Ejército del Aire A-10 Warthog, el ocaso del «terminator» de carros de combate
En una escena de batalla apocalíptica, en una guerra sin piedad entre seres humanos y máquinas, entre brutales explosiones, llamas y soldados atacando, los A-10 Warthog sobrevuelan el campo de batalla, sembrado de gigantescas antenas. La escena pertenece a «Terminator Salvation», una de las últimas películas de la conocida saga que inauguró Arnold Schwarzenegger. Los A-10 Warthog han tenido su papel estelar en numerosas películas (Transformers es otra de ellas) y videojuegos, pero sobre todo ha participado en innumerables operaciones de combate: desde la Guerra del Golfo a Bosnia y Kosovo, desde la Guerra de Afganistán a la Guerra de Irak... la irrupción de los cazas de quinta y sexta generación y la modernización a pasos agigantados de los sistemas tecnológicos lo han abocado a un próximo adiós. Pero, sin duda, se trata de uno de los aviones de ataque a tierra más icónicos de la historia de las Fuerzas Armadas estadounidenses.
El primer A-10A se entregó a la Base de la Fuerza Aérea Davis-Monthan, Arizona, en octubre de 1975. Fue diseñado específicamente para la misión de apoyo aéreo cercano y tenía la capacidad de combinar grandes cargas militares, merodeo largo y amplio radio de combate. El avión exhibió estos poderes durante la Operación Tormenta del Desierto. En la Guerra del Golfo, los A-10 tenían una tasa de capacidad de misión del 95,7 %, volaron 8.100 salidas y lanzaron el 90 % de los misiles AGM-65 Maverick.
Uno de sus elementos más emblemáticos es el GAU-8 Avenger, un poderoso cañón rotativo que constituye su principal y temible arma. Tal y como señala la propia US Air Force, la ametralladora Gatling GAU-8/A de 30 mm del Thunderbolt II puede disparar 3.900 rondas por minuto y puede derrotar a una variedad de objetivos terrestres, «incluidos los tanques». Algunos de sus otros equipos incluyen contramedidas electrónicas, ayudas para la penetración de objetivos, sistemas de autoprotección y una variedad de armas aire-superficie, incluidas municiones guiadas por láser y GPS, misiles AGM-65 Maverick y AIM-9 Sidewinder.
Otra de las características esenciales del aparato es que dispone de una gran maniobrabilidad a bajas velocidades y altitudes, al mismo tiempo que puede lanzar sus armas de alta precisión. Pueden merodear cerca de las áreas de batalla durante largos períodos de tiempo (como en la citada escena de Terminator Salvation), y puede operar bajo techos de 1.000 pies (303,3 metros) con una visibilidad de 1,5 millas (2,4 kilómetros). Estos datos dan idea de la capacidad que tienen en los ataques a tierra.
Aviónica de altos vuelos
(Fuente: US Air Force)
Además, hay que resaltar la capacidad de transportar municiones guiadas de precisión y municiones no guiadas, lo que unido a su amplio radio de combate y a su capacidad de despegue y aterrizaje cortos permiten operaciones dentro y fuera de lugares cercanos a las líneas del frente. Una ventaja operativa indiscutible es que el Thunderbolt II se puede reparar y operar desde bases con instalaciones limitadas cerca de las áreas de batalla. Muchas de las piezas de la aeronave son intercambiables a izquierda y derecha, incluidos los motores, el tren de aterrizaje principal y los estabilizadores verticales.
La US Air Force no deja de subrayar la importancia de los sistemas de imágenes de visión nocturna (NVIS) que tienen los Thunderbolt II. Pero sin duda otra de las grandes características de estos aviones es su blindaje. Los pilotos están protegidos por una armadura de titanio que también protege partes del sistema de control de vuelo. «Las secciones estructurales primarias redundantes permiten que la aeronave disfrute de una mejor capacidad de supervivencia durante el apoyo aéreo cercano que las aeronaves anteriores», indican los especialistas estadounidenses.
El pasado año, Frank Kendall, secretario de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, abonó la posibilidad de que algunos cazas de este tipo fueran cedidos a Ucrania, con lo que esto supondría de incremento de su capacidad de ataque terrestre. Pero lo cierto es que la idea no ha prosperado, al menos hasta el momento. Lo que parece ya inevitable es el fin de una época para la aviación militar estadounidense. La US Air Force prevé la retirada de la flota en un periodo de entre cinco y seis años. La luz del relámpago se va extinguiendo.