La Trinchera de la Historia
El asedio de Tizzi-Azza, ¡Legionarios a luchar, Legionarios a morir!
El 5 de junio de 1923, los rifeños cierran el cerco a la posición española en Tizzi Azza y como resultado se produce una batalla que enfrentará a legionarios, los regulares e Infantería española, contra las tropas de Abd-el-Krim
Millán Astray recogió los principales valores de la Legión en el Credo Legionario, escrito por él mismo. Esta lista de doce máximas no solo debía guiar al legionario sino también forjar su espíritu. La amistad, el compañerismo, la unión, el socorro, el sufrimiento, la disciplina, el combate, la bandera o la muerte son sustantivos y espina dorsal de esta fuerza militar.
Y así, imbuidos del espíritu legionario, con la bayoneta calada y dispuestos para el cuerpo a cuerpo, el 5 de junio de 1923 avanzaban las banderas I, II y IV del Tercio. Al frente de las tropas estaba el teniente coronel Rafael de Valenzuela Urzaiz.
La posición de Tizzi-Azza era crítica ya que, desde abril de ese mismo año, las harcas de Abd-el-Krim asediaban las posiciones de vanguardia. El gobierno había prohibido cualquier tipo de acción militar para favorecer la paz consensuada con los rifeños, pero el traidor Abd el-Krim aprovechó esta situación, a sabiendas de que sus acciones no encontrarían respuesta por parte de los cañones españoles, y fue avanzando por la zona sin el menor impedimento. A finales de mayo la situación era insostenible para las tropas españolas.
Fue entonces cuando teniente coronel Rafael de Valenzuela, Jefe del Tercio de Extranjeros, es requerido para reincorporarse a Marruecos a primeros de junio. El día 4 y antes de entrar en combate, Valenzuela arenga a sus tropas «Mañana entrará el convoy en Tizzi-Azza o moriremos todos, porque nuestra raza no ha muerto aún»
Los legionarios avanzaron en «ciega y feroz acometividad» y Valenzuela se lanzó al cuerpo a cuerpo contra las posiciones enemigas, esta acción, suicida al fin y al cabo, insufló de valor a los legionarios que «obedecieron hasta morir». A pesar de que la acción produjo el quebranto de los rifeños que abandonaron las posiciones, el Jefe del Tercio murió en el fragor de la batalla a consecuencia de los disparos efectuados por el enemigo. Su cuerpo no pudo recuperarse hasta dos días después y para ello hubo de ser necesaria la intervención de decenas de legionarios que perecieron junto a su jefe porque los legionarios «no abandonan jamás a un hombre en el campo, hasta perecer todos».
En Tizzi-Azza el Tercio y los Regulares lucharon contra los rifeños y muchos dieron su vida en cumplimiento de la misión encomendada y aunque las cabilas les superaban en número, los españoles consiguieron la victoria porque hubo «espíritu de combate», «espíritu de la muerte» y porque «todos los hombres legionarios son bravos».
Créditos
- Dirección y locución: María Sánchez Martínez
- Guion: María Sánchez Martínez
- Producción y diseño sonoro: Fernando Justo Gómez
- Realización: Blanca Serrano Beltejar