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Aterrizaje en vertical de un caza de combate Harrier en el LHD Juan Carlos I; al fondo, la fragata Blas de Lezo (F-103)Foto y video: A.G.

Armada española  El despliegue Dédalo 24, desde dentro: así son las intensas maniobras navales de España frente a Creta

Un histórico avión F 84 F de la fuerza aérea griega preside la entrada de la base militar de Souda, en Creta. Su peculiar silueta no puede disimular el paso del tiempo, que se hace patente en la erosión del fuselaje. Un deteriorado murete y la hierba seca a su alrededor dan un aire aún más vetusto a los restos de aquella vieja gloria de la aviación helénica. Durante el tránsito por la base pueden observarse algunos otros aviones legendarios, como un llamativo Northrop F-5 que algún día sirvió al Escuadrón 343. Nos encontramos en uno de los lugares de mayor importancia estratégica del Mediterráneo.

Los helicópteros Augusta Bell 212 de la Armada española, los míticos «gatos», aguardan en una pista. Al fondo, dos cazas F-16 griegos –los mismos que han participado con los Harrier españoles en el ejercicio multinacional Neptune Strike– se disponen a despegar. Las hélices comienzan a girar; los helicópteros se elevan con su característico estruendo y siguen la árida pista para ir tomando altura. A los pocos minutos, se adentran en pleno Mediterráneo para poner rumbo a su destino: el grupo naval expedicionario de la Armada española Dédalo 24, que se encuentra desplegado a unas 18 millas de la isla. Los helicópteros sobrevuelan veloces un mar agitado en el que, de repente, asoma la proa del imponente portaaeronaves LHD Juan Carlos I, buque insignia español. La toma de los AB-212 helicópteros en la cubierta es perfecta y el «chaleco amarillo» que dirige el aterrizaje da su visto bueno para el desembarque.

Un helicóptero AB 212 español se dispone a despegar desde la base militar de Souda (Creta)

Un helicóptero AB 212 español se dispone a despegar desde la base militar de Souda (Creta)A.G.

Dos cazas Harrier, en la cubierta del portaaeronaves español Juan Carlos I

Dos cazas Harrier, en la cubierta del portaaeronaves español Juan Carlos IEMD

Un Harrier se dispone a despegar desde el Juan Carlos I, seguido por la fragata Blas de Lezo

Un Harrier se dispone a despegar desde el Juan Carlos I, seguido por la fragata Blas de LezoArmada Española

A bordo del Juan Carlos I, la actividad es incesante. Esta ciudad flotante de 231 metros de eslora se encuentra volcada en un intenso despliegue de más de tres meses. Ahora se encuentra en un punto «caliente» del Mediterráneo, realizando operaciones anfibias en el Peloponeso y las islas de Skyros y Creta, y diversos ejercicios de defensa aérea, en los que los aviones Harrier han volado con F-16 y F-4 griegos. Incluso, y durante siete días, una fragata griega ha permanecido integrada en el Grupo.

Desde la salida de España, la actividad de los helicópteros AB-212 y los Harrier ha sido muy intensa. Entre las misiones realizadas destacan las de fuego real, diurnas y nocturnas. Los helicópteros se centran en blancos de superficie; y los Harrier, sobre el polígono de la isla griega de Karavia.

Maniobras constantes

Aunque los cazas Harrier AV-8B+ se encuentran ya en la fase final de su vida operativa, mantienen una gran versatilidad y cuentan con un potente armamento aire-aire y aire-suelo, con misiles de corto y medio alcance, así como bombas de guiado láser y GPS y suite de guerra electrónica. Sus espectaculares maniobras pueden alcanzar una velocidad de 1.0 Mach. Pero, sin duda, su seña de identidad más característica es su capacidad de despegar y aterrizar verticalmente o en pistas cortas. Siempre resulta espectacular asistir a dichas maniobras, que en esta ocasión tienen como telón de fondo la escolta de la fragata Blas de Lezo (F-103), una de las más modernas de la Armada española, dotada de una enorme capacidad antiaérea.

El entrenamiento de los helicópteros es también constante; una de las pruebas más llamativas es la inserción por «fast rope» desde un helicóptero AB-212 en el buque. Como explica la Armada, esta técnica consiste en descender rápidamente sin conexión física con la soga, utilizando únicamente la fricción con los guantes y los pies, los cuales sirven de estabilizadores para mantener el cuerpo en forma vertical. Su utilización es fundamental en áreas donde un helicóptero no puede posarse en el suelo, como por ejemplo un barco.

