El barrio «olvidado» de La Coruña: «No sé cómo aguantan los negocios de la zona»
Los vecinos han realizado protestas contra la inseguridad desde 2021
Los vecinos del barrio de Os Mallos, en La Coruña, protagonizaron hace pocos días una cacerolada contra la actividad de los propietarios de una vivienda situada en la calle Vizcaya, a los que acusan de traficar con drogas. Se pudieron escuchar consignas como «vecina, no vendas heroína» o «no queremos cocaína». No es la primera vez que salen a las calles para denunciar la inseguridad que vive esta zona de la ciudad. Ya en 2021 decenas de ellos realizaron una masiva protesta «por las ocupaciones y los narcopisos» delante de un narcoedificio de la ronda de Outeiro que tuvo una importante repercusión. Mientras que en 2023 se produjeron denuncias por la venta de estupefacientes en un bajo de antiguo negocio que llevaba tiempo cerrado.
¿Es este barrio inseguro? La presidenta de la asociación comercial Distrito Mallos, Alba Balsa, admite que «hay focos» y que fuera de estos lugares se produce «una vida normal» sin mayores incidentes. «La Policía ya sabe cuáles son», indica. También señala que es mejor «no estigmatizar» a este enclave porque son «zonas localizadas» en las que se producen los problemas y hace hincapié en que hay un «repunte a nivel de ciudad» en cuanto a nivel de inseguridad.
Dos personas que trabajan en un negocio de este distrito próximo a uno de estos puntos conflictivos relatan cómo es su día a día, aunque prefieren prefieren mantener el anonimato por temor a represalias. «Es un ir y venir de yonquis. Tenemos mucho sufrimiento y miedo», advierte una de ellas, que se lamenta porque los policías «no responden» ante esta situación. Mientras tanto, explica que delante de su establecimiento tiene que ver a diario cómo «se pasan droga delante de nosotros» e incluso ha tenido que sufrir «amenazas de muerte trabajando». «Aquí un día entraron con un cuchillo», alerta. Ante esta situación, afirma que «no sé cómo aguantan los negocios de la zona».
Su compañera apunta que Os Mallos es «un barrio olvidado» y demanda a las autoridades una solución. «Hay que hacer algo, tienen que dar una respuesta», asegura.
«Mucho edificio antiguo y gente mayor»
La sección de Cáritas de la Iglesia de San Luis Gonzaga, es la que encarga de ofrecer ayuda social a todo el barrio. De hecho, cada 15 días se registran colas en su entrada de gente que acude a recoger frutas y hortalizas que llegan del banco de alimentos, además de entregar vales para adquirir comida en los economatos de esta organización. Cuentan con cuatro voluntarios, a los que se suman otras personas que puntualmente quieren ayudar.
El responsable de este servicio social es Santiago Rubio, un vecino que conoce bien la zona porque creció en ella. Tiene claro que aquí vive la gente de toda la vida «envejecida», a la hay que sumar la que está «llegando nueva», que acaba «malviviendo» en «edificios en malas condiciones». De hecho, señala que se alquilan habitaciones por precios que oscilan entre los 180 a los 350 euros al mes. «Hay mucho edificio antiguo y gente mayor», indica.
También avisa de que hay fondos de inversión «comprando edificios» por la zona, en la que se va a ubicar la futura estación intermodal (se reformará la actual terminal ferroviaria y se habilitará un espacio para los autobuses). Se da la paradoja que existe una importante cantidad de pisos vacíos y apenas hay oferta en el mercado inmobiliario de alquiler, según relata Rubio. Un vistazo al portal Idealista permite comprobar que en todo el barrio solo hay dos viviendas disponibles por una renta inferior a 600 euros.
Ni contrato ni padrón
Cáritas ha detectado que están «aumentando mucho» las peticiones de ayuda social en Os Mallos. «Hemos pasado de 90 familias en 2023 a 130 en 2024», asegura Santiago Rubio. El perfil de gente que atienden los voluntarios suele ser el de personas que viven en «habitaciones», «muchos ni tienen contrato ni padrón» y que esperan la «regularización de papeles», según afirma el responsable. Además, se da la circunstancia de que incluso ayudan a personas llegadas de Hispanoamérica que tienen títulos de médicos, pero que «tardan años» en conseguir que se los homologuen en España.
Otros problemas que denuncian los vecinos de este enclave de La Coruña son la falta de plazas de aparcamiento, suciedad y mala iluminación de las calles. El tiempo pasa y esperan soluciones.