Ejército de Tierra Kitin Muñoz: «Mientras lee esta entrevista, boinas verdes arriesgan su vida por defender nuestra libertad»
El aventurero y navegante está casado con la princesa Kalina de Bulgaria. Habla con El Debate sobre su vida como veterano Boina Verde y cómo su entrenamiento le ayudó en sus increíbles aventuras por el mundo
«Soy un español africano», suele decir Kitin Muñoz Valcárcel cuando le preguntan por sus orígenes. El viajero, aventurero, navegante y veterano Boina Verde nació en Sidi Ifni (Marruecos), que por entonces seguía siendo territorio español. De abuelo y padre militar, Kitin ingreso con tan solo 20 años en los Boinas Verdes españoles (COE 31 – Regimiento San Fernando nº 11), una vivencia que marcó el resto su vida.
Allí aprendió a sobrevivir en condiciones difíciles, lo que significa el espíritu de sacrificio y los valores más nobles de la milicia. Tras colgar la boina verde, de la que nunca se ha desprendido, su espíritu explorador le llevó a cruzar el océano Pacífico en tres balsas diferentes en la Expedición Uru y las expediciones Mata-Rangi, vivió en la Isla de Pascua, en las Fidji, en el lago Titicaca en los Andes con indígenas originarios aimaras y en el Sahara con los nómadas, incluso atravesó el Nilo en canoa, entre otras aventuras que ha realizado. Sobre ellas ha escrito varios libros y ha dirigido documentales que reflejan su amor por la naturaleza, la defensa de los pueblos indígenas y su faceta de navegante intrépido. Desde hace más de 25 años es miembro de The Explorers Club, el Centro Mundial de la Exploración, una importante organización de investigación y exploración, y desde 1997 es también Embajador de Buena Voluntad de la UNESCO y cónsul Honorario del Reino de Marruecos, nombrado personalmente por el rey Mohamed VI.
Como veterano guerrillero, a principios de 2023 fue nombrado Embajador de la Marca Ejército. Ahora se encuentra inmerso en la misión de difundir su libro: Boinas Verdes españoles (Galland Books), coeditado con su antiguo mando del ejército, el comandante en la reserva Terencio Pérez. Juntos han recopilado 30 historias reales de operaciones especiales en Irak, Afganistán y Bosnia, entre otros lugares, contadas por los propios boinas verdes que las vivieron o que participaron de alguna forma en ellas. Relatos jamás contados que guardan el anonimato con los apodos de batalla de cada guerrillero y sus rostros pixelados en las fotos que acompañan a cada relato.
La vida y viajes de Kitin Muñoz en solitario y junto a su esposa, Su Alteza Real la princesa Kalina de Bulgaria, han aparecido en revistas y periódicos de los cinco continentes, pero hoy dejamos de lado esa faceta más conocida para conversar con Kitin `el guerrillero´ sobre los testimonios de los boinas verdes que recogen experimentó y que recoge en el libro.
–Puede parecer algo evidente, pero, ¿qué es un boina verde?
–Es un soldado de élite, con una formación y entrenamiento muy duros.
–Su vida está ligada a la boina verde, incluso antes de que usted naciera. ¿Qué significa para usted?
–Es una guía en mi vida. La mayor aventura de mi vida. La mejor formación física y moral para acometer mis expediciones y aventuras.
–¿Cuál ha sido la mayor aventura de «evasión y rescate» que ha vivido? Por utilizar un lenguaje propio del entrenamiento de operaciones especiales.
–De «evasión y rescate» incluyendo el «tratamiento de prisioneros», dos aventuras: en Egipto, cuando bajaba el río Nilo en piragua, tuvimos un encuentro con piratas armados con kaláshnikov, los hoy terroristas islámicos, que nos sorprendieron a Rodrigo Quadra Salcedo y a mí. Ante su sorpresa, les pedí el fusil de asalto para mostrarles la tabla de combate que había aprendido y enseñado como instructor en dos campamentos de endurecimiento de Operaciones Especiales. Milagrosamente, después de esto, nos dejaron marchar y nos alejamos en nuestra piragua.
La otra, un interrogatorio a golpes en un sucio calabozo de Marruecos. Habíamos aterrizado un compañero de viaje y yo, en medio del campo con nuestros ultraligeros de tubo de aluminio y alas de tela. Los gendarmes marroquís nos detuvieron y después de una semana, a las cuatro de la mañana, tras una fuerte discusión, me metieron en un pequeñísimo calabozo y comenzaron a golpearme, haciéndome todo tipo de preguntas, insultándome y amenazándome. Yo recordé mi instrucción y me puse firme, recibiendo en esta posición los golpes; esto les desoriento y dejaron de golpearme.