Ejercicio de inserción por "fast rope" desde un helicóptero AB-212 en el buque Juan Carlos I

Ejercicio de inserción por «fast rope» desde un helicóptero AB-212 en el buque Juan Carlos IEMD

Hay que señalar que el Grupo Dédalo, liderado por el Juan Carlos I, está formado por el buque de asalto anfibio Galicia, aviones Harrier y helicópteros de la Flotilla de Aeronaves de la Armada, un Batallón Reforzado de Desembarco de Infantería de Marina (que supone más de 500 efectivos) y las fragatas Blas de Lezo y Reina Sofía. El mando recae en el contralmirante Gonzalo Villar, que destaca la contribución al fortalecimiento de la seguridad marítima en el Mediterráneo, clave para la seguridad española.

El contraalmirante Gonzalo Villar se encuentra al frente del Grupo Expedicionario Dédalo 24

El contraalmirante Gonzalo Villar se encuentra al frente del Grupo Expedicionario Dédalo 24A.G-

Si en la cubierta exterior reinan los Harrier y los helicópteros, una intrincada red de pasillos y escaleras conducen a un auténtico mundo interior. El impresionante dique inundable aloja las lanchas de desembarco anfibio LCM. El agua del mar entra en el buque llenando el gigantesco compartimento para permitir la entrada y salida de las lanchas. Estas incorporan un portón a popa para facilitar la carga y descarga. Una vez cerrado, la salida a alta mar supone una sensación única. El fuerte oleaje golpea la embarcación y el portaaeronaves se asemeja a una gran ballena abriendo su enorme boca al aire. Las lanchas toman velocidad y cortan el fuerte oleaje, con el agua salpicando a raudales. Hay que pensar que tienen una capacidad de carga de 56 toneladas, y que pueden transportar desde un centenar de militares a un carro de combate Leopard 2E. O también vehículos blindados Vantac, algunos de los cuales pueden verse a bordo junto a los precisos sistemas lanzamisiles Mistral. La reentrada de las lanchas en el buque se desarrolla milimétricamente. Durante estas maniobras se llevan a cabo desembarcos anfibios, en los que la Infantería de Marina demuestra el porqué es considerada, además de la más antigua del mundo, una unidad de elite. Su rutina a bordo es similar a la que mantienen en su cuartel, aunque aquí la jornada es más larga y suele terminar a las 20 horas. En esencia, se basa en el adiestramiento constante y en los ejercicios: tiro de precisión, «fast rope», pruebas bilaterales con ejércitos de otros países... algunos no dudan en aprovechar cualquier recoveco del colosal garaje para mantenerse en forma.

Una lancha de desembarco del LHD Juan Carlos I navega en el Mediterráneo

Una lancha de desembarco del LHD Juan Carlos I navega en el MediterráneoArmada Española

Una lancha de desembarco se dirige al portaaeronaves español Juan Carlos I

Una lancha de desembarco se dirige al portaaeronaves español Juan Carlos IEMD

Una lancha de desembarco del LHD Juan Carlos I cargada con material militar

Una lancha de desembarco del LHD Juan Carlos I cargada con vehículos militaresEMD

El armamento desplegado utilizado en las operaciones es variado. Destaca la presencia de los blindados Vamtac (Vehículo de Alta Movilidad Táctico), capaces de implementar el sistema de lanzamiento de misiles antiaéreos Mistral. Este es un misil de corto alcance equipado con un buscador de imágenes infrarrojas y tecnología avanzada de procesamiento de imágenes. Tienen un alcance de 6 kilómetros, con un techo de 3 kilómetros, y pueden llegar a una velocidad de 2,5 mach.

Un vehículo blindado Vamtac dotado con una ametralladora

Un vehículo blindado Vamtac dotado con una ametralladoraEMD

Sin duda, una de las «estrellas» del despliegue es Lika, una preciosa perra de cuatro años experta en detectar explosivos. Está destinada en el Tercio Sur, con base en Torregorda, donde hay 22 perros especialistas en seguridad y combate, detección de drogas y explosivas. Pero Lika es la única que permanece embarcada durante todo el largo despliegue. Incluso se la ha habilitado una zona especial del barco, que no se utilizaba, y que se ha reformado como perrera. Lika acaba de participar en un ejercicio. Su misión era «limpiar» de explosivos un recinto del buque. Y lo clavó.

La perra Lika es una de las "estrellas" del despliegue y está especializada en detectar explosivos

La perra Lika es una de las «estrellas» del despliegue y está especializada en detectar explosivosEMD

Al grupo Dédalo le queda todavía un largo periplo. A finales de mayo, tras una breve escala logística en la Base Naval de Rota, comenzará la fase atlántica del despliegue. El evento más importante será la presencia en el Báltico para participar en el ejercicio multinacional 'Baltops 24', el más multitudinario de los que se realizan en esta zona y el primero tras la reciente adhesión a la OTAN de Finlandia y Suecia. Asimismo, y siempre según las previsiones, aprovechará para interactuar con los contingentes aliados desplegados en la región, en particular, con las tropas del Ejército de Tierra en Estonia y Letonia y con el próximo destacamento del Ejército del Aire y del Espacio en Lituania. ¡Buen viento y buena mar!

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