Fuerzas Armadas Cuando la Armada manda a pique sus propios buques
Finales de junio, en aguas del Océano Atlántico, al suroeste de El Hierro. De repente, una enorme explosión sacude la mar en calma y revienta un buque de 2.300 toneladas y 75 metros de eslora. Era el buque logístico Martín Posadillo (A-04), que fue retirado del servicio en 2020 y que la Armada utilizó como blanco en el ejercicio Sinkex 23. El objetivo se fue a pique tras un lanzamiento coordinado de misiles antibuque desde las fragatas Méndez Núñez y Canarias, y desde un helicóptero SH-60B. En concreto se utilizaron misiles Harpoon, Penguin y Maverick, y bombas JDAM y MK-82 durante el ejercicio.
Los ejercicios Sinkex son habituales por parte de la Armada española desde hace décadas y también son normales en otras marinas de nuestro entorno. Son ejercicios orientados principalmente al adiestramiento táctico, en escenarios realistas, y siempre limitados por las obligadas precauciones de seguridad. Además, las embarcaciones se someten a un proceso de descontaminación para evitar efectos medioambientales nocivos en el ecosistema marino.
La lista de buques que han seguido el mismo destino que el Martín Posadillo es larga. El 12 de diciembre de 1991, el destructor Churruca, construido en 1941, sirvió de blanco para que el ejército probara por primera vez sus armas más modernas: misiles superficie-superficie Harpoon, misiles antiaéreos y bombas láser lanzadas por cazas F-18. En el ejercicio participaron el portaaviones Príncipe de Asturias -con su dotación de aeronaves-, fragatas y submarinos. En el Churruca se instalaron numerosos sensores para medir los efectos de los proyectiles en el blanco, tal y como recogió en aquel entonces el diario El País. Esta fue la primera vez que la Armada española hundía con fuego real una embarcación obsoleta. Desde aquel momento, se convirtió en una práctica habitual.
El barco, que participó en la II Guerra Mundial y en la década de los 60 fue cedido por Estados Unidos a España, había sido dado de baja dos años antes de su hundimiento. Había sido preparado para aguantar el fuego a flote y se le había dotado de una boya, además de eliminarle el combustible y el fluido eléctrico y de cerrar todos los compartimentos y puertas, según indicó la agencia Efe. El bombardeo, que se realizó a unas 200 millas al levante de la isla de La Palma, formaba parte de las maniobras aeronavales Sinkex-91, en las que participaron unidades navales, aviones y unos 2.000 hombres.
El postrero viaje de la corbeta Princesa
Al Churruca siguió un año después la corbeta Princesa, dada de baja en 1991 y hundida el 17 de septiembre de 1992, cien millas al noroeste de Ferrol en el ejercicio Sinkex-92.
Así describía el boletín interno de la Armada el ejercicio, presidido por Don Felipe, entonces Príncipe de Asturias: «El ejercicio, que comenzó al mediodía, se desarrolló de forma satisfactoria y brillante. En él participaron diferentes tipos de aviones: F-18, F-5, Mirage F-1, P-3 Orión, Hércules-130, etc., así como helicópteros en misiones de vigilancia y observación. Se lanzó una amplia gama de misiles, cohetes y bombas de muy diverso tipo, siendo de destacar el disparo de dos misiles Maverck, que resultaron decisivos para la destrucción del blanco. El Príncipe siguió muy atentamente el desarrollo del ejercicio, tanto desde el CIC, como desde el PEPE DIAZ (RED) puente. Después de los ataques y tras un periodo de incendios y grandes bandazos, la corbeta «Princesa» se escoró fuertemente a estribor e inició su postrero viaje hacia el fondo del océano».
El aljibe A-61 (antes llamado Contramaestre Castelló), el buque Cíclope, el Cartagena, el Ferrol o las fragatas Cataluña y Andalucía también acabaron en el fondo del mar como arrecifes artificiales en sucesivos Sinkex.