
El secado del pulpo se realizaba en los meses de invierno
Comienza en abril la veda del pulpo gallego: la oportunidad del producto marroquí para arrasar en España
Los productores coinciden en la necesidad de establecer este límite. Sin embargo, piden que se haga una diferenciación para que el consumidor conozca lo que come
A partir de abril, el pulpo gallego entra en temporada de veda. La prohibición de su caza se extenderá, este año, hasta el mes de junio. Productores y Administración coinciden en la necesidad de establecer estos tiempos. Sin embargo, el mercado suple la demanda con ejemplares de origen marroquí y francés.
La parada biológica y la veda son medidas técnicas que recoge el plan del pulpo con el fin de ajustar la gestión pesquera al ciclo de vida de la especie de cara a proteger su reproducción y contribuir a una explotación sostenible. En ambos períodos queda expresamente prohibida la captura de esta especie, por medio de cualquier arte, en aguas en las que Galicia tiene competencias en marisqueo, ya sean interiores o exteriores.
El pulpo gallego no da a basto, aunque no se estableciese este periodo, para satisfacer la demanda. En un artículo sobre esta temática publicado en El Debate en el mes de febrero, se recogías las declaraciones de la empresa Pulponor que aseguraba que «no son capaces –el mercado español– de servir los pedidos que hay». La veda instaurada en Galicia es «necesaria», según defienden, pero les «perjudica»: «Es mucho tiempo»
La Consejería de Mar ha acordado con el sector el establecimiento de esta veda que supone que las embarcaciones dedicadas a la captura de este cefalópodo deberán retirar las nasas de su calamiento y llevarlas a puerto durante este periodo. También es aplicable a la pesca marítima de recreo y a las capturas con cualquiera otra arte distinto de la nasa para pulpo.
El BNG planteó en el Parlamento de Galicia una propuesta que advertía de la falta de pulpo en la región. Una proposición que fue aprobada de manera unánime por toda la cámara autonómica. Sin embargo, la solución no es sencilla y tampoco pasa por la retirada de la veda.
Lo que sí remarcan los productores españoles es la necesidad de que se diferencia de manera clara el producto en el etiquetado y en la hostelería para que el consumir conozca lo que come y, además, pueda notar la diferencia.