–¿En sus aventuras por el mundo, qué entrenamiento de boina verde le ha servido más?
–Todo. La preparación y organización de campamentos, las largas marchas de orientación en el monte, las maniobras de supervivencia. Y, sobre todo, la capacidad de sufrimiento, de superación. Recordar el lema: cuando el cuerpo te dice basta, la mente te dice adelante.
–¿Cuál es la diferencia entre un aventurero con entrenamiento militar, como usted, y aventurero 'civil'?
–Mucha. Toda. La disciplina y la austeridad que se aprende en Operaciones Especiales, en el Ejercito, no se encuentra en la vida civil.
–La palabra guerrillero fuera del mundo militar se ha denostado un poco, pero, ¿qué significa para usted?
–No creo que se haya denostado, más bien, en los últimos tiempos de guerra que vivimos, se ha puesto en valor. Los guerrilleros de Operaciones Especiales aseguran la paz de los civiles, desde la lucha día a día. Hoy mismo, sin ir más lejos, mientras usted lee esta entrevista, hay boinas verdes en Irak, arriesgando sus vidas, por defender nuestros valores, nuestra libertad, nuestras vidas.
–Esa forma de vida le ha acompañado desde entonces y ahora se trasforma en libro. ¿Cómo nace la idea de recopilar las experiencias de varios miembros boinas verdes?
–Mi instructor de Operaciones Especiales, el comandante Terencio Pérez Hortelano, boina verde durante casi 30 años, me llamo para una misión de Boina Verde. Inmediatamente acudí a la llamada y viaje desde Bulgaria, donde vivo, a Alicante, donde vive Terencio y donde está el acuartelamiento del Mando de Operaciones Especiales (MOE). Me conto que estaban creando la Fundación de los Boinas Verdes y necesitaban fondos. Allí mismo nació este libro de relatos reales, de acciones de combate real.
–Muchos de los comandos del libro siguen hoy en activo. ¿Cuál fue la mayor dificultad para recopilar los relatos?
–La discreción de los soldados de Operaciones Especiales, el hábito de no contar las intervenciones. El comandante Terencio es una leyenda en Operaciones Especiales, y como sargento mayor que fue, tuvo y tiene mucho contacto con los guerrilleros en activo y con los veteranos. Él ha sido vital para recopilar estos relatos, con la autorización del General Jefe del Mando de Operaciones Especiales, Francisco García-Amenta, al que le pedimos permiso.
–Con los testimonios en mente, ¿qué diferencias ve entre su COE 31 y los nuevos grupos de operaciones especiales?
–Las acciones reales en el exterior, en países extranjeros. La preparación con métodos y armas modernas, pero el espíritu y el ardor guerrero es el mismo. Y, al final, si en la batalla te falla el arma de fuego, o los sistemas más tecnológicos, siempre te queda el machete, símbolo de los Boinas Verdes españoles.
–Usted cuenta parte de su vivencia en el libro. Sin hacer demasiado spoiler , ¿cuál fue el momento más duro?
–Lo más duro fue la perdida de dos compañeros que murieron durante las maniobras. Yo mismo encontré y rescate del fondo de una alberca el cuerpo sin vida de un compañero soldado; el otro incidente fue el de mi teniente, que murió arriesgando su vida para salvar la de unos bañistas civiles y la de sus soldados, durante unas maniobras de submarinismo.
–Y, ¿qué testimonio de todas las que se recopilan en el libro le impactó más?
–Cada relato de acción de combate real causa impacto; por supuesto, la emboscada de Irak donde mueren heroicamente siete soldados españoles, miembros de CNI, entre los que había tres boinas verdes, me impacto el que más.
–El libro tiene un objetivo principal, que es recaudar fondos para la Fundación Roble y Machete. ¿Qué se hará con lo recaudado? ¿Cuál es el fin último de esta fundación?
–Con el dinero se dará ayuda a los boinas verdes en situaciones de necesidad, desamparo y exclusión social, así como apoyar su integración social. El objetivo es favorecer la asistencia, promoción y el bienestar social de los guerrilleros que han servido en la Unidades de Operaciones y sus familias.