Del barrio de Las Palmeras al mundo

Con el mismo convencimiento que aplica en el imaginario militar aquello de que «ningún hombre queda atrás», en una sociedad avanzada el progreso no se considera como tal si no alcanza al grueso de sus individuos.

Hace unos días llegaba la noticia del arranque de una nueva edición del programa UCO-Fundación la Caixa de ayudas para favorecer la incorporación, permanencia y promoción académica del alumnado del barrio de Las Palmeras en la Universidad de Córdoba para el presente curso escolar.

La iniciativa no puede haber tenido mejor acogida si se tiene en cuenta el alto índice de fracaso escolar de los alumnos de los colegios de esta barriada cordobesa, que llega a ser uno de los más altos de Europa. Pero más preocupante aún es que el abandono escolar se sitúa en más del 99% en los dos centros escolares del barrio, el Duque de Rivas y el Pedagogo García Navarro, ya que muchos alumnos dejan sus estudios antes de titularse en ESO.

A esto hay que sumar que Las Palmeras lidera el desalentador ranking de ser el barrio más pobre en Córdoba, con una renta media anual por persona de 6.810 euros, la sexta más mermada de todo el país.

Con todos estos ingredientes en la coctelera, que once jóvenes tengan una oportunidad cierta para poder continuar formándose es, como ellos admiten «una alegría muy grande».

Un futuro Policía Local

Sergio Rodríguez estudia doble grado de Derecho y ADE. Para él la ayuda económica que supone esta beca es tan esencial como para permitirle comprar cosas básicas como material escolar, «libros y bibliografías». Una ayuda que incentiva el bolsillo pero sobre todo la motivación «de luchar por lo que quiero».

Sergio se siente agradecido porque esta situación le favorece a él, pero también a su familia. A este joven, que reconoce que le tira más el ámbito empresarial que el jurídico, lo que realmente quiere es opositar a Policía Local. «Mi objetivo es llegar a Comisario, pero eso va a ser imposible» admite empujado en el fondo por un fuerte espíritu de superación. El apoyo de sus padres es fundamental en este trayecto, «siempre me han incentivado y siempre me han marcado el camino por el que seguir, el camino bueno».

Ayudar a los demás

África Sierra es alumna de primer curso de Bachillerato de Ciencias Sociales. La beca la define como «una oportunidad» que la llevará hasta unos estudios de Educación Social porque «me encanta aprender». Para ella su familia ha sido siempre un pilar fundamental que ha hecho lo imposible por procurarle una vida académica. A sus 16 años admite haber recibido siempre mucha ayuda de su entorno y por eso «con mi trabajo quiero poder ayudar a personas que tengan dificultades para integrarse en la sociedad».

Un ejemplo para su familia

Loli Carmona es también alumna de 1º de Bachillerato pero ella se ha decantado por la rama de Ciencias de la Salud. Tiene muy claro que va a seguir adelante con sus estudios porque su objetivo es llegar a titularse en una carrera. Para no cerrarse puerta tiene también sobre la mesa la posibilidad de optar a un Grado Superior en Deportes, «de momento estoy en duda» señala. «Mi objetivo es llegar, por una vía u otra a estudiar Criminalística». Como en el caso de sus compañeros, sus padres se muestran muy orgullosos de sus logros, en ese sentido admite que «me ponen siempre de ejemplo a mis primos, para que ellos estudien como lo hago yo». En su caso, sin esta beca, Loli no podría haber continuado en el sistema educativo ya que su familia carece de los recursos necesarios para ello.

Pasión por aprender

Nisrine Zinad Kharoufi es vecina de Las Palmeras pero sus padres son de origen magrebí. Estudia 2º de Bachillerato de Ciencias Sociales porque su objetivo es hacer Selectividad y cursar estudios de Derecho «si puede ser». Lo que más le gusta es «todo lo que se puede aprender, eso es demasiado», afirma. A ello suma la posibilidad de ampliar su círculo de amistades más allá del barrio, «son tantas cosas positivas que el etcétera sería gigante».

Preguntados sobre si se verían en otra situación que no fuese la de estudiando la respuesta es unánime, «no».