Un momento de la celebración del desembarco en Catoira

Un momento de la celebración del desembarco en CatoiraAyuntamiento de Catoira

El desembarco vikingo llega a Galicia: este es el pueblo que será asaltado

En 1988 fue declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional y en 2002, Fiesta de Interés Turístico Internacional, consolidándose como un evento de gran relevancia cultural y turística

Galicia es una región de tradiciones y una rica herencia cultural. En esta comunidad cada pueblo cuenta con su propia historia que lo hace único por el pasado que alberga en ella. Un legado cultural que permite a los gallegos celebrar una sinfín de fiestas muy significativas que terminan por formar parte de su identidad cultural.

Uno de los pueblos gallegos que honra un acontecimientos histórico es Catoira (Pontevedra), un municipio de poco más de 3.000 habitantes.

Una celebración muy peculiar

La primera semana de agosto, Catoira se convierte en el escenario de una festividad única y muy esperada: La Romería Vikinga, una de las celebraciones más destacadas de Galicia.

El momento cumbre de esta festividad se vive el domingo, cuando se lleva a cabo el famoso desembarco, en el que miles de personas se congregan para dar la bienvenida de manera festiva y pacífica a los vikingos.

Esta romería tiene lugar en las Torres de Oeste, ubicadas a orillas del río Ulla, donde los legendarios guerreros nórdicos simulan una invasión pacífica del castillo.

Las embarcaciones vikingas empleadas en el desembarco son: El drakkar 'Torres de Oeste' y el 'Frederikssund'. El Torres de Oeste fue construido en 1993 tras un viaje de artesanos catoirenses a Dinamarca, donde estudiaron las técnicas de construcción de barcos vikingos de ribera, replicando el Skuldelev 5 hallado en el fiordo de Roskilde.

Varias personas caracterizadas en la romería vikinga de Catoira

Fotos: Agostime

Varias personas caracterizadas en la romería vikinga de Catoira Fotos: AgostimeEuropa Press

Por su parte, el Frederikssund es una adaptación del barco vikingo Gokstad, descubierto en Noruega, y que incorpora elementos decorativos inspirados en la nave Oseberg.

En respuesta al creciente interés por participar en esta espectacular recreación histórica, en 2019 se construyó una nueva embarcación, la Ardglass-Catoira. Esta nave rinde homenaje a la asociación Ardglass Vikings de Irlanda del Norte, con la que Catoira mantiene estrechos lazos.

El asalto vikingo al recinto de las Torres de Oeste se enriquece con la representación de la resistencia terrestre. En esta actividad participan alrededor de 200 personas.

La festividad se completa con un mercado medieval ambientado en la época, que incluye actuaciones de grupos folclóricos, degustaciones de mejillones y vino, competiciones deportivas, entre otras actividades.

Más de un lustro de tradición

La tradición de esta fiesta se remonta a 1960, cuando se llevó a cabo por primera vez un acto conmemorativo de los desembarcos en las tierras del Ulla. Los fundadores de esta celebración fueron los integrantes del Ateneo do Ullán, un foro artístico y literario creado por intelectuales locales. Lo que empezó como un encuentro entre amigos con intereses culturales compartidos se convirtió en una celebración anual.

Desde 1965, los trabajadores de una empresa local asumieron la responsabilidad de organizar y patrocinar el evento. A lo largo de casi 25 años, fueron clave en la consolidación y en el aumento de la popularidad de la romería vikinga.

En 1989, el gobierno local se encargó de la organización del evento. Este cambio trajo consigo una serie de innovaciones que enriquecieron la celebración y ampliaron su alcance a nivel autonómico, nacional e internacional. Un ejemplo destacado de esta expansión es el establecimiento de una hermandad con Frederikssund, la ciudad danesa con la mayor tradición vikinga.

Cada año, la romería vikinga atrae a un número creciente de participantes y espectadores, consolidándose como un evento de gran relevancia cultural y turística. La magnitud de la festividad obligó a aumenta los días de celebración porque un solo domingo de agosto no era suficiente para acomodar todas las actividades.

Los esfuerzos por mejorar y ampliar la celebración dieron sus frutos en 1988, cuando la romería fue declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional. Posteriormente, en 2002, recibió la distinción de Fiesta de Interés Turístico Internacional, consolidando aún más su importancia cultural y su relevancia turística.

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