Fuerzas Armadas El nacimiento de un fusil español: el CETME
España fue pionera, tras la Segunda Guerra Mundial, en la creación y desarrollo de un eficaz y novedoso fusil de asalto
El capitán italiano Cei-Rigotti había diseñado un fusil semiautomático, tiro a tiro, para superar la lentitud en la recarga de los fusiles de cerrojo habituales que, a su vez, superaron a los de avancarga al incorporar el cartucho metálico. Los estadounidenses, por su lado, crearon el pesado fusil Garand M1 del calibre 30.06, que tenía un clip que permitía recargar y disparar de forma semiautomática y continuada ocho cartuchos, desplazando el cerrojo, expulsando la vaina usada y alimentando la recámara con otro cartucho nuevo mediante una toma de gases en el cañón que impulsaba ese automatismo. Por su parte, los rusos soviéticos superaron sus anticuados fusiles Mosin Nagant con la creación del SVT40 Tokarev que seguía usando el poderoso cartucho 7,62 x 54 R, impuesto por las enormes reservas que tenía la URSS de ese calibre.
Los alemanes desarrollaron los Gewehr modelo 41 y 43 fabricados por la Casa Walther. Los teutones, un paso más delante, también usaban el fusil de paracaidista modelo 1942 con que el Heer utilizaba ya el fuego automático, que es aquel que se produce mientras se mantiene el dedo en el disparador o gatillo: crearon el MP 43 que fue a producirse masivamente para abaratar costes mediante chapa estampada. El arma pasó a dominarse MP 44 y fue una auténtica revolución. Conocido también como Stg 44 , fue el que daría la idea a Mijail Kalashnikov, para crear el AK 47, simplificando mecanismos.
Para poder controlar la ráfaga del MP 44. el cartucho se redujo, dejando de usar el habitual en el Ejército alemán de 7,92x57 mm, reduciéndolo a 7,92 x33. Con menor potencia, lo que permitía controlar la ráfaga en fuego automático.
Siguiendo esta línea, en España se crea el Centro de Estudios de Materiales Especiales CETME, el organismo dependía del Estado Mayor del Ejército aunque administrativamente pertenecía al Instituto Nacional de Industria. Muchos de los ingenieros y técnicos alemanes de armamento ligero al acabar la Segunda Guerra Mundial vinieron a España vaya usted a saber por qué. Junto con sus colegas españoles trabajaron en la creación de un fusil moderno y eficaz, y lo lograron.
El fusil de asalto CETME se proyectó por orden de la Junta de Defensa Nacional del 10 de marzo de 1950, basándose en el fusil automático MP 44. El ambicioso plan pretendía que la nueva arma permitiese suprimir el fusil ametrallador, como el FAO, y las ametralladoras de plantilla de infantería. Y las condiciones exigidas por el Ejército eran que el peso del arma fuera similar al de un fusil Mauser y que el retroceso del disparo fuera pequeño para el soldado, hasta tirando a ráfaga, y también que el tirador mantuviera el arma encarada al blanco después de hacer fuego, incluso automático.
El doctor Voss se encargó de diseñar la munición: vaina corta, proyectil ligero y pólvora especial de reducido peso.
El principal problema para desarrollar los prototipos fue la carencia de chapa estampada, de la que había una gran demanda por parte de la industria automovilística. Los muelles se hicieron en la casa Valenciaga de Éibar. Los primeros cargadores los manufacturaron los técnicos españoles enderezando chapa de bidones viejos de gasoil.
El equipo balístico al que se unió el ingeniero español Ignacio del Riego proyectó el cartucho de 7,92 x40, denominado modelo 1950. Un cartucho completamente nuevo cuyo proyectil era de aluminio macizo con una ojiva extremadamente larga y muy puntiaguda, diseño pensado originalmente para el eficaz cañón antiaéreo alemán de 88 mm.
Voss consideró que el calibre 7,62 daría mejores resultados balísticos. La pólvora se produjo en la fábrica nacional de Pólvoras de Granada, aunque al final se usaría pólvora de la fábrica de La Coruña. Pero el cartucho proyectado de aluminio y latón corría el peligro de corrosión al unir dos metales diferentes, dados los potenciales electrolíticos. Y, además, producían en los seres vivos unos desgarramientos internos críticos para las prohibiciones de los convenios internacionales sobre la guerra.
Calzada y Bayo apostaron por la munición de 7,92 x 33. Se realizaron diversas pruebas tanto en el polígono de Carabanchel como en la Academia General Militar. La participación del teniente coronel Ignacio Moyano fue fundamental. Finalmente, se adoptaría el calibre 308 Winchester, es decir, 7,62x 51 impuesto por los estadounidenses por cuestiones económicas, las suyas, claro. Se hicieron pruebas en Baviera, que contemplaba la compra de armamento para sus agentes, ante el jefe de policía, pruebas que fueron un éxito. También pasó las duras evaluaciones del polígono de Aberdeen, en Estados Unidos. La adopción del fusil CETME se produjo en dura competencia con el fusil FAL belga, que tenía menos rémoras de carácter político, y aún así triunfó.
Su bautismo de fuego en guerra no se hizo esperar demasiado. Está el testimonio del legionario Luciano Gajate, de vida rocambolesca pasando de la revolución cubana a La Legión. Combatió en Edchera el 13 de enero de 1958 y testimonia: «Funciona incluso estando el arma sucia de polvo... Habría que quitarle algunas cosas inútiles que tiene, como el asa de transporte, el bípode...".
Su éxito fue tal que Alemania pagó los derechos para que Heckler & Koch (HK) pudiera fabricar su G3, hermano gemelo del CETME con pocos detalles de cambio: guardamanos y culata de plástico y no de madera y el alza de puntería, que era una torreta en lugar de un librillo.