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Minisubmarinos autónomos y misiles: Defensa financia dos nuevos proyectos para que España logre autonomía estratégica
Más allá de recuperar capacidades perdidas de nuestras Fuerzas Armadas y/o renovar obsoletas, el Ministerio de Defensa ha empezado a poner en práctica su nueva estrategia para que la Industria de Defensa nacional logre autonomía estratégica en dos nuevos sectores o sistemas de defensa que hasta ahora tenía que adquirir en el exterior.
En concreto, el área de misiles, en las que ninguna empresa española contaba con la autoridad de diseño completa, lo que dotaría de capacidades nacionales a todos los Ejércitos, especialmente el del Aire y del Espacio y el de Tierra; y en la de minisubmarinos o drones acuáticos no tripulados manualmente, un sistema que mejoraría considerablemente las capacidades de la Armada.
A finales de 2023, cuando el Ministerio de Defensa presentó la nueva «Estrategia de Industria de Defensa» que debía dirigir los incrementos de inversiones que ha prometido el Gobierno hasta llegar al 2% del PIB, se especificó entre sus objetivos principales reforzar aquellas áreas en las que las capacidades industriales españolas eran parciales. Se mencionó expresamente la de misiles, área que definió de «capacidad esencial» para la Defensa de España. «En el caso de España -señala el documento confeccionado por la Secretaría de Estado de Defensa-, siguiendo la senda europea, se hace necesario potenciar las estructuras industriales y las capacidades de fabricación y suministro de municiones y misiles para afrontar el aumento de demanda presente y futuro, tanto nacional para garantizar las disponibilidades y reservas necesarias para sus FAS, como para atender las necesidades de sus socios y aliados en el ámbito internacional».
El desarrollo y consolidación nacional de este sector se ha realizado a través de diversas acciones. Por un lado, potenciando laboratorios de ensayos, experimentación y certificación tanto misiles como vehículos no tripulados (RPA) como el situado en Huelva y denominado Centro de Experimentación del Aerosillo, dependiente en este caso del INTA. Respecto a proyectos de desarrollo concretos, hay distintos programas adjudicados y financiados a diferentes empresas española para amplíen y desarrollen nuevas capacidades, diseñen y fabriquen productos complementarios y consoliden relaciones cooperativas.
Micromisiles nacionales
Un ejemplo práctico de estos avances es el misil presentado recientemente por la empresa malagueña Aertec. Con el apoyo financiero de la Dirección General de Armamento y Material (DGAM), órgano de contratación del Ministerio de Defensa, ha diseñado el denominado micromisil FOX I. Según detalla la compañía, «está orientado a eliminar Soft targets (blancos blandos), blancos de oportunidad, y para autodefensa del propio RPAs por eliminación de sensores de sistemas contra vehículos no tripulados (C-UAS)». Tiene una longitud de 900 mm, tres kilogramos de peso y un alcance máximo de 4 kilómetros.
Fundada por Antonio Gómez-Guillamón y Vicente Padilla, Aertec se especializó en aviones no tripulados tanto para uso civil como militar, pero con el respaldo de Defensa se ha introducido en el desarrollo de una nueva de negocio: misiles. Aertec firmó un contrato con la DGAM para el diseño, desarrollo, la producción de prototipos y ensayos de disparos dentro del proyecto ARPA, cuyo objetivo es dotar de armamento de precisión a los Sistemas Aéreos Pilotados Remotamente (RPAS). Estos últimos han sido realizados en el campo de maniobras CENAD San Gregorio (Zaragoza) y en el polígono de Las Bardenas (Navarra). «Con esto, se ha demostrado la viabilidad del proyecto y la conveniencia de acometer la fase final en 2025, consistente en la calificación del misil para su empleo desde el TARSIS-W y en la demostración de las capacidades del mismo, estando previstos hasta 100 disparos superficie / superficie y aire / superficie desde el TARSIS-W», detalló la empresa.
En esta colaboración, Aertec aportó el 70% de la financiación y la DGAM el 30% restante. El contrato con la DGAM abarcó el diseño, la producción del prototipo, el desarrollo y una serie de ensayos de lanzamiento tierra-tierra con éxito, incluido un lanzamiento de un misil totalmente guiado con ojiva.
