El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su visita a Rabat el pasado mes de abril, con el rey Mohamed VIGTRES

Defensa  Marruecos pone ahora en su punto de mira las aguas de soberanía española en Canarias, Ceuta y Melilla

«Si cualquier escenario de guerra es preocupante, el de España no está tan lejano, cada vez más cerca de su frontera estratégica (por tanto, de la OTAN, si es que Ceuta y Melilla entran dentro de sus planes)». Estas palabras forman parte de un riguroso análisis que el General de División (R) Rafael Dávila Álvarez publicó el pasado día 4 en El Debate: «Hay más guerras que las de Ucrania».

El ex Jefe de Estado Mayor de la Defensa (Jemad) Fernando Alejandre ha publicado recientemente un libro en el que afirma que Marruecos representa una amenaza «directa» sobre España que acabará materializándose, primero mediante elementos híbridos a modo de «intifada», como los asaltos a la frontera. En su opinión, esa situación irá transformándose poco a poco en un conflicto armado de carácter convencional.

Hace un año, se publicó un informe realizado por especialistas de varias universidades españolas titulado «Las pretensiones de Marruecos sobre Ceuta y Melilla desde la perspectiva de la zona gris». Una de las conclusiones que expone es que «Marruecos no reconoce las aguas territoriales de Ceuta ni, más al este, las de Melilla y los peñones de soberanía española» y «ha protagonizado distintas actuaciones susceptibles de ser interpretadas» en el marco de lo que se considera una estrategia híbrida.

La enseña nacional ondea en el Dique Sur de Melilla

Son solo tres ejemplos recientes de voces autorizadas que alertan sobre la delicada situación de las dos ciudades autónomas españolas, siempre bajo la presión marroquí. No hace falta irse demasiado lejos para constatar este hecho. El pasado 13 de octubre se conocía una carta remitida por Marruecos al Consejo de Derechos Humanos de la ONU. El mensaje era muy nítido. Marruecos afirma en esa misiva que no tiene «fronteras terrestres» con España y define Ceuta y Melilla como «presidios ocupados». Hasta el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se vio obligado a salir al paso.

Desde su bandazo histórico sobre el Sáhara, el Gobierno español trata de afianzar una relación preeminente con Marruecos, fundamentalmente a base de mensajes diplomáticos y una actitud sumisa que lo debilita ante cualquier eventual negociación. Y, en este contexto, la presión marroquí por las aguas jurisdiccionales españolas no hace sino aumentar.

La situación respecto a Canarias es, en líneas generales, la siguiente. Marruecos aprobó a principios de 2020 dos leyes por las que procedía a delimitar su mar territorial hasta 12 millas náuticas y la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de 200 millas náuticas. Asimismo, indicaba que ampliaba su plataforma continental, «hasta el borde exterior del margen continental o hasta 200 millas».

Tres fragatas de la Armada fueron enviadas a Ceuta y Melilla en noviembre, en plena reclamación de MarruecosArmada Española

Ambos textos chocaban con la delimitación de las aguas jurisdiccionales españolas en Canarias, si bien hasta el momento dichas leyes no han sido aplicadas. Por supuesto, ya entonces el Gobierno de Sánchez decidió no plantar cara y aseguró que los dos países querían resolver la cuestión de mutuo acuerdo y conforme a la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar. Efectivamente, sin un pacto entre ambos países, no existe un reconocimiento efectivo del territorio marino que le corresponde a cada parte. Pero Sánchez ya ha movido pieza con la reactivación del grupo de trabajo, creado en 2001 y que no se había reunido en quince años. Este fue uno de los compromisos incluidos en la declaración conjunta del pasado 7 de abril tras la reunión en Rabat de Sánchez y Mohamed VI.

Mohamed VI junto a Pedro Sánchez, pactando la reapertura gradual de las fronteras terrestres en Ceuta y MelillaPresidencia del Gobierno | EFE

Hay una cuestión de fondo en esta polémica. La disputa por el Monte Tropic, un monte submarino del Cretácico situado a entre 1.000 y 4.000 metros de profundidad, y que contiene una gran reserva de telurio, cobalto y tierras raras, entre otros minerales. Se encuentra a 269 millas al sur de El Hierro. Al ampliar de forma unilateral su plataforma continental, Marruecos se anexiona parte de las aguas que reclama España y que incluyen el Tropic.

De manera paralela, la presión marroquí se sitúa también en la soberanía de las aguas de las islas Chafarinas, de Alborán y Perejil, y a los peñones de Alhucemas y Vélez de la Gomera. los islotes próximos a Ceuta y Melilla, en el radar de Marruecos desde hace mucho tiempo. La Estrategia de Seguridad Nacional de 2022 hace una referencia expresa a Ceuta y Melilla, y advierte que las dos ciudades autónomas, por su situación geográfica y por la especificidad de su frontera, requieren de «una especial atención» por parte de la Administración «para garantizar la seguridad y el bienestar de sus ciudadanos». Sin embargo, no desarrolla este punto y el Gobierno se ha negado a dar a conocer en el Congreso el plan que lo desarrolla. Así las cosas, aumenta el temor a los próximos movimientos... del Gobierno de Sánchez. En las ciudades autónomas son muchos lo que piensan que un Ejecutivo con socios separatistas, que ha indultado a los líderes golpistas y está haciendo reformas de la sedición y de la malversación a la carta, es capaz de cualquier maniobra en relación con Marruecos. Hace un par de semanas, la Armada española envió tres fragatas a Ceuta y Melilla, con gran éxito de público. Y el pasado día 6, la Melilla izó por primera vez la bandera de España en el Dique Sur, que hace las funciones de frontera con Marruecos y donde está instalada parte de la valla del perímetro fronterizo, un acto que el presidente melillense, Eduardo de Castro, ha calificado de «histórico». La razón por la que se impulsó la organización de este acto es porque «la españolidad de Ceuta y Melilla no es negociable». También por «la impronta de poner la enseña nacional de todos los melillenses, porque somos españoles y europeos». Toda una declaración de intenciones ante los embates marroquíes.