La culpa fue de Walt DisneyBlas Jesús Muñoz

Sostenible

«La dictadura de lo sostenible, lo climático y demás zarandajas esconde a la verdadera, que es la de quienes usan y abusan estos términos para hacernos más tontos»

No hay nada más estúpido que ser sostenible ¿No lo creen? Pues es la verdad. Vivir en una sociedad y atender, diariamente, a soflamas que proclaman lo sostenible es un tormento.

Poner la calefacción a determinada temperatura es -o no- sostenible. Separar la basura (hasta extremos y tipos insospechados) también lo es, aunque luego el Carrero haga de su capa un sayo al recoger los contenedores. Fumar no es sostenible, ni para el pulmón ni por las toxinas que se vierten. Encender la luz demasiado, tampoco, pero encender una vela menos porque la parafina contamina y el humillo mata y si es pura la cera se explota a las abejas que son seres sintientes. No comer productos de la etiqueta bio del supermercado, tampoco, pero comprar en un gran establecimiento, malo, porque perjudicas al comercio de cercanía (los del súper deben ser trabajadores de segunda).

A ello hay que sumar que en cualquier información, enviada desde casi cualquier gabinete de prensa, el término sostenible tiene una ratio de una vez cada 100 palabras (si esto lo supieran en cierto sindicato sanitario lo compararían con la ratio de enfermeras por habitante y descubrirían el agravio). Si se ha construido un parque, se ha ejecutado y es sostenible. Lo mismo pasa con una carretera, con la agricultura, la ganadería, la pesca, la economía (muy circular), la política (hasta el discurso debe ser sostenible), el deporte y cualquier cosa de la que se hable debe llevar el axioma, el dogma de la progresía que ha calado en todos los estratos de la sociedad, empezando por la mayor parte de partidos políticos.

Así que es mejor no decir que saliste a comer y fuiste al restaurante con tu coche de gasoil, te metiste entre pecho y espalda un costillar y cuatro jarras de cerveza, te fumaste medio paquete de tabaco y, como no estabas para conducir, te llevó a casa tu amigo, con su vehículo de más de 20 años, que ya mismo no podrá circular por el centro de ninguna ciudad.

La dictadura de lo sostenible, lo climático y demás zarandajas esconde a la verdadera, que es la de quienes usan y abusan estos términos para hacernos más tontos de lo que pareemos o quién sabe si es que en verdad lo somos.