se agrupan las comisiones con mayores inversiones y diseños más ambiciosos
Las Fallas de Valencia son una expresión artística efímera que cada mes de marzo transforma la ciudad en un museo al aire libre. La inversión en los monumentos falleros, tanto mayores como infantiles, es un reflejo del esfuerzo y la pasión de las comisiones, que, a lo largo de la última década, han visto cómo los presupuestos han evolucionado significativamente. Desde 2015 hasta 2025, las cifras han oscilado debido a diversos factores económicos y sociales, incluidos el impacto de la pandemia de 2020 y los costes crecientes de los materiales.
Los monumentos están clasificados en diferentes secciones, establecidas en función del presupuesto y la envergadura de los monumentos. La Sección Especial es la categoría más prestigiosa, donde se agrupan las fallas con mayores inversiones y, por tanto, sus diseños son más ambiciosos. Sin embargo, existen otras secciones, desde la Primera hasta la Séptima, que permiten a todas las comisiones participar en la fiesta con presupuestos más modestos.
El sistema de premios es gestionado por la Junta Central Fallera, que evalúa los monumentos en base a criterios como la originalidad, la crítica, la ejecución artística y la espectacularidad. Cada sección tiene sus propios galardones, pero el más codiciado es el primer premio de la Sección Especial, que otorga el reconocimiento máximo a la falla mejor valorada del año.
Monumentos mayores
En este artículo, nos centraremos solo en la Sección Especial, donde se encuentran las fallas más espectaculares. Los presupuestos han sufrido variaciones cada año, dependiendo de múltiples factores de los que hablaremos a continuación. En 2015, Convento Jerusalén destinó 230.000 euros a su monumento, cifra que se ha mantenido estable hasta 2025, con ligeras alteraciones. Por su parte, comisiones como Monestir de Poblet o Exposición-Micer Mascó han pasado de presupuestos en torno a los 130.000 euros a superar los 180.000 en los últimos años.
El año 2022 marcó un punto de inflexión, con Convento Jerusalén alcanzando los 315.000 euros, el presupuesto más alto de la década. Este aumento se debió, en parte, a la recuperación del sector después de la crisis de la covid y a una leve disminución en los costes de producción.
Los presupuestos no siempre han determinado el éxito en el concurso de la Sección Especial. En 2015, Plaza del Pilar se alzó con el primer premio, con un presupuesto de 170.500 euros, y no fue la falla más cara. En 2016, Cuba-Literato Azorín se coronó ganadora con una inversión de 170.500 euros, frente a los 200.000 euros de Convento Jerusalén.
L'Antiga de Campanar ha sido una de las comisiones más destacadas, logrando la victoria en 2017 y 2019. Sin embargo, la comisión que ha logrado una hegemonía en el último lustro ha sido Convento Jerusalén, con victorias en 2018, 2021 y 2022. En 2023, Exposición-Micer Mascó se llevó el galardón con un presupuesto de 160.000 euros, un ejemplo de que la creatividad y la ejecución también pesan en la decisión del jurado.
Monumentos infantiles
Si bien los monumentos mayores acaparan gran parte de la atención mediática, las fallas infantiles también han experimentado un crecimiento presupuestario notable. En 2015, Convento Jerusalén invirtió 35.000 euros en su monumento infantil. Para 2025, la cifra se ha elevado a 55.000 euros.
Comisiones como Maestro Gozalbo-Conde de Altea y Gayano Lluch también han aumentado sus inversiones, superando los 30.000 euros en los últimos años. En 2022, Espartero-Ramón y Cajal sorprendió con un presupuesto de 59.000 euros, lo que refleja la importancia creciente que las comisiones otorgan a las fallas infantiles.
El crecimiento de los presupuestos en los monumentos infantiles ha estado condicionado por varios factores. La creciente competitividad entre las comisiones ya que a medida que la Sección Especial Infantil ha ido ganando notoriedad, las fallas han comenzado a destinar más recursos a sus monumentos para asegurarse un lugar destacado en las clasificaciones. Este fenómeno ha provocado un encarecimiento de los diseños, con comisiones que han llegado a invertir hasta un 60 % más en comparación con el presupuesto medio de hace una década.
Además, la crisis económica derivada de la pandemia impactó de forma directa en los presupuestos infantiles. En 2021, las comisiones tuvieron que ajustarse a recursos más limitados, lo que derivó en monumentos más pequeños y menos detallados. Sin embargo, a partir de 2022 comenzó una recuperación progresiva, reflejada en un repunte de la inversión que en 2025 ha alcanzado cifras récord.
El récord del monumento fallero más caro de la historia lo ostenta la falla de Nou Campanar en 2008, que alcanzó los 900.000 euros, 150 millones de las antiguas pesetas. Desde su debut en 2003 en un barrio de reciente construcción hasta su última plantà en 2015, Nou Campanar ha sido un fiel reflejo de los cambios sociales. Su trayectoria estuvo marcada por un ascenso vertiginoso, con inversiones desmesuradas que la convirtieron en un referente de grandiosidad, seguido de un declive igual de pronunciado que puso fin a su reinado cuando la Junta Central Fallera, en un pleno de 2015, ratificó la disolución de esta comisión.
En contraste, algunas comisiones han logrado plantar fallas con presupuestos más ajustados sin renunciar a la calidad. En 2023, la falla más económica de la Sección Especial fue la de Na Jordana, con 150.000 euros, demostrando que la creatividad puede suplir las limitaciones económicas.
La evolución de los presupuestos no solo ha estado determinada por la ambición de las comisiones, sino también por factores externos. La crisis sanitaria de la pandemia obligó a suspender las Fallas en 2020 y a celebrarlas de manera atípica en octubre de 2021, con restricciones que afectaron a los presupuestos.
El 29 de octubre de 2024, una fecha que quedará marcada en la memoria de todos los valencianos, una riada afectó gravemente los talleres falleros, generando daños materiales que comprometieron la producción de los monumentos. Como respuesta, el Ayuntamiento de Valencia, liderado por la alcaldesa María José Catalá, anunció una partida de 2,5 millones de euros en ayudas para las comisiones falleras perjudicadas.
Este análisis demuestra la creciente apuesta de las comisiones por la espectacularidad y la innovación. Pese a los retos económicos y logísticos, las Fallas siguen siendo un referente cultural y patrimonial que cada año atrae a miles de visitantes a Valencia. La inversión en los monumentos no solo garantiza la continuidad de la fiesta, sino que también refuerza su papel como expresión artística.