Trajes tradicionales valencianos, tanto de mujer como de hombreÁlvaro Moliner

Valencia  Las tiendas de indumentaria fallera, hasta arriba a la espera de confirmar las buenas perspectivas

La previsión es que se pueda alcanzar una cifra de crecimiento del 10 % respecto a 2023 tras unos años marcados por la pandemia

En apenas un mes darán comienzo las Fallas de 2024 en la ciudad de Valencia. Oficialmente, la capital del Turia no entrará en sus días grandes hasta que las falleras mayores de este año, María Estela Arlandis y Marina García hagan el llamamiento a todo el mundo para que acuda a la fiesta de luz y sonido más famosa del planeta en la Crida, a los pies de las Torres de Serrano. Eso será el próximo 25 de febrero, pero hay para quien las Fallas llevan mucho más tiempo siendo una realidad.

Es el caso de los responsables y trabajadores de tiendas de indumentaria valenciana tradicional, ya que no dan abasto de cara a entregar todos los pedidos que tienen apuntados. Para contextualizarlo, el gerente del establecimiento Álvaro Moliner, Alejandro Moliner, indica que el sector tiene «buenas perspectivas», con la esperanza de que se pueda alcanzar una cifra de crecimiento en torno al «10 %» en comparación con 2023.

«Se nota la recuperación después de la pandemia. La gente está con muchas ganas de vestirse y de renovar», señala, a la par que subraya que este año ha sido «el que más tarde» han cerrado los encargos, tanto en trajes de hombre como de mujer. Este hecho no ha sido producto de que los valencianos hayan esperado a última hora para pensar en la vestimenta que llevarán en Fallas. Y es que Moliner apunta que desde el mes de abril no cogen «más pedidos a medida».

Coste de los trajes

Dicho de otra manera, a los pocos días de que los ninots ardieran y a falta de 12 meses para volver a estar en fiestas, su tienda ya estaba en plena actividad: «Tenemos un taller artesanal y una determinada capacidad. Hemos de trabajar con una previsión de que se puede entregar. Muchas veces se acumulan las faenas en lo últimos meses antes de Fallas y es difícil poder abarcar con todo, pero contamos con un buen equipo y muchos recursos, aunque siempre siendo conscientes de que se ha de entregar», insiste.

Una fallera, vestida con el traje regionalAlejandro Moliner

En este año, que el gerente de Álvaro Moliner define como «el segundo normal tras la pandemia», aproximadamente el 80 % de las ventas de indumentaria regional corresponde a trajes de mujer. Según comenta, su diseño y confección son «más elaborados» que los de los hombres, por lo que «conllevan más trabajo», un aspecto que también se traslada al precio: «Si no tienes nada, lo mínimo que te has de gastar son 2.000 euros», expone aclarando que eso incluye zapatos, calcetines, cancán, enaguas, el traje en sí, las peinetas, los aderezos, el peinado y cualquier complemento extra como un pañuelo.

Por su parte, la vestimenta de los hombres no es tan costosa: «Por 500 euros ya sale bien vestido», dice mientras detalla que, en este caso, entran zapatos, espardeñas, calcetines, la liga, el pantalón, chaleco, camisa, faja y pañuelo: «Son muchas cosas pequeñitas, pero en conjunto suma menos que la mujer», afirma.

Por tanto, las expectativas que tanto él advierte para su local como las que está percibiendo en el sector y en los clientes son de «optimismo» y, al igual que el año pasado, ya tiene la mirada puesta en las siguientes Fallas, así que se está «preparando» para «afrontar todos los encargos» que pueda haber y «viendo colecciones».