Otra empresa de reciente creación, septiembre de 2021, especializada en este campo de los misiles es SMS (Sistemas de Misiles de España), una propuesta colaborativa de tres compañías, Sener Aeroespacial y Defensa, Escribano Mechanical & Engineering y GMV, a las que se unió Instalaza en febrero de 2023. Su última propuesta, desarrollada gracias a un proyecto público Coincidente, impulsado por la subdirección General de Subdirección General de Planificación, Tecnología e Innovación, organismo dependiente también de Defensa, es un micromisil contra aeronaves no tripuladas (C-UAV) de patente 100 % española. El micromisil fue seleccionado por la propia DGAM en diciembre del pasado año tras unos meses de concurso y ha sido aprobada la dotación económica de 950.000 euros con un plazo de duración de 30 meses para llevar a cabo el demostrador tecnológico. De formato superficie-aire y calibre de 90 mm., se encuadra dentro de los «sistemas de neutralización para aplicaciones de defensa antiaérea de muy baja cota», según explicaron las compañías. El demostrador tecnológico se centrará en derribar amenazas aéreas con un peso máximo al despegue de 200 kilogramos, lo que incluye la mayor parte de los drones militares ligeros empleados en misiones de ataque, vigilancia o espionaje. Este micromisil debe tener configuración superficie-aire para poder ser integrado en plataformas terrestres y marítimas, y ser capaz de neutralizar «blancos aéreos estáticos y en movimiento» con un alcance máximo de 1,5 kilómetros, es decir defensa cercana.
Drones subacuáticos no tripulados
En el caso de los submarinos no tripulados, el Ministerio de Defensa ha puesto en marcha un proyecto de I+D gestionado por la DGAM que apuesta por el diseño y fabricación nacional de un Sistema Submarino No Tripulado Militar (SSNTM) para el que ofrece una financiación de 1,5 millones de euros. El programa permitiría una capacidad autónoma de estos sistemas para la Armada españoles en misiones muy distintas, desde la detección, clasificación e identificación de objetivos marinos -en concreto minas- hasta la confección de mapas del fondo marino, tanto para uso militar como civil (cartografía, etc.). También serviría para incrementar la protección de infraestructuras críticas, la vigilancia de rutas o puertos y cualquier tipo de misión operativa relacionada con la intervención subacuática. La licitación se encuentra actualmente en fase de licitación y, por tanto, lo previsible es que se conozca el adjudicatario o su resultado próximamente.
El vehículo submarino no tripulado contará con tres módulos operativos: autónomo, teleoperado a distancia y en espera de instrucciones. Según las especificaciones de la oferta, el sistema constará de cuatro dimensiones principales: puesto de operación móvil integrado en el mando y control de buques; el sistema de lanzamiento y recuperación (LARS) para el arriado e izado de la plataforma desde un buque o muelle; el vehículo autónomo submarino con sus respectivos sensores; y las comunicaciones entre los distintos sistemas y subsistemas que permita el envío de datos, imágenes y videos. En el caso del LARS, el pliego de licitación determina su desarrollo como un deseable, entendiendo su dificultad de desarrollo.
Hasta 125 kg y 2,3 metros de eslora
Tras la revisión del estado del arte en este tipo de sistemas y analizadas las necesidades de la Armada, el Ministerio de Defensa estipula que el Vehículo Submarino No tripulado (UUV) debe estar diseñado con un solo cuerpo compuesto de material amagnético, con una baja firma acústica para dificultad su detección, y estará diseñado para facilitar su puesta a flote y recogida, de acuerdo con los requisitos de la plataforma. El drone acuático deberá ser de 2,3 metros de largo y 0,55 de ancho -incluyendo los propulsores- un diámetro de 0,55 metros, y una altura máxima de 0,6 metros. El peso en seco debe ser inferior a los 125 kilos, que podría ser modificado durante la ejecución del proyecto, si así lo aconsejan los técnicos, según lo estipulado por la DGAM. El submarino no tripulado español debería poder operar a una profundidad de al menos 30 metros y las comunicaciones con el buque o con tierra firme se llevará a cabo mediante una boya de comunicaciones conectada al UUV con un cable de poca resistencia hidrodinámica. Los datos, por tanto, se transmitirán de forma inalámbrica. Además, el vehículo deberá estar dotado de una radio que permita la transmisión de datos como segundo sistema de redundancia.
La Armada adquirió el año pasado para evaluación y experimentación dos vehículos de este tipo Sparus II a la empresa Iqua Robotics, con sede en Gerona capaz de sumergirse hasta 200 metros de profundidad y cuenta con sistemas de observación capaces de obtener imágenes de alta resolución en muy cortos periodos de tiempo. Tres empresas españolas Navantia, SAES y Perseo Techworks trabajan en el proyecto Wise (Winged Submarine) enfocado en el desarrollo de una familia de vehículos submarinos no tripulados para misiones de guerra de minas e inteligencia, vigilancia y reconocimiento, y que fue probado durante el ejercicio de la OTAN REPMUS 2023. El prototipo de la versión «S» con un desplazamiento de 80 kilos y una eslora de 2,3 metros fue presentado hace un año en la tercera edición de FEINDEF en Madrid.