La Trinchera de la Historia
El Asedio de Cartagena de Indias
Descubre un nuevo capítulo de la serie veraniega de El Debate sobre grandes batallas históricas
'La Trinchera de la Historia' ofrece bajo estas líneas una recreación sonora en podcast que puedes disfrutar mientras lees el artículo
España había realizado su expansión ultramarina desde el S. XV, asegurando sus territorios y consolidando un gran Imperio. A comienzos del s. XVIII los ingleses, junto con los franceses, desean configurar sus propios imperios con presencia en ultramar y control del comercio. Esto lleva a Gran Bretaña a crear The South Sea Company en 1711 para iniciar su entrada en el mercado español de América. Por ese motivo firman con España el Tratado de Asiento de Negros en 1713 con el que se les reconoce el monopolio del tráfico de esclavos africanos por treinta años y el derecho del «navío de permiso» con el que, una vez al año los británicos podían entrar a comerciar en los puertos de la América española.
La codicia inglesa y la necesidad de solventar sus problemas económicos terminan sobrepasando los límites marcados por los tratados y el contrabando y las evidentes pretensiones de los ingleses, despertaron las alarmas de los españoles que no tardan en fortificar sus puertos incrementando el número de guardacostas. Limitan así las acciones ilegales de los comerciantes británicos que, incómodos, se quejaron ante el rey Jorge II, reclamando la declaración de guerra. El monarca reunió al Parlamento inglés el 10 de julio de 1739 para comunicar la declaración de guerra a España.
Comienza la Guerra de Asiento (1739 – 1748) entre España y Gran Bretaña que, pese a tener el Caribe como principal escenario, se ve pronto inscrita en la Guerra de Sucesión Austriaca.
El detonante directo de la Guerra de Asiento tiene lugar con la War of Jenkin’s Ear. En 1731, el capitán Robert Jenkins llega a las costas de Florida al mando del bergantín Rebecca. Allí es recibido por el capitán de La Isabela, Julio León Fandiño que le corta una oreja mientras le amenaza, harto de las tretas inglesas. Es entonces cuando Edward Vernon es enviado al Caribe al mando de seis navíos con la misión de atacar a las fuerzas españolas que encontrara a su paso.
La triada de Héroes
Julio León Fandiño fue uno de los capitanes enviados por España a los territorios americanos con el fin de reforzar la seguridad de los puertos frente a las acciones de los piratas y contrabandistas británicos. En una de sus patrullas, captura el navío de Jenkins. Fandiño había prometido que castigaría al primer pirata inglés sobre el que lograra poner las manos con el fin de disuadir a futuros piratas. Jenkins tuvo la mala suerte de ser ese primer capturado.
Sebastián de Eslava había participado en la Guerra de Sucesión Española a favor de Felipe de Anjou. En 1739 recibe el nombramiento de virrey del Nuevo Reino de Granada, restablecido en 1740. Asimismo, se le encomendó la presidencia y gobierno de la Real Audiencia de Santafé. En 1741 atracó en el puerto de Cartagena, con la misión de defender una plaza amenazada por los ingleses.
El tercer héroe del asedio de Cartagena de Indias es Blas de Lezo, férreo marino vasco al que le faltaban un ojo, un brazo y una pierna, pero no el coraje. Así lo probaron sus incontables participaciones en batallas y expediciones marinas al servicio de la Corona española. En 1737 llegó a Cartagena con el encargo de reforzar esta plaza tan relevante en el Caribe. Eran pocas las fuerzas con las que contaba, pero su labor en la reconstrucción de la defensa de la ciudad fue excepcional. De este modo, para cuando Sebastián de Eslava llegó a Cartagena, los españoles se hallaban ya preparados para recibir a los ingleses.
El asedio
La flota de Vernon no tardó en obtener la primera victoria. Portobello cayó en sus manos en noviembre de 1739. Esto sirvió de aliento para el almirante que prosiguió con los ataques de castigo a otros puertos cercanos hasta llegar a Cartagena de Indias. «La Llave de las Indias» derrochaba atractivos y era sin duda un enclave estratégico en el Caribe. Fueron dos los ataques infligidos sobre ella. De esta manera, Vernon pretendía tantear la capacidad defensiva de este puerto con vistas a planear la incursión definitiva.
Entre tanto, recibió la flota de refuerzo esperada. Eran casi 200 las naves y 34.000 los hombres con los que contaba el almirante británico. El ataque comenzó el 13 de marzo de 1741. Los españoles divisaron en el horizonte el impactante despliegue de la flota inglesa.
