Un gallego que vive en EE.UU. regresa a su aldea por Navidad y la llena de luces para «ponerla en el mapa»
La fiesta se celebró el día 21 y a ella acudieron más de 40 personas, incluso una pareja de vecinos que viven en Murcia
Antonio López vive en Estados Unidos pero esta Navidad se ha propuesto poder su aldea, Alvaredos, «en el mapa». El lugar tiene una sola calle y está incluida en el trazado del Camino de Santiago, en el de Invierno concretamente.
A pocos metros de la bodega fundada por Antonio viven tres vecinos. Él es propietario de un taller de chapistería en Nueva Jersey y este año pasa la Navidad en su aldea natal con parte de su familia, que se ocupó de decorarla con luces y figuras traídas desde su casa de Estados Unidos, y con la ayuda de los trabajadores de su bodega.
Los abuelos y bisabuelos de López eran propietarios de viñedos desde finales del siglo XIX y el decidió restaurarlos y recuperar su producción en 2015. Tres años después volvió a la aldea para fundar la bodega Alvaredos-Hobbs, asociado con el enólogo estadounidense Paul Hobbs.
«Soy bisnieto, nieto e hijo de emigrados a Estados Unidos, que fueron y volvieron durante todo el siglo XX, y yo decidí recuperar esas raíces por las que siento mucho apego», confiesa Antonio.
Su «plan» es «poner en el mapa» Alvaredos, su aldea natal, produciendo un vino «increíble» y ahora iluminando el camino de los peregrinos por su única calle y celebrando con vecinos y trabajadores las fiestas navideñas de este año.
La fiesta se celebró el día 21 y a ella acudieron más de 40 personas, incluso «una pareja de vecinos que viven en Murcia todo el año y decidieron sumarse a la fiesta para ver lo bonita que está la aldea», relató Marimar Caballero, esposa de Antonio y «armadanzas» de toda la celebración.
López restauró los viñedos familiares para fundar en 2015 una bodega en Alvaredos asociado con el enólogo de Nueva York Paul Hobbs. Desde entonces, tras sacar el primer vino en el 2018, López siguió con su idea de «poner Alvaredos en el mapa» con un «vino increíble» y una iluminación creada por su esposa Marimar Caballero, instalada con la ayuda de los trabajadores de la bodega.
En una de las paredes de la bodega, las enólogas Cecilia y Alba mantienen en buen estado una pequeña cafetera y enchufes para que los peregrinos puedan hacer un descanso mientras recargan baterías. Sus fotografías compartidas en redes serán cómplices del plan de visibilidad de Antonio.