La ciudad vieja de Santiago fue el primer lugar de Galicia en ser declarado Patrimonio de la Humanidad. Esta reconocimiento llegó en 1985 y destaca como uno de los principales destinos de peregrinación del Cristianismo, junto con Jerusalén y Roma. La declaración hace referencia a sus valores monumentales, culturales, espirituales, urbanos y paisajísticos y directamente cita a la Catedral como obra maestra de la arquitectura románica. Además, cobra relevancia con este reconocimiento la labor de protección, salvaguarda, conservación y rehabilitación que permitió que edificios civiles y religiosos, públicos y privados, mantuvieran su integridad con el paso de los años. En este conjunto urbano destaca su imponente Catedral, pero además, el casco histórico alberga numerosos lugares de interés como: la Plaza del Obradoiro, la Plaza de la Quintana, la Casa de la Parra, el Pazo de Fonseca, el Monasterio de San Paio de Antealtares, el parque de la Alameda y la Carballeira de Santa Susana, así como el Monasterio de San Martiño Pinario.