La Trinchera de la Historia
La defensa del Parque de Artillería de Monteleón
Descubre el primer capítulo de la serie veraniega de El Debate sobre grandes batallas históricas
'La Trinchera de la Historia' ofrece bajo estas líneas una recreación sonora en podcast que puedes disfrutar mientras lees el artículo
Manuel Godoy, antiguo secretario de Estado de Carlos IV, había abandonado la política después de acumular bastantes enemigos, no obstante, seguía contando con el favor de la Monarquía. Para resarcirse de las conspiraciones y amenazas que se cernían en torno a su persona opta por asegurar buenas relaciones con Napoleón Bonaparte.
El caballo de Troya
La propuesta de Napoleón le resulta atractiva a Godoy: la ocupación conjunta de Portugal por parte de España y Francia, y como premio a sus servicios, el emperador francés le ofrece el gobierno de una de las tres partes en las que se dividiría Portugal tras la conquista. Sin embargo, el precio a pagar por el pueblo español era algo más arriesgado, pues debía permitir la entrada de tropas francesas en la Península para abrirse camino hasta Portugal. Godoy no dudó en aceptar, y su 'sí' trajo la firma del Tratado de Fontainebleau el 27 de octubre de 1807. Pero las intenciones ocultas de la inocua propuesta de Napoleón entrañaban en realidad un gran peligro para España, pues su objetivo no era solamente la toma del territorio portugués, sino que pretendía aprovechar el paso por el territorio español para ir tomando ciudades y llevar a cabo una doble conquista.
El número de soldados franceses que entraban en España a su paso hacia Portugal ascendía ya a los 65.000 y los españoles empezaron a sospechar de esta «toma pacífica» cuando las unidades imperiales fueron estableciéndose en decenas de localidades españolas. La tensión creciente ante el invasor desembocó finalmente en el en el Motín de Aranjuez con el asalto al palacio de Godoy. El valido es destituido y Carlos IV abdica en su hijo Fernando VII. Días después los franceses llegaron a Madrid.
Alerta y levantamiento
El 2 de mayo de 1808 los franceses son conscientes de que la situación comienza a ser molesta para los ciudadanos. Temerosos de que actúen en respuesta, se adelantan a lo que pueda suceder y deciden alejar a los últimos miembros de la familia real que aún permanecían en el palacio. A los gritos de «¡traición!» y «¡muerte a los franceses!», los madrileños se plantan a las puertas de palacio tratando de impedirlo. Para aplacar el tumulto, el general Murat ordenó a los granaderos disparar contra la multitud congregada. Esto alteró aún más al pueblo de Madrid, y serán ya no unos pocos, sino todos los madrileños los que se levanten en rebelión contra los franceses. Palos, cuchillos, navajas, piedras… cualquier cosa es válida con tal de frenar el avance de las tropas francesas que se extienden por el centro de la ciudad alentadas por Murat y a los que también se unen, posteriormente, los mamelucos y la guardia polaca, ambas al servicio de Napoleón.
Los Héroes
La actual Plaza del dos de Mayo, en el madrileño barrio de Malasaña, fue el enclave crucial en el transcurso de los alzamientos de la villa de aquel 2 de mayo de 1808. Allí se produjo el encuentro de los héroes Luis Daoiz y Pedro Velarde, en el Parque de Artillería de Monteleón.
Luis Daoiz y Pedro Velarde son militares y miembros del Cuerpo de Artilleros de Madrid cuando comienzan las revueltas del pueblo contra el invasor francés en 1808. Daoiz es sevillano y ha realizado el servicio en el Cuerpo de Artillería de Sevilla, pasando luego al Colegio del Alcázar de Segovia, donde recibe una completísima formación militar. Ha ido ascendiendo dentro del cuerpo de artilleros, pasando por distintas plazas peninsulares. Participa en la defensa de Ceuta, en la guerra de Rosellón, en el enfrentamiento contra los ingleses de Nelson en Cádiz y en la defensa de las colonias americanas. De regreso en España se le encomiendan proyectos de fabricación de nueva artillería, hasta que en 1807 se traslada a Madrid donde pronto se convierte en Jefe del Parque de Artillería de Monteleón.
Su compañero Velarde, de origen cántabro, también se ha formado en el Colegio de Artillería de Segovia, de donde pasó a servir en varios batallones de artillería y en el ejército de Portugal. El nombramiento como secretario encargado de la economía del cuerpo de artillería le lleva a Madrid.
La defensa del Parque de Artillería
Monteleón es el escenario donde se comienza a tramar la forma de hacer frente a la cada vez más preocupante presencia francesa. Allí se inician una serie de reuniones junto a otros defensores de la causa española, un plan que se conocería como la confabulación de los artilleros y que desencadenaría el valeroso suceso en el marco de los alzamientos de la villa de Madrid del 2 de mayo de 1808.
Hasta el momento solo el pueblo había tomado las armas, el ejército español había quedado bajo el mando de Napoléon y, por lo tanto, se veía con las manos atadas para actuar en defensa de los ciudadanos. Las órdenes recibidas eran de abstenerse de combatir y, ante todo, de apoyar a los franceses. Es más, el Parque de Artillería se hallaba incluso cercado por 80 soldados franceses.
Velarde logró hacerse con el mando de la tercera compañía del Capitán Goicoechea y entró en el parque haciendo creer a los franceses que venía con refuerzos. Una vez dentro forzó la capitulación de los soldados franceses obligados a entregar las armas y quedando retenidos en las caballerizas. Daoiz, al mando del Parque, había recibido órdenes expresas de no unirse a la revuelta popular. Velarde se entrevistó con él y logró convencerle de que lo conveniente en aquel momento era responder a los gritos del pueblo que reclamaban las armas a las puertas del parque.
Una vez provistos de armas, los ciudadanos regresaron a batirse a las calles mientras que Daoiz y Velarde se centraron en defender el parque junto a un pequeño grupo de veinte artilleros y unos ochenta ciudadanos, entre ellos mujeres, que permanecieron allí. Las municiones escaseaban, pese a ello, los valientes aguantaron hasta dos ataques de las fuerzas francesas. Exhaustos, no abandonaron, sino que resistieron con valentía hasta dar la vida por la causa. Los disparos y las bayonetas acabaron con la vida de estos dos héroes que fueron enterrados al día siguiente. Murat, desesperado ante la resistencia del parque, mandó que éste fuera atacado por todos los flancos con mayores refuerzos, por lo que Monteleón terminó cayendo a manos de los franceses.
Lo sangriento de la lucha y la heroicidad de los madrileños que en ella participaron hacen de la Defensa de Monteleón uno de los acontecimientos más épicos y recordados de la Guerra de la Independencia de 1808.
Créditos |La defensa del Parque de Artillería de Monteleón
- Dirección y guion: María Sánchez Martínez
- Producción, locución y diseño sonoro: Rafael Molina Vega