Blas de Lezo, que esperaba el inminente ataque, se había hecho cargo de la situación y organizó la resistencia y defensa de la plaza. Las desigualdades entre ambos contingentes saltaban a la vista: el Lezo contaba con una flota de seis naves y menos de 3.000 hombres, incluidos soldados, milicia urbana y arqueros indios. Blas de Lezo y el virrey Eslava controlaron las operaciones desde el camarote del navío Galicia. Los ingleses trataron de debilitar las entradas de Bocachica y Bocagrande. Por su parte, Lezo había mandado reforzar por tierra y bloquear con navíos los fuertes más importantes: San Luis, San José y San Felipe de Barajas. No obstante, los cañones de los navíos ingleses bombardearon con dureza y tras varios días de fuego atacaron por tierra la fortaleza de San Luis de Bocachica.
El coronel Desnaux que se hallaba al mando de la resistencia, aguantó más de dos semanas hasta que el 5 de marzo anunció su rendición. Asimismo, el navío Galicia fue capturado y Blas de Lezo y el virrey tuvieron que trasladarse al castillo de San Felipe de Barajas y continuar desde allí la resistencia de una ciudad cada vez más asediada y con menos posibilidades de aguantar a los ingleses. Vernon prácticamente veía ya la victoria en sus manos.
El combate final
Blas de Lezo, Eslava, Desnaux y 500 soldados con un puñado de artilleros guardaban el Castillo de San Felipe de Barajas. Se había mandado excavar una suerte de foso de tierra en torno al mismo, rematado por una empalizada para dificultar el acceso a la fortaleza.
Vernon, consciente de la distancia que separaba San Felipe de la bahía, cayó en la cuenta de que no bastarían los bombardeos. Por este motivo, decidió atacar por sorpresa el fuerte en la noche del 19 al 20 de abril. Más de 3.000 hombres, a las órdenes del general Wentworth, desembarcaron para rodear el castillo. Lo que no se imaginaban los ingleses era que sus escaleras no bastarían para sobrepasar las empalizadas. También ignoraban que los españoles estarían esperándolos dispuestos a activar sus baterías y responder con fuego y metralla. Aunque las fuerzas eran muy desiguales, las bajas británicas superaron con mucho a las españolas.
Esto fue solo el principio de la decadencia del bando inglés. Y es que, entrando ya en la estación de las lluvias, tuvieron que unir a los desastres ocasionados por los españoles, los estragos causados por la fiebre amarilla y otras enfermedades. Se habla de 6.000 ingleses frente a 800 españoles fallecidos al concluir la Batalla de Cartagena.
Después de la tregua pautada para intercambiar prisioneros llegó el momento de retirarse pues era tal el deterioro de algunos de los navíos ingleses que Vernon se vio obligado a destruir algunos de ellos. Así el 20 de mayo, el propio Edward Vernon, que tan convencido había estado de su victoria, dejó Cartagena mientras maldecía, según cuentan, «God damn you Lezo»
El asalto de Vernon a Cartagena de Indias fue el mayor despliegue militar visto hasta entonces e irrepetible hasta Normandía. Pese a todo, no fue suficiente para acabar con Blas de Lezo. Por ello, la Batalla de Cartagena de Indias es recordada por la historia de España como una de las mayores hazañas militares. No así para los ingleses. Y es que, no fue esta su única derrota en el Atlántico. A ella se sumaron los fracasos en Santiago de Cuba, Panamá, Puerto Cabello y Guaira, alcanzando elevadas pérdidas humanas.
¿Qué supuso la resistencia en Cartagena de Indias?
Al estallar la Guerra de Sucesión Austriaca en 1740, los motivos que habían enfrentado a España y Gran Bretaña en la Guerra de Asiento se trasladaron a este nuevo enfrentamiento y pasaron a disputar esta vez en bandos opuestos de este conflicto europeo. Será también el acuerdo que puso fin a la Guerra de Sucesión de Austria, el Tratado de Aquisgrán, el que restauró la calma entre ambas potencias. Calma que supuso el regreso al statuo quo anterior a los enfrentamientos, es decir, recuperar el derecho de asiento y el «navío de permiso» para los ingleses y el mantenimiento de los territorios españoles tal y como se encontraban antes de empezar la guerra.
Créditos | El Asedio de Cartagena de Indias
- Dirección: María Sánchez Martínez
- Guion: Jorge Álvarez Palomino
- Producción, locución y diseño sonoro: Rafael Molina Vega