Río Miño

El origen del nombre del río Miño

El río Miño se ha vuelto un punto de referencia en Galicia

El río Miño tiene una historia bastante bien documentada. Ha sido una marca del territorio desde el siglo II d.C. al haber sido descrito por Estrabón, Mela, Plinio y Ptolomeo.

Por aquel entonces el río era llamado Minius y aparece en la copia más antigua de la Tabula Peutingeriana, en un itinerario que muestra la red de carreteras del Imperio Romano, junto con asentamientos, ríos y montañas. Este fue realizado por un monje de Colmar en el siglo XIII y se dibujó originalmente en un rollo de pergamino dividido en 12 segmentos de los que el primero reproducía Hispania.

Entre los ríos que recorren Galicia en la actualidad, el Miño es uno de los más largos y conocidos. Sin embargo, este río Miño no es el mismo que describían y cartografiaban Ptolomeo, Estrabón y Plinio, el cual nace en la Babia leonesa, donde ahora se ubica el nacimiento del río Sil.

Además de estas discrepancias entre los nombres de los ríos gallegos, también existen algunas sobre el origen de estos nombres, específicamente del Miño. Algunos filólogos e historiadores opinan que «Miño» procede del término latino minium, que significa «de color bermellón», y que habría sido elegido por los romanos para designar al río por el color del terreno que atravesaban sus aguas. El primer registro de esta etimología es del siglo II, hecha por el historiador Marco Juniano Justino en su obra Justini Historiarum Philippicarum Libri XLIV, una antología de la historia universal de la antigüedad. En ella se habla del nombre que ha tomado un río de una región con cobre y plomo, y además muy rica en estaño y hierro. Toda esta información corresponde a los depósitos de cinabrio mezclado con óxido de plomo, también conocido como plomo rojo.

Otra etimología del nombre establece que viene de «minius» o «mineus», una forma de origen paleoeuropeo derivada de la raíz indoeuropea «mei» que significa «caminar» o «ir».