La culpa fue de Walt DisneyBlas Jesús Muñoz

El plan: Ilegalización de Vox y a por la Corona

No es un asalto a la antigua usanza con ruido de sables, sino en diferido, con pasos progresivos pero firmes

«El plan de Sánchez: Asalto final a la Justicia. Referéndum en Cataluña. Ilegalización de Vox. Y a por la Corona». Así de condunte se ha mostrado esta semana, en su cuenta de Twitter, la diputada del PP, Cayetana Álvarez de Toledo.

Su mensaje, lejos de ser alarmista, radiografía lo que muchos piensan, otros callan y algunos no quieren ver. Y es que eliminar el delito de sedición y rebajar el de malversación, unido a poner a uno de los tuyos (que ha sido tu ministro) en el Tribunal Constitucional es lo mismo que dar un golpe de estado.

No es un asalto a la antigua usanza con ruido de sables, sino en diferido, con pasos progresivos pero firmes, consecutivos, decididos y todo en base a un plan que se disimula con el show, que se escenifica en las continuas mentiras, soflamas altisonantes que no persiguen otro objeto que ejecutar el plan: perpetuarse en el poder.

Si la gente no te vota, como se prevé, lo mejor es destruir las instituciones, diluir los poderes del Estado y dejar que en esa amalgama flotes a la deriva de una ciudadanía que ya fue confinada inconstitucionalmente, en la cárcel del covid; que es cada vez más pobre y más inculta, el clima perfecto para dominarla, someterla y así mantenerte en el púlpito que has llenado de indignidad, con socios separatistas y, como dijo una diputada de Vox, «filoterroristas».

El plan del presidente del Gobierno de lo que queda de España (Cataluña está en manos de quién está) ha llevado de forma precisa su plan y cuando este concluya, los que ahora escribimos estas cosas ya no podremos hacerlo. Será el corolario del itinerario progre, que acaba siempre en dictadura y, ahora, lo hace con el salseo de leyes estrambóticas, climáticas, de género, sostenibles, discriminatorias por razón de sexo y, entre tanto, los médicos de Madrid, abanderados por los insignes Pedro Almodóvar y Carlos Bardem -que han desarrollado tres vacunas cada uno-, hacen la gimnasia revolucionaria que es el caldo gordo a la izquierda que detesta a Ayuso por algo tan simple como defender la libertad.