El día que La Coruña quiso un pavo real gigante: así se gestó la figura más icónica
El autor del diseño del adorno floral más popular de la ciudad relata que se inspiró en los jardines del centro de Europa
Mide cinco metros de altura, 16 de largo y casi nueve de ancho. Se trata del pavo real que se encuentra ubicado en La Coruña, en el centro de la rotonda en la que confluyen la ronda de Outeiro, la calle Manuel Murguía y la tercera ronda. Fue inaugurado en 1999, mucho antes de que se crease el Dinoseto de Vigo, y en estos 25 años de vida se ha convertido en el adorno floral más famoso de ciudad. El autor del diseño, el ingeniero y paisajista José Antonio Núñez, relata la historia de cómo se gestó y se hizo realidad.
Este trazador de jardines, que ha realizado múltiples proyectos para acondicionar espacios públicos en la urbe coruñesa, explica que «en Europa hay muchos jardines en ciudades» que tienen «figuras de animales» y un día visitó uno de estos enclaves que le llamó la atención y que le sirvió de inspiración. En concreto, se refiere a la isla de Mainau, ubicada en Alemania, a poca distancia de la frontera con Suiza, que también es conocida como la «isla de las flores» debido a la enorme cantidad que posee. Allí también se pueden ver diferentes figuras que representan pavos reales o patos, por ejemplo.
Una vez José Antonio Núñez tuvo la idea, solo faltaba que se presentase la oportunidad para poder llevarla a cabo en La Coruña. Eso ocurrió un día cuando el entonces alcalde, Francisco Vázquez, que gobernó la ciudad durante 23 años, comentó que «no tenían (los miembros del Ejecutivo municipal) una obra para esa zona», próxima a Peruleiro, según detalla este paisajista, que en aquella época trabajaba para Orto Parques y Jardines. Entonces, le propuso la idea de instalar un gran adorno floral que representase a un pavo real y mostró un boceto que convenció al regidor. «Surgió la idea de hacerlo en una rotonda», afirma.
En 1999 se hizo realidad y los coruñeses empezaron a acostumbrarse a este nuevo elemento. «Yo quedé satisfecho», confiesa José Antonio Núñez, que indica que este adorno es toda una «referencia» en la ciudad.
Para dibujar la cabeza del pavo, completamente erguida, se colocó una estructura metálica recubierta de trepadoras como la hiedra o la buganvilla, más colorida. La cola está decorada con flores de varios tonalidades.
Este paisajista también detalla que la idea original fue hacer algo «colorido» y que se optó por colocar la cola, decorada con flores, «mirando para que se viese desde la avenida dominante».
Eso sí, 25 años después, asegura que recientemente pasó por la zona y lo vio un poco «descuidado» porque la cabeza no está todo lo bien cuidada que debe. En concreto, señaló que le «faltan los ojos».