24 años del asesinato del pequeño Diego Piñeiro por un pederasta satanista que podría salir en libertad vigilada
El asesino del pequeño ya había sido condenado anteriormente por pederastia
Un día de 1999, Diego Piñeiro Villar, de 12 años, salió en defensa de un hombre al que unos niños apedreaban mientras se burlaban de él. El varón se convertiría en su acosador y, finalmente, tras una cuestionada actuación policial y judicial, le asesinaría asestándole 30 puñaladas. Ahora, tras no haber cumplido ni 25 años en prisión, el asesino opta a la posibilidad de quedar en libertad vigilada.
El niño, de origen español, vivía en el distrito londinense de Covent Garden junto a su familia. Diego estudiaba en el instituto español Vicente Cañada Blanch. Su asesino era Edward Crowley. Así se hacía llamar, aunque su nombre real era Henry Alan. Su obsesión por el ocultismo y el satanismo le llevaron a adoptar este nuevo nombre en honor a uno de sus héroes satanistas, Aleister Crowley.
Todo comenzó después de que Diego, movido por la compasión, le defendiese de los ataques de otros niños. Tras su defensa, Crowley se obsesionó con él hasta tal punto de vigilarle y perseguirle. El acosador comenzó a hacerle regalos hasta que el niño le pidió que se alejase al sentirse incómodo con la situación. Después de su decisión, el hombre llegó a hacer una pintada en la fachada de su colegio que puso en alerta a las autoridades.
Fallo en la protección
Los padres de Diego denunciaron el acoso que sufría el pequeño. La presión sobre el menor era insostenible. Por ello, Crowley llegó a pasar seis meses en la cárcel de la que salió con una orden de alejamiento hacia el niño.
Al menor le dieron un dispositivo para poder alertar a las autoridades si veía a su acosador cerca. Sin embargo, unas semanas después de abandonar la cárcel, el hombre se le acercó y le apuñaló 30 veces causándole la muerte. El aviso no sirvió para evitarlo.
Las quejas llegaron a raíz de la incomprensión de la decisión de dejarle en libertad dados sus antecedentes y el acoso repetido que ejercía sobre Diego. Además, existía un informe psiquiátrico que le catalogaba como altamente peligroso.
Posteriormente, la fiscalía y los políticos británicos investigaron los fallos de la protección del menor. A pesar de reconocer varios errores determinantes, concluyeron que la muerte no podía haberse evitado.
El asesino del pequeño ya había sido condenado anteriormente por pederastia. Por el asesinato, Crowley fue sentenciado a cadena perpetua en febrero del año 2001. Cuando fue detenido por la Policía londinense, llevaba encima diagramas relacionados con sacrificios humanos.
Ahora, tal y como ha informado el diario El Mundo, la Junta de Libertad Condicional está revisando su condena lo que puede suponer que salga en libertad vigilada sin haber cumplido ni 25 años por el brutal asesinato de Diego.