Un momento de la preparación del almuerzo en las cocinas del Juan Carlos IMiguel Pérez Sánchez

Fuerzas Armadas  El indispensable truco de la Armada española para mantener la energía por la mañana

La vida a bordo de un buque de la Armada española es siempre exigente y el esfuerzo físico es muy intenso en alta mar. Todo tiene que funcionar como un reloj y los trabajos tienen que efectuarse con gran precisión. Los turnos pueden llegar a ser agotadores. Los profesionales de la Armada están muy preparados, y cada día tienen que emplearse a fondo para estar al nivel que se les exige. Por ello, mantenerse en buena forma física es fundamental. pero también lo es una alimentación adecuada. La calidad de la comida en un buque de guerra es fundamental para mantener el bienestar y el ánimo de la dotación. Y, lógicamente, puede afectar al transcurso de las operaciones y al éxito de la misión.

El LHD Juan Carlos I es el buque insignia de la Armada. Hay diana a las 7.15. El desayuno es fundamental y, por ello, es muy completo: fruta, embutido... «muy mediterráneo», asegura un oficial. Pero hasta la hora de la comida son muchas horas de fuerte desgaste físico. Por ello, la Armada mantiene una antigua costumbre en todos sus buques. Entre las 10 y 11 de la mañana, se reparten bocadillos, un refuerzo indispensable para recuperar fuerzas. «Hay bocatas de sabores variados: patatas, salchichón, paté, chorizo, queso...», comenta el oficial ya citado.

«Siempre se dice que una comida mala te puede llevar a un motín», se bromea a bordo. La cocina es, en este sentido, pieza clave del engranaje del día a día. Suele dar de comer a diario a entre 500 y 1.000 personas. Los tres turnos trabajan a destajo en una amplia variedad de menús; carne, pescado, patatas, guisos, verduras, ensaladas... hay consenso en que la calidad de las comidas es alta.

El LHD Juan Carlos I lidera el Grupo Dédalo 23Armada Española

Y, ¿qué comen los Infantes de Marina cuando se encuentran desplegados? El racionamiento para 24 horas que consumen está distribuido en tres paquetes: desayuno, comida y cena, acompañados por pan galleta. En un módulo estándar de comida se puede encontrar un sobre de pollo de carne con pasta; una lata de cocido madrileño; una lata de atún blanco en aceite vegetal y crema de melocotón. También incluye accesorios varios para completar la ración, en particular un infiernillo portátil para poder calentar el cocido en cualquier circunstancia.

La Armada recogió hace tiempo el testimonio de un cocinero a bordo de un enorme Buque de Acción Marítima. La filosofía es la misma que en el portaaeronaves. La jornada de los cocineros empieza a las 06:00 de la mañana. Uno se encarga de la preparación del desayuno para el personal entrante o saliente de vigilancia. A partir de ese instante otro cocinero se encarga de la elaboración de los indispensables bocadillos de media mañana, mientras los demás empezamos con las comidas del día. Estos menús se coordinan previamente entre todo el personal de cocina con el visto bueno del suboficial de víveres.

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En el buque escuela Juan Sebastián de Elcano, la rutina es similar. Con motivo del V Centenario de la primera vuelta al mundo, la web oficial alojó un relato del día a día en el buque en el que se especifica que el día comienza con el toque de diana a las 07:00. «Tras el necesario aseo personal, todos acuden a desayunar. En sus cámaras y comedores disfrutan de pan recién elaborado, y en ocasiones bizcochos u otros dulces adquiridos durante la última escala en puerto». Y a las 10:30 se hace un receso para tomar café y el típico bocadillo de la mañana. Indispensable.