Vigo enciende las luces de Navidad entre quejas de los vecinos: «No podemos descansar ni hacer vida normal»
Este sábado, a las 20:00 horas, tendrá lugar el encendido de luces por lo que las calles estarán cortadas tres horas antes del evento
Vigo ya huele a Navidad, y este aroma se percibe en cada rincón de la ciudad. Las calles se visten de fiesta y, al pasear por ellas, los transeúntes no pueden evitar notar la actividad frenética que precede una de las épocas más esperadas del año.
Entre las callejuelas del centro se apilan montículos de arena que anuncian la colocación de los adornos navideños, mientras que operarios y técnicos trabajan a contrarreloj para dar los últimos retoques a una de las principales atracciones de la ciudad: las luces de Navidad.
Las calles cortadas al tráfico en varias zonas contribuyen al caos de una ciudad que, aunque se prepara para recibir a miles de visitantes, ve cómo su tráfico habitual se ve obstaculizado por los preparativos.
Una estampa que no pasa desapercibida para los primeros turistas que visitan Vigo en estas fechas, muchos de ellos buscando la foto perfecta frente a los adornos a medio poner que ya se asoman en cada esquina.
Sin embargo, para los vigueses, este mismo escenario es una preludio de lo que está por venir: dos meses de calles saturadas, transporte público abarrotado y carreteras cortadas, todo ello enmarcado por un despliegue de luces que parece no tener fin.
¿Es esto lo que realmente quieren los residentes de la ciudad? La respuesta es incierta. Por un lado, la magia de las luces navideñas es un atractivo turístico que pone a Vigo en el mapa y la convierte en un referente para quienes buscan vivir la Navidad de una manera diferente. Pero, por otro, generan un desajuste entre lo que la ciudad ofrece y las necesidades de quienes la habitan a diario.
La pregunta que muchos se hacen es si este derroche de luces es realmente necesario. Si bien el objetivo de batir récords y acaparar minutos en los medios de comunicación puede ser un motor para la promoción de la ciudad; para muchos vigueses, la Navidad también trae consigo la incomodidad de tener que convivir con las aglomeraciones y las dificultades para moverse por su propio barrio.
Al final, la ciudad se convierte en un escenario donde la magia y el caos conviven, y donde los vecinos deben encontrar su espacio entre las multitudes, las luces y los cortes de tráfico.
Luces y sombras de la Navidad viguesa
El encendido de las luces navideñas en Vigo, que se llevará a cabo el próximo sábado 16 de noviembre, se ha convertido en un evento anual que atrae a miles de turistas.
El alcalde de la ciudad olívica, Abel Caballero, destaca cada año el éxito de esta atracción festiva, sin embargo, detrás del espectáculo de luces y música, se esconde una realidad menos amable que afecta a los residentes del centro de la ciudad.
Es una obviedad que la luces generan un impacto económico en la ciudad, por la estancia de turistas durante esos días, pero también en las arcas municipales por el gasto que el Ayuntamiento ha hecho para las de 11,5 millones de luces Led que lucirán, y nunca mejor dicho, este año en las calles de Vigo.
Algunos vecinos reconocen los beneficios económicos que el evento trae a la ciudad. «Es innegable que hay un aumento en las ventas, especialmente en la hostelería y en tiendas del centro. Diciembre se ha convertido en un mes tan rentable como agosto», asegura una comerciante local.
Sin embargo, otros cuestionan si esta inversión es realmente equilibrada. «Cada vez se destinan más recursos a estas luces, y he notado una reducción en el mantenimiento de otras áreas de la ciudad, como los parques y jardines», menciona otro residente.
La otra cara de la misma moneda es el descontento que expresan varios residentes. «La Navidad es bonita, pero para nosotros, los que vivimos aquí, el caos es constante. Entre el ruido, el tráfico y las restricciones, no podemos descansar ni hacer vida normal», comenta una vecina afectada.
Y es que las principales quejas se centran en el ruido, la acumulación de suciedad y los problemas de movilidad debido al tráfico denso y a los cortes de calles. De hecho, estos días ya se está sufriendo el cierre de varias vías importantes, lo que está complicando el acceso a los garajes de los residentes y afectando también al servicio de transporte público.
Aforo limitado en el encendido
Unos inconvenientes que ya han comenzado desde hace unos días y se prolongarán hasta el final de la campaña navideña. De hecho, este sábado con el encendido de luces en la Puerta del Sol viguesa, Caballero cerrará calles en el centro a partir de las 17: 00 horas de la tarde, tres horas antes de dicho encendido. Y cuya reapertura tendrá lugar a las 23:00 horas.
Además ha impuesto un foro limitado. Sólo podrán acceder 7.000 personas a la plaza, mil menos que el año pasado y para ello se establecerá un control de acceso para no superar ese límite.
Para quienes se quedan fuera el Ayuntamiento colocará dos pantallas gigantes en la ciudad para seguir el encendido en directo, por lo que el colapso en el centro vigués está asegurado.
Por otra parte, el plan de tráfico implementado por el Ayuntamiento de Vigo incluye restricciones de acceso en varias calles y la recomendación de utilizar transporte público para evitar congestiones.
No obstante, muchos vigueses consideran que estas medidas no son suficientes. «Deberían establecer aparcamientos fuera del centro con lanzaderas directas para reducir el tráfico. Es imposible moverse por la zona en coche durante la temporada navideña», se queja una vecina.
La Navidad en Vigo se ha convertido en un fenómeno turístico y económico de gran magnitud, con repercusión en la vida diaria de sus residentes. Mientras unos disfrutan del espectáculo y sus beneficios, otros sufren las consecuencias de un evento que, para ellos, parece prolongarse demasiado.
El debate sobre cómo equilibrar el atractivo turístico con la calidad de vida de los vecinos sigue abierto, dejando en el aire la pregunta de si la magia de las luces compensa los inconvenientes que trae consigo.